México, como parte de los países que construyeron el Sistema Internacional de Derechos Humanos, ha consolidado un andamiaje institucional y de políticas públicas que persigue la inclusión para todas y todos; además de reconocer el papel de la mujer como agente de cambio y desarrollo.

Al referirse a este tema en la #REC2016, la Canciller Ruiz Massieu afirmó que “ningún país puede prescindir del talento y la energía de la mitad de su población; ningún país que se proponga superar sus retos puede marginar de la toma de decisiones, de las oportunidades a más del 50 por ciento de sus habitantes”.

En su mensaje también comunicó que una de las prioridades del 2016 será consolidar la agenda de género que desde hace tres años inició la presente administración. Proceso que inició con la institucionalización de la política de género en el Plan Nacional de Desarrollo y que ha permitido que en la actualidad se tengan más recursos que nunca para favorecer el acceso de las mexicanas al financiamiento, la justicia, la educación y la salud.

El liderazgo internacional de nuestro país en la materia no es nuevo, se ha reconocido desde hace 40 años en que la Ciudad de México albergó la Primera Conferencia Internacional de la Mujer. Sin embargo, en años recientes este liderazgo se ha fortalecido con acciones como la reforma constitucional que garantiza el principio de paridad en candidaturas a legisladoras y por el que 42% de los diputados federales son mujeres o la creación del Sistema Nacional para la Igualdad.

En el caso de la Secretaría de Relaciones Exteriores, además del seguimiento a los compromisos internacionales de nuestro país, se han diseñado e implementado políticas para impulsar a las mujeres, estas medidas van desde la apertura de un espacio de lactancia hasta la propuesta de nombramientos a embajadores, que la Canciller someterá a consideración del Presidente Peña Nieto, y contempla que 50 % de dichos ascensos sean para las mejores mujeres ministras del Servicio Exterior Mexicano.