Conforme a la decisión adoptada en la 20 Conferencia de los Estados Partes de la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas, se estableció el 29 de abril de cada año como el “Día Internacional de la Fundación de la OPAQ”. En la ceremonia de inauguración del evento participaron el director general, Ahmet Uzumcu; la secretaria general del Ministerio de Relaciones Exteriores de Países Bajos, Renee Jones-Bos; el alcalde de La Haya, Jozias van Aartsen; el Dr. Lassina Zerbo, secretario ejecutivo de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares; y el Emb. Eduardo Ibarrola, entre otros.

Esta primera celebración se lleva a cabo mediante la conferencia titulada “Seguridad y protección química en un mundo tecnológicamente cambiante” (2-4 de mayo, 2016). Los participantes explorarán innovación técnica y cuestiones de seguridad y protección química, así como su relación con los objetivos de la Convención. Se incluyen tres áreas temáticas: seguridad y protección química; avances tecnológicos y escenarios futuros.

En su intervención inaugural, el Emb. Ibarrola subrayó que la Convención ha creado una comunidad entre el Secretariado Técnico de la OPAQ; los Estados partes, así como representantes de sus industrias; comunidades científicas y la sociedad civil, trabajando juntos para lograr un mundo libre de armas químicas.

Asimismo, declaró que el éxito de la OPAQ se debe en gran parte a la cultura de colaboración que la ha caracterizado desde su fundación y a la convicción de la importancia de la misión colectiva de eliminar totalmente las armas químicas y evitar su resurgimiento. La evidencia de este éxito es que ahora hay 192 Estados partes, faltando sólo 4 para lograr la universalidad.

Añadió que la Convención sobre las Armas Químicas y la OPAQ son una historia de éxito que se debería emular en otros ámbitos para hacer del mundo un lugar mejor y más seguro. En este sentido, el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz en 2013 a la OPAQ, continúa alentando los esfuerzos para enfrentar los nuevos desafíos para alcanzar un mundo libre de armas químicas.

Entre esos desafíos se incluyen evitar que actores no estatales adquieran la capacidad de producir y emplear armas químicas, así como la necesidad de crear una cultura de la paz y difundir los riesgos que implican las armas químicas.

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