La M. en C. María de los Ángeles Islas Luna, Asistente Ejecutivo de Proyectos Especiales; y la Bióloga Noemí Hernández Castro, Técnico de Propagación de crasuláceas y cactáceas; han colaborado en un proyecto para la obtención de variedades de echeveria mediante la  hibridación.

Actualmente han participado en la generación de cinco híbridos para los que han solicitado Título de Obtentor, ante el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS). Razón por lo cual, el SNICS las ha asesorado  en el examen de la Distinción, Homogeneidad y Estabilidad de estas variedades; y durante el proceso de registro. Las nuevas variedades se han denominado: UNAMI, Mixtli, Stone princess, Itacava, Itayuv.

Los principales beneficios de estas plantas se enfocan en tres ámbitos:

  1. Ambientales: plantas diseñadas para lugares citadinos; ya que requieren poca agua y fertilizantes.
  2. Ecológicos: al ser una especie en riesgo considerada en la Norma Oficial Mexicana 059 de la SEMARNAT y con alta demanda, el desarrollo de nuevas variedades minimiza la extracción ilegal de este tipo de plantas, de su hábitat natural.
  3. Económicos: Al ser variedades mejoradas, se puede iniciar con su producción y así, generar nuevas fuentes de empleo y beneficios económicos.

¿Qué se busca al generar nuevos materiales?

Fomentar la innovación y transferencia de tecnología. Descentralizar el conocimiento, es decir, dotar a los viveristas de germoplasma para que sean comercializadas por ellos y aprovechen las condiciones geográficas de sus localidades idóneas para su producción.

Sin embargo, estas mujeres investigadoras aún continúan trabajando e innovando en este cultivo. Cuentan ya con otras 7 nuevas variedades con potencial. Este trabajo les ha llevado tres años y aún se encuentra en su primera fase, la cual consiste en lograr un lote homogéneo.

En una segunda etapa, tendrán que seleccionar alguna forma o características  para propagarlas y conseguir la estabilidad de la variedad. Sin embargo, llegar a esta etapa puede tardar años, se habla de un tiempo estimado entre 7 a 15 años para lograr una nueva variedad que sea estable y homogénea.

Cabe mencionar que estos trabajos han sido realizados en las instalaciones y con el apoyo de los Laboratorios Nacionales de Biodiversidad (INABIO).

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