El frijol (Phaseolus sp.) forma parte de la dieta de un gran número de personas y su cultivo se ha extendido prácticamente a todos los lugares susceptibles de permitir su desarrollo. Tiene un aporte nutrimental importante en proteína, carbohidratos, lípidos, hierro y calcio (Lépiz, 2007).

Mesoamérica cuenta con la mayor variabilidad genética del género. En la región occidente de México se desarrolló la domesticación del frijol común (Phaseolus vulgaris L.). Actualmente, se reportan 70 especies de las 150 existentes a nivel mundial; cinco, han sido domesticadas y es posible hallarlas en  su forma silvestre y cultivada: P. vulgaris L. (frijol común), P. coccineus A. Gray (frijol ayacote), P. lunatus L. (frijol lima), P. acutifolius A. Gray (frijol tepary) y P.dumosus Mac Fady (frijol acalete).

La forma cultivada de frijol se siembra en todos los estados del país y representa más del 95% del frijol que se consume en México. De ahí, la importancia de su cultivo y diversidad. El uso del frijol en la gastronomía mexicana es sumamente característico en sabor,  variedad de platillos y como acompañante de cualquier degustación típica. 

Conoce más acerca de las investigaciones de frijol:

Lépiz I., R (ed). 2007. Avances de investigación 2003-2006. Red Frijol. Sistema Nacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS). Las Agujas, Municipio de Zapopan, Jalisco, México.97 pp.

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