Las especies cultivadas del género Cucurbita, son del continente americano, son las plantas que de manera general se denominan «calabazas y chilacayotes». Estas plantas se han domesticado y desarrollado al interior del sistema agrícola conocido como «milpa», brindando el complemento alimentario necesario, para la subsistencia de los pueblos originarios de numerosas culturas mesoamericanas. Es precisamente esta característica de mantener en un sitio definido, un conjunto de organismos con cargas genéticas muy diversas, ha permitido considerar a la milpa, como un sitio de conservación y formación de diversidad genética muy importante. Considerando la presencia de especies silvestres y cultivadas, del género en el país, su distribución cubre todo el territorio nacional. Las especies cultivadas de Cucurbita representan un alto potencial, para la obtención de variedades agrícolas, desde el punto de vista de resistencia a patógenos, hasta el uso de las plantas en la industria química, e incluso como especie oleaginosa, debido a su alto contenido de proteína y aceite (Mera et al., 2011).

Especies reportadas

En México se reportan 15 especies (Lira et al., 1998)

Especies atendidas por el SNICS

El SNICS atiende siete especies.

Usos y producción nacional

Una vez domesticada, la calabaza ha formado parte fundamental de la dieta, no sólo en Latinoamérica, sino en otras regiones del mundo. El uso de los diferentes órganos o partes de la planta, así como su consumo en diferentes estados fenológicos del cultivo, se constata en la diversidad de platillos que se preparan. Es importante mencionar que además de brindar alimento, cada una de las partes de la planta consumidas, cubre diferentes requerimientos nutricionales de una dieta balanceada. Es decir, las partes tiernas de los tallos, conocidas como «guías» incluidas las flores (generalmente las estaminadas de C. pepo), y los frutos inmaduros aportan vitaminas, minerales y proteínas; los frutos maduros aportan carbohidratos; y las semillas son un gran aporte de grasas. Cuenta también con un uso ceremonial, en México, son parte importante en las festividades de día de muertos, que antes de la llegada de los españoles, tenía como significado un agradecimiento a los dioses por las cosechas obtenidas durante el año. En las ofrendas de día de muertos en forma de fruto maduro natural y en diferentes platillos guisados (Mera et al., 2011)

De acuerdo al Avance de Siembras y Cosechas del SIAP (2017), en el año 2016 se registró una superficie sembrada de 28,094 ha, con una producción de 467,773 ton con un rendimiento promedio de 17.513 ton/ha, es importante mencionar que no existen datos que muestren la producción de frutos maduros, principalmente de variedades tradicionales que conllevan la comercialización de la semilla, en mercados locales y regionales.

Antecedentes

La Red Calabaza inicio actividades en el año 2008, con la misión de promover, coordinar, apoyar y realizar actividades dirigidas al conocimiento de este género, su conservación y uso sustentable para beneficio de la sociedad.

En el Cuadro 1, se presenta el desglose de las líneas de acción atendidas de acuerdo al Segundo Plan de Acción Mundial para los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura de la FAO.

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Literatura citada

Lira S. R., C., C. Rodríguez J., J. L. Alvarado, I. Rodríguez, J. Castrejon y A. Domínguez M. 1998. Diversidad e importancia de la Familia Cucurbitaceae en México. Acta Botánica Mexicana. 42:43-77.

Mera O. L. M., R. A. Bye B., C. Villanueva V. y A. Luna M. 2011. Documento de diagnóstico de las especies cultivadas de Cucurbita L. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 79 p.

Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), SAGARPA. 2017. http://infosiap.siap.gob.mx:8080/agricola_siap_gobmx/AvanceNacionalSinPrograma.do consultado el 28 de junio de 2017.

*No se utilizan cursivas en las palabras en latín por formato de la página gob.mx