La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar en el que cada individuo desarrolla su potencial, afronta las tensiones de la vida, trabaja de forma productiva y aporta algo a su comunidad.

La salud mental fortalece la capacidad de niñas, niños, adolescentes y personas adultas para identificar y gestionar pensamientos, comportamientos e incluso las interacciones con las y los demás, como partes vitales del desarrollo humano y cimientos de una crianza positiva. Es tarea de madres, padres y familiares enseñarles a gestionar sus sentimientos de una manera clara y objetiva, como parte de un progreso saludable.

Quienes tienen fortaleza emocional no buscan suprimir cómo se sienten, sino entender para expresarse con asertividad y resiliencia: las dos grandes aliadas que deben tener ellas y ellos para tener confianza en sí mismos y alcanzar todo su potencial.

Recomendaciones para guiar a niñas, niños y adolescentes a tener emociones estables:

  1. Brindarles confianza para que hablen sobre sus emociones y reconocerlas. El diálogo sobre su estado de ánimo cuestiona el origen de sus cambios de humor y encontrar qué solución manejar. Representa la diferencia entre una niña o niño que reconoce su enojo y quien que no lo dice y agrede verbal, física o psicológicamente a una compañera o un compañero del entorno escolar.
  2. Ayudarles a establecer relaciones saludables con su entorno. Sin duda, el hogar es el lugar donde niñas, niños y adolescentes observan ejemplos de cómo interactuar de manera sana con las y los demás por lo que, como personas adultas debemos mostrarles relaciones donde prevalezca el respeto.
  3. Enseñarles a resolver problemas. Desarrollar un criterio que exponga la gravedad de una situación y buscar una solución propia, sin tener impulsos emocionales que les hagan reaccionar con violencia.
  4. Cubrir sus necesidades básicas: Alimentación, salud, educación y vivienda son algunos derechos de niñas, niños y adolescentes que les ayudan a tener salud emocional. Cubrir sus necesidades básicas les tranquiliza, disminuye su incertidumbre y evita sentimientos de inferioridad.
  5. Pasar tiempo de calidad en familia. Jugar y divertirse en familia es una de las mejores formas de demostrarse amor y afecto. También hijas e hijos, madres y padres liberan estrés después de un día complicado.

Tener empatía no significa estar de acuerdo en todo con ellas y ellos o dejarles hacer lo que quieran; significa que, aunque no sean capaces de obtener lo que desean, sientan que alguien les entiende y les acepta, pase lo que pase.

Para empatizar con otras personas es importante que se conozcan, Cuanta más conexión exista con sus emociones, serán más capaces de aceptar las de su prójimo.

Fuentes: