La Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), así como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), junto con el Banco Mundial presentaron los resultados del Informe: “Fin a la violencia en América Latina: Una mirada a la prevención desde la infancia a la edad adulta” realizado por este último organismo.

El informe revela que en la región latinoamericana al menos cuatro personas son víctimas de homicidio cada 15 minutos. De las víctimas, las niñas, niños y adolescentes suelen ser el grupo poblacional con mayor riesgo de vulnerabilidad pues, de acuerdo a los datos del estudio, su nivel evolutivo físico aunado a las características sociales donde se desarrollan, les hace susceptibles de ejercer violencia o ser víctimas de ella.

Los efectos de la violencia que enfrenta Latinoamérica afecta en mayor medida a cerca de 195 millones de niñas, niños y adolescentes en la región, pues además de que son más propensos a cometer y ser víctimas de hechos violentos, esta violencia se transmite de manera intergeneracional por agravantes como la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades.

A partir de los resultados de este informe, los Estados de la región deben generar una nueva manera de atender el tema de la violencia, considerando no sólo el desarrollo económico y comercial de la región, sino también las condiciones de marginación, desigualdad y pobreza que enfrenta la población, principalmente en el contexto local.

El informe elaborado por la doctora Laura Chioda, destacó que de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, 42 están en América Latina y el Caribe, por lo que la prevención a los fenómenos de violencia de la región debe ir más allá de garantizar un mayor crecimiento económico y más policías.

El informe establece tres enfoques básicos: 1) la focalidad de la violencia, ya que entre el 70 y 80% de la violencia es cometida por el 10% de la población;  2) la importancia de la legitimidad de las instituciones de seguridad y procuración de justicia; y 3) El enfoque de que la prevención es posible, ya que nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para intervenir, principalmente en la población más adolescente y joven.

Por lo tanto, hay que poner atención en las intervenciones durante la primera infancia y con un enfoque de derechos que analice y considere las características físicas y emocionales de las personas adolescentes. En este proceso, las autoridades federales, estatales y municipales deben generar los mecanismos de articulación y los acuerdos para contar con políticas preventivas y de atención oportuna en contra del crimen y la violencia en un marco de derechos humanos, a través de las cuales la población pueda vivir y desarrollarse en entornos seguros.

Por ello, a través de la CNS y el SIPINNA, México ha establecido una ruta de acción para prevenir y atender de manera prioritaria y urgente los hechos de violencia que afectan en desarrollo y bienestar de niñas, niños y adolescentes, como país pionero -a invitación de Unicef- de la Alianza Global para poner fin a toda forma de violencia contra la niñez, a través de lo cual se puedan garantizar de manera integral sus derechos humanos, garantizar el principio del Interés Superior de la  Niñez, así como intervenir con la prevención y erradicación de la violencia desde los primeros años de vida, lo cual traerá beneficios en el desarrollo personal de niñas y niños y en el desarrollo social y económico de las generaciones presentes y futuras.

Informe: “Fin a la violencia en América Latina: Una mirada a la prevención desde la infancia a la edad adulta”.