El desplazamiento forzado interno de niñas, niños y adolescentes tiene como principal raíz la pobreza e inseguridad que enfrentan las comunidades en las que viven, lo que provoca que cientos de personas se vean obligadas a abandonar sus casas para resguardar la seguridad de sus familias, señaló la encargada de Despacho de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna).

El fenómeno no es nuevo pero ahora es necesario abordarlo en profundidad por el impacto negativo que tiene en esta población en condiciones de vulnerabilidad, la que de un día a otro tiene que cambiar su lugar de residencia, su forma de vida y sus amistades, por lo que son sustanciales acciones afirmativas para protegerla de todo tipo violencias y abusos, mencionó la funcionaria durante la sesión permanente de la Comisión de Secretarías Ejecutivas de Protección Integral de los Sistemas Nacional y de las Entidades Federativas del Sipinna.

Al hacer uso de la palabra el director de Poblamiento y Desarrollo Regional Sustentable del Consejo Nacional de Población (Conapo), subrayó que hace tres años se reconoció a nivel federal la existencia del desplazamiento forzado en el país, que antes había resistencia a visibilizar y reconocer estas condiciones y que ahora hay posibilidades de iniciar investigaciones en el tema por parte del Consejo.

A partir de la definición aceptada en los “Principios Rectores de los Desplazamientos Internos de Naciones Unidas”, que dice: “Se entiende por desplazados internos a las personas o grupos que se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones de derechos humanos o de catástrofes o provocadas por el ser humano, y que no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida” y, aunque esta definición aún se debate se ha hecho un recuento de las informaciones cualitativas y cuantitativas sobre el tema y se cuenta ya con indicios para trabajar.

Sin embargo, de los datos directos del Censo de Población y Vivienda 2020 se desprende que 262 mil personas migraron de forma interna por causa de inseguridad delictiva o violencias entre 2015 y 2020, de las que 47.5 por ciento eran hombres y 52.5 por ciento mujeres; 27.5 por ciento tenían entre 5 y 19 años de edad.

Para atender de forma humanitaria el problema se puede recurrir al marco de soluciones duraderas que plantea la Organización de Naciones Unidas (ONU) y no sólo atender las fases de emergencia del desplazamiento forzado interno sino prevenirlo; tener información desagregada suficiente por edades o grupos y territorio y considerar que en las soluciones haya perspectivas de género, interculturalidad y de curso de vida, que son fundamentales porque estas poblaciones tienen características muy diferentes.

En su turno la especialista en planeación territorial y desarrollo urbano, Rocío González Alva, planteó la importancia de tomar en cuenta diversos factores para incluir a niñez y adolescencia en el desarrollo urbano local, como son que los desplazamientos forzados de niñas, niños y adolescentes siguen los patrones familiares que se inician en las regiones rurales por violencias del crimen organizado y tienden a irse a zonas urbanas medianas, grandes y periurbanas marginadas. Respecto de los territorios urbanos dijo que no están preparados para recibir a esta población y proteger sus derechos.

Si los núcleos urbanos grandes, medianos, estatales y municipales y sus autoridades, realizan una planeación territorial y urbana adecuada donde participen niñas, niños y adolescentes, se generarían beneficios para ellas y ellos como:

- Incluir a los grupos de niñez y adolescencia con visión a futuro de sus necesidades que en ese tiempo venidero serán económicamente activos, pagarán impuestos, comprarán viviendas, consumirán bienes y servicios con mejor calidad para sus vidas.

- Permitirá que los territorios y ciudades puedan ser más amigables y seguras para ellas y ellos desde su temprana edad.

- Se contribuirá a reducir las desigualdades de atención entre grupos de edad al focalizar acciones o proyectos específicos.

- Al participar niñas, niños y adolescentes se genera el sentimiento de ser tomados en cuenta y de que su opinión es importante; así como que ellas y ellos pueden dar una perspectiva diferente al Plan o Programa de Desarrollo Urbano y Territorial de sus comunidades para beneficio común de toda la población en general.