En México viven 13.2 millones de niñas y niños de 0 a 5 años y se estima que más de 12 millones nacerán entre 2019 y 2024 (Proyecciones CONAPO, 2019). Generar las mejores condiciones para garantizar sus derechos humanos requiere que el país sea un lugar adecuado para las niñas y niños desde el inicio de su vida y de su núcleo familiar. Por lo que, asegurar su derecho al juego es de vital importancia. 

En años recientes, se ha encontrado que las niñas y niños aprenden, crean conexiones y se integran con su entorno a través de experiencias positivas de juego, se sabe que es la manera principal en la que las niñas y niños obtienen conocimientos y competencias esenciales.

Por ello, hablar de la importancia del juego en la vida de niñas y niños es relevante no sólo por los beneficios directos en su salud física, mental y emocional; sino también, porque ellas y ellos lo refieren como una actividad imprescindible. De ello, da cuenta el “Primer Ejercicio de Participación Ciudadana por la Primera Infancia”, del Pacto por la Primera Infancia, cuando señala que las cinco causas de felicidad más frecuentemente expresadas por las niñas y los niños de uno a cinco años son: el juego y esparcimiento, las relaciones familiares positivas, participar en actividades recreativas, experimentar expresiones afectivas y cuidar de la naturaleza.

Es decir, la mayoría de las niñas y los niños hicieron referencia al juego como una actividad positiva, recreativa y que disfrutaban tanto con integrantes de la familia como con amistades; asimismo, las personas adultas también hicieron referencia a la asociación que tenía el juego con emociones positivas como la felicidad propia, por lo que el juego tiene beneficios mutuos.

Los primeros años de vida son particularmente importantes para el aprendizaje y el desarrollo de la niñez, ya que se estima que el cerebro se desarrolla más rápidamente durante este periodo que, a lo largo de toda la vida, Durante los primeros años de vida, las neuronas forman conexiones a un ritmo asombroso de 700 a 1000 nuevas conexiones por segundo (Shonkoff, 2009).

Por ello, en este un periodo donde puede y debe aprovecharse el juego como herramienta esencial en el desarrollo de habilidades emocionales, cognitivas y físicas para niñas y niños. Y resulta necesario reconocer, el papel fundamental de madres, padres y cuidadores para fomentarlo, ya que son momentos en los que se generan vínculos afectivos y son las primeras personas responsables de mediar, acompañarles y por ende los encargados de iniciarles en el aprendizaje de la vida a través del juego.

Beneficios de fomentar el aprendizaje a través del juego

El juego debe ser entendido como distintas experiencias que van desde actividades de exploración libre, hasta el juego guiado y estructurado. Una relación saludable y positiva con niñas y niños implica la construcción de entornos seguros y amorosos donde se fomente la característica innata del ser humano de ser curioso e imaginativo. Aquí algunos de sus principales beneficios:

  • Conecta a niñas y niños con su entorno.
  • Mejora la confianza entre niñas, niños y las personas adultas.
  • Favorece la sociabilidad y el trabajo colaborativo.
  • Fomenta la resolución de problemas.
  • Incrementa las competencias cognitivas, su desarrollo físico y emocional.
  • Fomenta la creatividad y la imaginación.
  • Provee herramientas de desarrollo que les ayudan a enfrentar la vida futura.

Las niñas y niños tienen derecho al juego

Además de los múltiples beneficios del juego, niñas y niños tienen derecho al descanso, al esparcimiento y a las actividades recreativas propias de su edad, así como a participar libremente en actividades culturales, deportivas y artísticas, como factores primordiales de su desarrollo y crecimiento, como señala la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, la cual además señala que quienes ejerzan la patria potestad, tutela o guarda o custodia deberán respetar y garantizar el ejercicio de estos derechos.

Jugar es un derecho indispensable y las personas adultas (autoridades, padres, madres, educadores e instituciones) también tenemos la responsabilidad de garantizar las condiciones necesarias para que existan entornos accesibles y adecuados para el juego, entre estas condiciones están la seguridad ciudadana y el acceso a zonas de juego libre y gratuito.

¡Si invertimos en la Primera Infancia ganamos todas y todos! Un buen comienzo dura toda la vida

Referencias.