La crianza es la actividad más importante en el proceso de desarrollo de niñas y niños. Para acercarnos a formas de crianza amorosas y respetuosas con ellas y ellos es imprescindible escuchar lo que tienen que decir, darle importancia a sus voces, intereses, opiniones e ideas, y que les brindemos la posibilidad de participar en las decisiones familiares.
La familia es el lugar ideal para las primeras experiencias participativas de la niñez
La crianza con ternura busca que niñas y niños tengan nuestra escucha como madres, padres y cuidadores, como un acto natural, cotidiano y amable, que les permita sentirse validadas y validados; con un sentido de pertenencia hacia su círculo social más importante: su familia.
La familia es un entorno seguro en el que podemos ofrecerles la oportunidad de aprender a expresar sus opiniones, haciéndoles saber que lo que expresan es valioso, respetado y parte del establecimiento de acuerdos y normas en sus hogares. Además, cuando fomentamos su participación, también desarrollamos muchas habilidades que les permitirán ejercer este derecho en la comunidad; por ejemplo:
- Contribuye a su desarrollo personal: les ayuda a desarrollar su autoestima, habilidades cognitivas, habilidades sociales y respeto por las demás personas.
- Conduce a una mejor toma de decisiones: les da más herramientas para aplicar los conocimientos sobre sus necesidades y preocupaciones, así como sus ideas y opiniones en el día a día.
- Contribuye a la preparación para el desarrollo en la sociedad, la tolerancia y el respeto a los demás: desarrollan capacidades como negociaciones responsables y resolución de conflictos.
El proceso de participación también beneficia a mamás, papás, personas cuidadoras y otras personas adultas
Cuando alentamos la participación de la niñez y adolescencia sobre lo que piensan, sienten, ven y experimentan en condiciones seguras, también les estamos protegiendo, pues les será más fácil expresar alguna vulneración o violación a sus derechos.
Además, es más probable que también se disminuyan los niveles de violencia al interior del hogar al mejorar las relaciones familiares, apoyar la socialización de niñas y niños y suavizar los roles jerárquicos con las personas adultas.
Mitos y realidades sobre el involucramiento de la niñez en la toma de decisiones
- “No hay que cargar a la niñez con responsabilidades o información innecesarias”: es importante que las niñas y los niños sepan qué es lo que pasa y por qué, según su etapa de desarrollo. Si ocurre alguna situación que les afecta (conflicto familiar, etc.) y no se habla sobre ello, buscarán llenar esos vacíos de información con su imaginación y podrán crear escenarios más preocupantes que la realidad, o incluso culparse por situaciones de las que no son responsables.
- “Toma mucho tiempo”: quizá pueda parecer más fácil decidir por la niñez, pero si no les involucramos, les negaremos la posibilidad de pensar por ellas y ellos mismos, medir los pros y contras de las situaciones, y comenzar a tomar responsabilidad de sus actos.
- “Las niñas y niños se pueden equivocar”: es posible que ellas y ellos tomen decisiones poco acertadas o que les pongan en una situación de riesgo; en ese caso, debemos privilegiar su bienestar mediante el establecimiento de límites.
Es posible que las niñas y niños intenten desafiar y negociar límites para comprender su lugar dentro del entorno en el que se desarrollan; sin embargo, como madres, padres y personas cuidadoras, debemos tener claridad sobre lo que estemos dispuestas y dispuestos a negociar, siempre buscando su bienestar y desde el respeto. En este proceso de aprendizaje es posible que cometamos errores, pero debemos averiguar cómo sobrellevarlos, recuperarnos y descubrir lo que nos enseñaron para no repetirlos.
El rol del Estado
El Estado tiene la obligación de proporcionar herramientas, recursos e información a todas las personas adultas (madres, padres, personas cuidadoras, personal de salud, educadoras y educadores, etc.) que están en contacto con niñas, niños y adolescentes para promover el derecho a la participación, así como el cuidado y la crianza respetuosa, amorosa, con ternura y libre de violencia.
Por ello, desde Save the Children hacemos un llamado y colaboramos para que el Estado cumpla con sus obligaciones para proteger y fomentar el derecho a la participación; creando mecanismos seguros, inclusivos y sistemáticos para una participación significativa de niñas, niños y adolescentes en la toma de decisión en los tres órdenes de gobierno, así como a una crianza libre de violencia; destinando presupuesto específico para el cumplimiento de estos derechos.
Conoce más sobre la Crianza con Ternura
Recuerda que la participación es un derecho de la niñez y, por ello, debemos promoverla desde la primera infancia. Si quieres conocer más sobre métodos alternativos de crianza, te invitamos a que sigas nuestra campaña sobre “Crianza con Ternura”.