El brócoli es un cultivo de ciclo anual cuya planta  mide de 60 a 90 centímetros de altura, y termina en una masa de flores de color verde que puede alcanzar un diámetro de hasta 35 centímetros. Pertenece a la familia de las Crucíferas y al género Brassica oleracea.

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Dentro de esta especie se encuentra la col o repollo, col de Bruselas, coliflor, entre otras, las cuales tienen como principal característica la aportación de minerales, proteínas, vitaminas, azucares y grasas.

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Para su óptimo crecimiento, este tipo de cultivo requiere de climas fríos y frescos, con una temperatura promedio de 15 a 18 °C. Se adapta perfectamente a suelos ricos en materia orgánica y bien drenada.

Puede sembrarse de dos formas: directa, utilizando sembradora de precisión, e indirecta (trasplante), empleando almácigos, ya sea a campo abierto o bajo condiciones de invernadero.   

El brócoli es rico en agua, hasta un 90% de su composición. Tiene macronutrientes como proteína vegetal, hidratos de carbono y un contenido muy bajo de grasa.

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Es una de las hortalizas de mayor valor nutritivo gracias a su alto contenido de vitamina C y B2 (riboflavina), provitamina A, potasio y fósforo. Por su contenido vitamínico, está entre los vegetales  más consumidos. Se puede comer crudo o cocido y como productos procesados, sin embargo, se recomienda ingerirlo al vapor o en ensaladas.

El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) dio a conocer la superficie sembrada de brócoli para el cierre preliminar del año agrícola 2017,   siendo de 33 mil 469 hectáreas, de las cuales se obtuvieron 567.0 mil toneladas a nivel nacional. El estado de Guanajuato aportó 64.2% de dicha producción, seguido a distancia por Puebla y Michoacán.

Te invitamos a que consultes estos y otros datos en el Avance de Siembras y Cosechas y las Monografías de productos agroalimentarios mexicanos.