Se denomina legumbres a las semillas secas comestibles de las plantas pertenecientes a la familia de las leguminosas. A este grupo pertenecen el frijol común, el garbanzo, el guisante seco, la lenteja, el caupí, la arveja seca, el frijol mungo y el guandú, entre las más conocidas. Sin embargo, existe una gran cantidad de legumbres menores que se cultivan y consumen en ciertas áreas específicas del mundo, y cuya importancia en muchos casos es de carácter local.

Las legumbres han sido parte esencial de la alimentación humana desde hace miles de años. Se considera que cuando los recolectores y cazadores transitaron a la agricultura, estas plantas formaron parte de las primeras especies vegetales que fueron domesticadas. No obstante, este importante papel, así como al hecho de que en la actualidad es el tercer grupo de plantas más numeroso del planeta y de amplia distribución global, su valor sigue sin ser reconocido.

Es por lo que, en 2019, la Asamblea General de la ONU proclamó el 10 de febrero como el Día Mundial de las Legumbres, con el interés de crear conciencia pública sobre los beneficios nutricionales y medioambientales de las legumbres en la producción sostenible de alimentos. Esta propuesta busca dar seguimiento y fortalecer las acciones llevadas a cabo desde 2016, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación impulso el Año Internacional de las Legumbres.

Los beneficios que las legumbres ofrecen hoy en día son de diversa índole y con impactos positivos en diferentes áreas. Al ser de bajo costo, representan una importante alternativa de cultivo para los agricultores de pequeña escala. Se considera que el 90 por ciento de las legumbres del mundo provienen de 100 millones de agricultores que las cultivan en tierras secas. De igual forma, su prolongado tiempo de conservación reduce los niveles de desperdicio, convirtiéndose en una importante fuente de alimentos para los sectores de población de menores de recursos, contribuyendo así a la seguridad alimentaria.

Colaboran de forma significativa en la nutrición, ya que se estima que poseen un alto contenido de proteína magra y fibra, son ricas en nutrientes, vitaminas y minerales, así como un excelente antioxidante que contrarresta el envejecimiento natural.

Asimismo, pertenecen al universo vital de las plantas que no solo refuerzan la salud general, sino que evitan enfermedades. Sus propiedades bioactivas contribuyen a la prevención de enfermedades graves, evita el deterioro cognitivo, reduce los síntomas menopáusicos y favorece la buena salud.

Cooperan en el combate al cambio climático, debido a que mejoran la absorción de carbono en los suelos, lo que significa que parte de las emisiones naturales de CO2 son capturadas por la tierra productiva. No requieren fertilizantes nitrogenados, puesto que fijan su propio nitrógeno al tomarlo de la atmósfera y transportarlo a los suelos.

Además, también habría que señalar la fuerte capacidad biológica de las legumbres para fijar el nitrógeno en el suelo, tiene repercusiones directas y positivas en la biodiversidad de los terrenos productivos, generando una relación simbiótica con una importante cantidad de microorganismos en beneficio de la diversidad vegetal.

En nuestro país se cultivan una gran variedad de legumbres entre las que destacan el frijol y garbanzo. En 2020, México produjo poco más de un millón de toneladas de frijol, siendo los estados de Zacatecas, Sinaloa y Nayarit, los que contribuyeron con casi el 64 por ciento del volumen nacional total. Se calcula que la participación del frijol en la producción nacional de legumbres secas fue de casi 86 por ciento.

En el caso del garbanzo, se generaron alrededor de 126 mil toneladas, destacando el estado de Sinaloa, con una participación de 65 por ciento del total nacional. La contribución del garbanzo en la producción de legumbres secas del país fue de 10 por ciento. 

Superar el hambre y la malnutrición en este nuevo siglo, significa aumentar tanto la cantidad como la calidad de los alimentos y simultáneamente, asegurarnos de producir alimentos de manera sostenible. En este sentido las legumbres pueden coadyuvar de forma relevante, si consideramos que son el superalimento del futuro y si además recuperamos como país, nuestro tradicional consumo.

Si deseas consultar información estadística sobre los cultivos más relevantes en México, te invitamos a visitar la página del SIAP,  en su apartado de Producción agrícola o la publicación más reciente del Panorama Agroalimentario. 

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