La dalia,  es una flor que está llena de historia, pues no solamente fue declarada en 1963 como flor nacional de México, por el presidente Adolfo López Materos, quien por decreto presidencial, a través del diario oficial de la federación declaró que la dalia era el símbolo de la floricultura nacional, sino que también de las más de 40 especies de esta planta que se han estudiado, 35 son originarias de México.

En la Mesoamérica prehispánica, las dalias silvestres eran conocidas comúnmente con el nombre de "acocoxóchitl", "acocotli", o "cohuanenepili" cuyos nombres significan “tallos huecos con agua”, la cual es una de sus características más sobresalientes.

La dalia como tal es llamada flor, sin embargo en términos botánicos es considerada una inflorescencia, lo cual puede ser comprendido de forma coloquial como un conjunto de flores que se agrupan en un mismo tallo.

Esta flor, ha recorrido el mundo y se ha popularizado desde su exportación a Europa en el año de 1800, pues sus diversos colores y variedades han hecho que actualmente pueda ser encontrada en prácticamente cualquier parte del mundo, sin embargo, en México, lugar de donde esta bella flor emergió, se ha utilizado no solamente como adorno vistoso o regalo, ya que su importancia va más allá.

En épocas prehispánicas la dalia fue utilizada en múltiples ámbitos, especialmente en el alimenticio y en el medicinal, pues además de ser una flor comestible con un sabor muy sutil y delicado, fue usada como tratamiento contra la tos crónica, remedio para la fiebre e incluso como un efectivo tranquilizante para el dolor provocado por los cólicos menstruales.

El estudio de las propiedades de esta flor ha decaído en los últimos años, y la información que más se conoce de ella es la que viene de los saberes herbolarios de las culturas indígenas que todavía la conservan como parte de sus remedios curativos, su alimentación, la ornamentación y lo ceremonial.

Las investigaciones que se han llevado a cabo hasta ahora demuestran que es una flor con gran capacidad de modificación, ya que ésta puede ser adaptable en muchos aspectos.

 

La dalia es una flor maravillosa que nos llena de sorpresas cada día, por ello es que debemos concentrarnos en valorar todas las bondades que nos ofrece, así como enorgullecemos de ésta como parte de nuestro patrimonio nacional.

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