El agua es un elemento de tal importancia y trascendencia para los procesos humanos, que su cuidado y uso sustentable se ha convertido en una importante demanda a nivel mundial. La vida, en muchos sentidos, depende esencialmente del agua.

El desabasto de agua potable es una realidad que se vive en prácticamente todo el mundo, es por ello que debemos sumarnos, cada vez con más fuerza, a las tendencias, acciones y propuestas que buscan hacer del agua un recurso que se encuentre disponible para todos, y en consecuencia, cuidarla y aprovecharla de la manera más adecuada. 

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El cuidado del agua es fundamental para el desarrollo de la agricultura, que es uno de los ejes principales de la alimentación mundial. La escasez del agua en las zonas de cultivo puede potenciar  que diversos productos agrícolas perezcan al no poder solventar sus necesidades hídricas, poniendo en riesgo la productividad y la seguridad alimentaria.

Ciertamente hay cultivos que requieren mayor cantidad de agua que otros, por lo que su demanda se vuelve considerable. Si las condiciones climáticas no son favorables, si no se puede llevar agua a través de mecanismos como sistemas de riego, presas o acueductos, las tierras de cultivo pueden sufrir procesos de desertificación y quedar inhabilitadas para la agricultura.

Podemos calcular nuestra huella hídrica considerando la cantidad de agua que se necesita para producir los alimentos que más consumimos en nuestra región.

De acuerdo con datos de la fundación Aquae, se estima que uno de los cultivos que más agua requiere para cultivarse es el arroz (1,700 litros por cada medio kg aproximadamente), seguido del trigo, que requiere 500 litros de agua para producir medio kilogramo y otros cereales como el maíz que es esencial para la dieta de los  mexicanos, que requiere aproximadamente de 450 litros de agua solo para producir en promedio, medio kilogramo. Así podemos ir calculando la huella hídrica de los alimentos  que se han vuelto fundamentales para la alimentación a  nivel mundial.

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No olvidemos que la agricultura es el sector que más consume este preciado recurso.

Llevar agua a los lugares más remotos es también indispensable para poder propiciar el crecimiento de la agricultura y con ello satisfacer las necesidades alimentarias de los países.

Es por ello, que año con año se desarrollan tecnologías implementadas a los sistemas de riego, con la intención de que sean cada vez más efectivos, rápidos y sobre todo, que se obtenga de ellos el aprovechamiento máximo, minimizando lo más posible, el desperdicio, ya que como sabemos es un recurso de alto valor.

Uno de los sistemas de riego considerados más ecológicos es el denominado “por goteo” o riego “localizado”, el cual, consiste en regar cada planta de forma individual aplicando para ello goteos. Este tipo de riego implica una fuerte inversión en cuanto a infraestructura, por lo que generalmente se lleva a cabo en zonas no muy extensas. Para riego de grandes extensiones, sigue siendo común el “riego por aspersión”, que intenta simular de manera artificial la lluvia, un ejemplo de este tipo de riego puede ser el “riego por pivote”, el cual se lleva a cabo por una máquina que gira en círculo alrededor de una estructura en el centro del campo de regado, el que puede llegar a cubrir extensiones de hasta 50 hectáreas.

Es importante entonces aprovechar los avances tecnológicos que se van logrando, para iniciar un camino cada vez más firme hacia la sustentabilidad alimentaria, propiciando la implementación de sistemas de riego que optimicen el uso del agua, de tal suerte que su desperdicio sea cada vez menor en los procesos agrícolas.