La alimentación no es un proceso fijo y determinado, esta se encuentra siempre en constante cambio a lo largo del tiempo, y no depende solamente de los recursos que tenemos a la mano, sino también de factores culturales e ideológicos.

Un ejemplo de ello podría ser el veganismo, el cual pretende evitar el consumo de cualquier producto que se produzca a través de la explotación y el maltrato a seres vivos, buscando dentro de sus opciones viables, los componentes necesarios para llevar una dieta completa y saludable. 

Este es tan solo uno de los ejemplo de cómo ha cambiado la forma en la que nos alimentamos en el mundo, y por lo tanto la forma en la que preparamos nuestros alimentos también se ve modificada. 

En los últimos años, ha incrementado el apoyo a la idea  de producir parte de nuestros propios alimentos, haciendo tendencia las ideas  como elaborar diferentes tipos de huertos en casa, o técnicas para tratar las semillas antes de plantarlas, incluso ideas de cómo adaptar espacios en casa para poder sembrar hierbas y especias que se utilizan generalmente en la gastronomía. En algunos casos también ha incrementado el interés por llevar a cabo la crianza de animales de corral, tales como gallinas, pollos e incluso conejos, sin embargo para este tipo de actividad es fundamental y necesario el espacio, lo cual en las ciudades es muy difícil de obtener, sin embargo eso no significa que no podamos adaptarnos a esta tendencia llamada Gastronomía sostenible. 

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Esta ha tenido tanta importancia que se ha determinado el 18 de junio como el día de la Gastronomía sostenible, con el afán de hacer conciencia de los grandes beneficios de producir parte de lo que consumimos. 

Tales beneficios recaen principalmente en el ámbito de la salud, ya que al consumir nuestras propias hortalizas, nos aseguramos de que estas hayan sido tratadas de la mejor forma en su crecimiento, desde el manejo adecuado de las semillas, evitar el uso de pesticidas que dañan la salud, asegurarse de regar las plantas con agua limpia, así como conocer el proceso de desarrollo de cada planta de principio a fin. 

Otro beneficio en esta tendencia gastronómica es el económico, pues al tener en disposición nuestros propios insumos, evitaremos el gasto en algunos productos que son de fácil cultivo, pero que algunas veces tienen un alto costo. 

Por último, el mayor beneficio sería el cuidado del ambiente, ya que al disminuir la demanda de ciertos tipos de alimentos como las hortalizas, contribuiría  a disminuir la degradación de los suelos destinados a la agricultura, lo cual sería un gran beneficio en términos ambientales. Esto también contribuye a evitar el desperdicio de grandes cantidades de alimento, que desafortunadamente sigue siendo una realidad alrededor del mundo. 

Aunque esta idea es poco aplicada por la población en general, se espera fomentar poco a poco el interés por esta actividad tan benéfica tanto para nosotros como para nuestro planeta. 

Si buscas información estadística acerca de hortalizas y otros productos agrícolas, te invitamos a consultar la página del SIAP, en el apartado de Producción agrícola.