De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, los jóvenes -el grupo de personas comprendidas entre los 18 y los 29 años de edad que actualmente conforma la generación más numerosa de la historia- son agentes fundamentales del cambio social, el desarrollo económico y la innovación tecnológica, así como del mantenimiento y el fomento de la paz. Su imaginación, sus ideales, su energía y su visión son imprescindibles para el desarrollo continuado de las sociedades de que forman parte.

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En México hoy existe un total de 38.3 millones de jóvenes, con edad promedio de 27 años, de los cuales 50.3% son mujeres. Muchos de ellos y ellas se desempeñan en actividades del sector secundario o industrial, otros en el terciario o de servicios, y otro tanto con una actividad no específica. ¿Y la juventud rural?

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirma que en América Latina la cifra de jóvenes que se dedican a las actividades agrícolas va disminuyendo debido a factores como la falta de seguridad laboral, la ausencia de contratos que establezcan derechos y obligaciones entre trabajador y patrón, el trabajo familiar no remunerado, entre otros aspectos en los que la juventud no observa con claridad una seguridad económica para poder desempeñarse.

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Sin embargo, tanto la oferta educativa en nuestro país como los programas que impulsan a esta población en proyectos para ayudarlos a emprender y ser sus propios dueños, son una importante fuente de formación de jóvenes para impulsar al campo mexicano.

La labor más ardua está en ofrecer nuevos panoramas en los que la juventud vea con claridad un futuro promisorio, tanto en lo profesional como en lo económico, al desempeñarse en actividades agrícolas, pecuarias y pesqueras que no se han quedado fuera de los avances tecnológicos: en la actualidad existe mucha oferta educativa en la que mujeres y hombres por igual pueden formarse académicamente vinculando al sector primario con las nuevas tecnologías.

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Es evidente que cuando existe un entorno de apoyo, los jóvenes son increíblemente capaces de encontrar cualquier forma innovadora para crearse un futuro y, a la par, contribuir en su entorno, generando prácticas y experiencias que los lleven a desarrollar las habilidades requeridas para dedicarse a las actividades del campo.

El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) reconoce el gran potencial que tiene el sector agropecuario, y que combinado con la energía de nuestros jóvenes y proyectos como Arráigate Joven-Impulso Emprendedor, promovido por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, el sector primario sea una fuente de oportunidades de desarrollo para la juventud rural y sus comunidades.