Si hay algún cultivo en México que merezca ser reconocido por su importancia y aportes a la cultura mexicana en definitiva el maíz debería ser este.

El maíz ha acompañado nuestra historia desde tiempos prehispánicos, siendo la base de la alimentación de los mexicanos. La masa del maíz se ha utilizado para hacer todo tipo de platillos, dulces, salados, picosos, etcétera.

Las tortillas de nuestros tacos, la masa de las gorditas y quesadillas, el atole, los esquites, el chileatole, los elotes hervidos con mayonesa y queso, el pinole, la nieve de elote, el agua de elote, el pozole, son solo unos cuantos ejemplos de como el maíz se encuentra en los platillos más emblemáticos de la cocina mexicana.

Pero el maíz no sólo se encuentra en el ámbito culinario de nuestro país, sino también en las costumbres, en la historia y en la cultura. Por ello, no sería erróneo pensar que llevamos maíz hasta en las venas.

En tiempos prehispánicos, el dios del maíz era conocido como Cintéotl, que era hijo de la diosa Xochiquetzal, el cual, al nacer se escondió bajo tierra, representando entonces la fertilidad, pues dicen que de su cuerpo enterrado comenzaron a surgir frutos como el maíz, el camote, la chía y el algodón. Por todas estas bondades que Cintéotl entregó a los hombres, era considerado uno de los dioses más importantes, siendo llamado también “El dios amado”.

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La diversidad en la forma, el color, el sabor y la textura de las muchas variedades de maíz que existen en México, han sido consideradas como la metáfora perfecta para ejemplificar la riqueza cultural de México, haciendo ver que es un país sumamente diverso, y que las raíces que nos unen como mexicanos son mucho más fuertes que cualquier diferencia.

Te invitamos a consultar la página del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, en donde podrás encontrar información estadística del maíz y de otros frutos.