El tomate rojo o jitomate es una planta herbácea originaria de América del Sur, pero domesticada en México, cuyas características la convierten en uno de los vegetales más utilizados en la gastronomía mundial, solamente desplazado por la papa. Su nombre proviene del náhuatl, xictlitomatl o “tomate de ombligo”; también es conocido como tomate, coatomate o tomate bola.
De acuerdo con información del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2016 el volumen de producción ascendió a 3.3 millones de toneladas, cifra que significa un crecimiento de 8.1% respecto del año previo.
La producción de este vegetal se distribuye en todas las entidades federativas; sin embargo sobresalen por su participación Sinaloa, San Luis Potosí, Michoacán, Baja California y Zacatecas, quienes disponen de 56% del total.
Además, destaca que el valor de la producción de jitomate ascendió a 23.9 miles de millones de pesos, que representa 4.6% del valor total de la producción agrícola. También es importante mencionar que poco más de 45% de la producción se exporta hacia diferentes destinos, entre ellos, el principal es Estados Unidos.
En México se consume preferentemente las variedades bola y saladette, pero además, se producen otras como cherry, pera, beef, marmande, vemone, moneymaker, muchamiel, pometa tardío, san marzano, cocktail, ramillete y liso.
Esta hortaliza contiene una mezcla balanceada de minerales, vitamina C y E, carotenos y flavonoides que también funcionan para bajar inflamaciones de anginas y dolores de riñón, y actúan como antiviral, antifungicida y antihistamínico.
Para mayor información consulte: anuario estadístico de la producción agrícola.