Una de las grandes preocupaciones de los agricultores en estas fechas es proteger sus cultivos de los fuertes fríos y las heladas nocturnas que suelen ser las causantes de grandes pérdidas en los cultivos, pues rescatarlos cuando han sido afectados por las heladas es sumamente complicado.
Esta preocupación no es reciente, pues año con año los agricultores deben ceñirse a prácticas que les permitan proteger a sus cultivos del implacable clima invernal. Esto en la actualidad sigue siendo un reto, sin embargo, no tiene comparación con la gran presión que tenían los agricultores prehispánicos, ya que para ellos la llegada del frío representaba más que solo bajas temperaturas.
Para la cultura Mexica, la personificación de elementos como la escarcha, el frío, la obsidiana, la justicia y el castigo se reúnen alrededor de una sola figura: Itztlacoliuhqui, quien, según cuenta su historia, solía ser un dios sumamente alegre y compasivo, no obstante, un día el dios del sol, Tonatiuh, decidió exigir a cada una de las deidades sacrificios para satisfacerlo. Itztlacoliuhqui encolerizó con dicha demanda, pues su carácter compasivo no podía soportar tan drástica petición, por ello subió hasta la cima de una montaña en donde intentó herir al propio sol lanzándole una flecha de obsidiana, al no lograrlo sólo desató la furia de Tonatiuh.
Éste, con todo su poderío decidió castigar su insolencia enviándole de regreso su flecha, hiriéndolo gravemente en la cabeza, cambiando así, drásticamente la personalidad del dios.
Itztlacoliuhqui se volvió entonces un dios frío y temperamental, como la dura y cruel obsidiana que lo había herido. Desde entonces es a esta deidad, a la que se le atribuyen los cambios radicales de la temperatura, pensados como la forma de representar la ira del dios herido.
Gracias al conocimiento de la cosmovisión Mexica, es que podemos entender la gran importancia que tiene los fenómenos ambientales para la vida de las comunidades agrícolas que aún mantienen sus raíces y por ende, muchas de sus creencias y costumbres.
