La relación entre el hombre y los animales es más que antigua. Se considera que el primer animal domesticado en la historia fue el perro y que dicho proceso ocurrió hace 20 mil años. Este vínculo se volvería inseparable y abriría la posibilidad para que un mayor número de animales caminara al lado de las civilizaciones nacidas en el Neolítico y contribuyera a su desarrollo.

De esta forma, ya sea como alimento, como animales de compañía e incluso como instrumento para la guerra por territorios, la domesticación de diversos animales ha jugado un papel de primer orden en el acontecer de la humanidad.

El auge de los animales de granja dio lugar a la ganadería, la que actualmente tiene un importante lugar en los sistemas alimentarios, contribuye a la seguridad alimentaria y representa el medio de vida de un importante número de personas en el mundo.

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De acuerdo al Anuario Estadístico de Agricultura y Alimentación Mundial 2021, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la producción mundial de carne alcanzó una cifra de 337 millones de toneladas en 2019. Aunque muchas especies se crían por su carne, solo tres representaron casi 90% de la producción mundial durante el período 2000-2018, estamos hablando del pollo, el cerdo y la res.

Con cerca de 35% de la producción mundial en 2019, la carne de pollo se ha convertido en la principal fuente de proteína animal en el orbe, además de que ha sido el subsector de la ganadería que más ha crecido en los últimos tiempos.

La FAO considera que la concentración del mercado de la producción de carne no es tan fuerte como se observa en los cultivos primarios y los aceites vegetales; no obstante, los tres principales países productores representaron 56% de la producción mundial de carne de cerdo y un poco más de 40% de la producción mundial de carne de pollo y bovino.

En el caso de los productos derivados, se estima que la producción mundial de leche llegó a 883 millones de toneladas en 2019, lo que representó un aumento de 52% en comparación con el año 2000. Por su parte, la producción mundial de huevo comprendió 83 millones de toneladas en 2019, lo que significó un aumento del 63% con respecto al nivel generado en el 2000.

Es indudable que el tamaño de esta ganadería, pero, sobre todo, aquella de producción intensiva, ha generado una diversidad de problemas que hoy es importante no sólo tener en cuenta, sino gestionar los mejores mecanismos que permitan reducir sus impactos tanto para los animales, como los efectos indirectos que tienen a nivel global.

No obstante que los animales nos ofrecen una importante fuente de alimento, cada año, la cría intensiva, condena a miles de millones de animales a una vida de crueldad y sufrimiento para obtener ganancias económicas lo más rápido posible. En muchas de estas granjas industriales, los animales viven en jaulas, hacinados y les son administrados una gran cantidad de antibióticos para mantenerlos con vida.

Otro tema tiene que ver con el sacrificio, el que debería realizarse en todos los casos de manera compasiva, a través de métodos que garanticen mantener en calma a los animales, disminuir su estrés, pero, sobre todo, que sean eficaces y eficientes de tal forma que cause el menor sufrimiento posible.

Asimismo, hoy se sabe que cerca de las tres cuartas partes de los antibióticos que se producen en el mundo, se usan en animales, la mayoría en las granjas industriales con el fin de evitar que los animales estresados y maltratados se enfermen. El uso excesivo de antibióticos hace que surjan superbacterias que son cada vez más resistentes a estos medicamentos, con el peligro de que pueden pasar a la cadena alimentaria, al medio ambiente y a las fuentes de agua.

Es importante que reconozcamos que el bienestar animal está íntimamente vinculado con la sanidad animal, pero, además, con la reducción de la crueldad y sufrimiento. Si mejoramos en estos aspectos, muy seguramente tendremos efectos positivos -del mismo modo- en la salud y el bienestar de las personas, así como en la sostenibilidad de los sistemas socioeconómicos y ecológicos.

El bienestar animal es una cuestión de política pública nacional e internacional, compleja y de múltiples facetas con dimensiones científicas, éticas, económicas, legales y culturales, e implicaciones comerciales cada vez más importantes. Se trata de una responsabilidad compartida entre gobiernos, comunidades, personas que son dueñas, cuidan y utilizan animales, la sociedad civil, instituciones educativas, veterinarios y científicos.

En este Día Mundial de los Animales es importante que admitamos su aporte como fuente de alimento y que, por ello, debemos trabajar en la erradicación de aquellos sistemas productivos basados en el abuso, la crueldad y el sufrimiento animal.     

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