El algodón de azúcar es quizá, uno de los productos de la confitería más populares en el mundo. Su sabor, figura y bajo costo, lo hacen muy atractivo para todos, pero en especial para los niños.

Aunque su historia no está completamente documentada, se considera que los orígenes de esta golosina vienen de Italia -en el siglo XV- cuando reposteros acostumbraban a calentar azúcar hasta el grado de hacerla líquida y con ello para obtener un fino hilo de caramelo sólido, con el que decoraban cuidadosamente los postres. Posteriormente la técnica de hilos de azúcar se hizo popular en el siglo XVIII entre los cocineros de Europa y América. No obstante, representaba un esfuerzo colosal, por lo que estaba sólo a disposición de un sector muy reducido de la sociedad.  

Se estima que la producción industrial del algodón de azúcar -como hoy lo conocemos- comenzó con William Morrison y John C. Wharton, quienes crearon en 1897 la primera máquina para su elaboración, misma que fue presentada en la Exposición Universal de Paris en el año de 1900. Algunos otros le atribuyen la paternidad al vendedor de bocadillos Thomas Patton, quien comenzó a experimentar con un proceso de hervir el azúcar hasta un estado caramelizado para luego formar largos hilos.

En 1905, otro inventor llamado Albert D. Robinson, presentó otra patente para una máquina eléctrica giratoria que mantenía el calor de manera más eficiente. Tiempo después -en 1921- Joseph Lascaux registró la licencia de una nueva máquina de su invención, en la que nombraba a la golosina como “algodón de azúcar”, superando así el de “seda de hadas”, como hasta ese momento se le denominaba. 

El desarrollo y las innovaciones posteriores de las máquinas han permitido que el algodón de azúcar sea de un amplio consumo en todo el mundo, de ahí que sea habitual hallarlo en fiestas de niños, en ferias, plazas públicas, como postre en restaurantes, para endulzar café -conocido como sweet little rain- y en la elaboración de helados.

Nuestro país es un importante productor de azúcar, materia prima para la elaboración de este frecuente dulce. En el año de 2020, se destinaron 775 mil hectáreas al cultivo de caña de azúcar, produciéndose alrededor de 54 millones de toneladas de caña, lo que generó un valor de 3,386 millones de pesos. Las principales zonas productoras de caña de azúcar se ubican en los estados de Veracruz, quien aporta alrededor de 38 por ciento del volumen nacional, seguido de Jalisco con casi 14 por ciento y Oaxaca con 7 por ciento.

Se calcula que la producción nacional de azúcar de caña en 2020 fue de 5.2 millones de toneladas, ubicándose como el sexto productor mundial. Por su parte, las exportaciones mexicanas de azúcar al mercado mundial alcanzaron 1.1 millones de toneladas.

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Que este Día Mundial del Algodón de Azúcar, nos recuerde el enorme esfuerzo que realizan cotidianamente los productores de caña de azúcar y su aporte a la economía nacional.