Su nombre proviene del náhuatl chiliatl, donde chilli es chile, y atl, agua; esto es, “bebida de chile”, la cual es elaborada a base de cacao, canela, arroz y piloncillo. Esta combinación de ingredientes (que curiosamente no incluye chile), inició desde la época de la Colonia en México, entre el siglo XV y XVI.
¿Cómo se prepara?
- Se tuestan las semillas en un comal de barro y se pelan.
- Posteriormente, se ponen a remojar el arroz, la canela y el cacao limpio.
- Una vez remojados, se escurren y trituran hasta obtener una pasta uniforme que se disolverá en agua.
- Por último, se le agrega canela, piloncillo y suficiente hielo.
Para su consumo, el líquido debe ser espumoso; este efecto se obtiene sirviéndolo desde una altura entre 30 y 50 centímetros. Esta bebida prehispánica contiene propiedades nutrimentales derivadas de su contenido en potasio, fósforo, magnesio, entre otros.
Gracias a las costumbres que prevalecen en el sureste mexicano, aún existen y continúan consumiéndose deliciosas bebidas elaboradas con esta semilla.
¿Sabías que…?
En la época prehispánica, las bebidas elaboradas con cacao eran consideradas sólo para la élite y se les conocía como “oro líquido”.
Se dice que Nezahualcóyotl bebía 80 tazas de cacao a la semana y cada una era llevada por una doncella distinta.
De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2017, la producción de cacao en nuestro país fue de 27,287 toneladas, 1.6% más que en 2016. El estado de Tabasco fue líder con 17,430 toneladas del total nacional, seguido por Chiapas, con 9,611 toneladas, y el resto lo aportó Guerrero. La superficie cosechada total fue de 58.6 mil hectáreas.
Para mayor información de éste o cualquier otro producto agrícola, consulta el Anuario Estadístico de la Producción Agrícola y las Monografías de productos agroalimentarios