Inicia el mes de septiembre, y con él, el festejo del día nacional del cacao y el chocolate, pero ésta no es la única fecha en el que se le  celebra, pues el 13 de septiembre se conmemora el día internacional del cacao. 

El 2 de septiembre ha sido designado como un día de celebración nacional, con el afán de propiciar el consumo de cacao mexicano así como extender los conocimientos que se tiene sobre el mismo.

Sin embargo, independientemente de estas celebraciones, el mes de septiembre está íntimamente relacionado con este cultivo, ya que el cacao solamente tiene dos periodos de cosecha al año, y uno inicia justamente en estos días.

El cacao es uno de los cultivos representativos de nuestra cultura, ya que es originario de nuestro territorio y ha formado parte esencial de las costumbres, tradiciones e incluso estructuras sociales de nuestros pueblos originarios. Un claro ejemplo de ello es como la semilla del cacao fungía como moneda de cambio, pues era un elemento tan valioso que podía asumir esa connotación.

Por otra parte, el cacao representaba parte de la cosmovisión de las culturas prehispánicas. De hecho, en la leyenda que narra cómo llegó el cacao a los hombres, se cuenta que Quetzalcóatl robó este preciado fruto del edén de los dioses para que los hombres tuvieran alimento y pudieran desarrollar la sabiduría, el estudio y la capacidad de hacer arte, cualidades que eran exclusivas de éstos.

Esta acción hizo que los dioses se enojaran con Quetzalcóatl, tendiendole una trampa para que se emborrachara con el pulque y perdiera el sentido. Al recobrar la conciencia, éste se sintió tan avergonzado de haber cedido y demostrar su debilidad hacia los placeres mundanos que decidió huir, no sin antes esparcir las semillas de cacao por la fértil tierra de Tabasco y Veracruz, en donde florecieron en abundancia los bellos árboles de cacao.

De esta forma, el cacao se convirtió en una representación del amor de Quetzalcóatl hacia la humanidad, dotándolo de un sentido más sagrado. El cacao era tan valorado que la preparación de este como bebida, por algún tiempo fue exclusiva para los guerreros y los altos sacerdotes, pues se creía que gracias a esta bebida se podía entrar en contacto con los dioses.

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Es así como después de siglos y siglos, el cacao y el chocolate siguen siendo elementos representativos de nuestra cultura, y al compartirlo con el resto del mundo, se comparte también el regalo de Quetzalcóatl, que representa el inmenso amor por la humanidad.