Muy buenas tardes.

Quiero en primer lugar agradecer a Susan Segal, y al Council of The Americas por la invitación a participar con ustedes en la clausura de este importante de discusión sobre temas cruciales, importantes para la economía mexicana y para el futuro de México.

He preparado para compartir con ustedes una presentación sobre la situación económica en el mundo, cómo impacta a México, cómo la estamos enfrentando en México, y dado ello, cuáles son las perspectivas de crecimiento de nuestra economía.

Brevemente me referiré a algunos datos del entorno internacional que son muy relevantes para nuestra economía: En primer lugar, el desempeño del precio del petróleo.

El petróleo es sin duda la materia prima que más influencia tiene en las finanzas públicas mexicanas, y desde septiembre del año pasado hemos observado una caída importante en el precio del petróleo; destaco que es una caída que tiene tres características: La primera, es una caída que sorprendió al mercado.

Si ustedes analizan los precios de los futuros cómo cotizaban en junio, en julio, todavía en agosto, el mercado esperaba una continuidad básicamente de los niveles de precio del petróleo crudo entre los 80 y los 100 dólares. Claramente esto sorprendió al mercado.

Segundo, es una caída muy pronunciada. Como lo pueden ver ustedes en la gráfica, el petróleo crudo de exportación mexicano pasó de promediar en los últimos cinco años un precio de 92 dólares, hoy tenemos un precio, al cierre del día de ayer, de 56 dólares por barril el petróleo crudo mexicano de exportación.

Y tercero, y esto es tal vez lo más importante: Anticipamos que esta no es una reducción transitoria en el precio del petróleo, en virtud de que los determinantes del precio, los cambios en el mercado petrolero tienen que ver tanto con la demanda pero sobre todo con la oferta, y por lo tanto, es poco probable que veamos en el corto plazo una recuperación inmediata del precio del petróleo. Esto implica que las finanzas públicas mexicanas, el Gobierno de la República tiene que ajustarse a esta situación.

En segundo lugar, están los cambios en la política monetaria, particularmente en los Estados Unidos. A partir de la crisis global de 2008-2009 hemos vivido en un entorno de política monetaria extraordinariamente laxa en los últimos años, y este escenario eventualmente se tiene que revertir.

Eventualmente tiene que regresar a la normalidad la política monetaria, a tener tasas de interés reales positivas, y este es un proceso que sabemos que va a ocurrir; existe un gran debate, todos los días los economistas en el mundo debaten si esto ocurrirá dentro de dos meses, o dentro de cinco, o dentro de seis, pero de lo que no hay duda es de que esto va a ocurrir; no sabemos exactamente cuándo y cómo, pero esto va a ocurrir, e implica un reto en los flujos de capitales hacia todos los países emergentes.

En el caso de México, sin duda alguna –como lo platicaremos dentro de un momento--, esta volatilidad ya la hemos empezado a sentir, y estamos claramente mejor posicionados que otros países emergentes, pero es un hecho que no nos podemos abstraer de esta realidad.

Y en tercer lugar estamos viviendo un entorno de crecimiento menor al esperado en el resto del mundo. Particularmente Europa continúa teniendo tasas de crecimiento bajas, aunque empiezan a verse, y esto es un signo alentador, algunos primero resultados de una muy decidida expansión monetaria que está llevando a cabo el Banco Central Europeo, Japón también empieza a mostrar un mejor desempeño del que tuvo el año pasado, pero siguen siendo tasas de crecimiento sumamente bajas.

América Latina está pasando por un proceso de crecimiento bajo. El crecimiento en China es menor a lo que se esperaba y continúa en una desaceleración, y el dato más importante para México que es el crecimiento de la economía de los Estados Unidos, que es donde en general el mundo es más optimista respecto a su desempeño, todavía no termina de consolidarse una clara tendencia de crecimiento.

Los números del primer trimestre en Estados Unidos son números de claroscuros, algunos datos son muy alentadores, otros no tanto.

Esta combinación, estos tres factores: La caída importante y duradera del precio del petróleo; la normalización de la política monetaria en los Estados Unidos que implicará que subirán las tasas de interés, y un entorno de crecimiento global lento, implican un reto muy importante para la política económica en todos los países emergentes, incluyendo a México.

¿Cómo está México enfrentando este reto? La estrategia que estamos implementando en materia de política macroeconómica se basa en tres ejes: El primero, sólidos fundamentos macroeconómicos; el segundo, asegurar la liquidez en el mercado cambiario, y el tercero, implementación de las reformas estructurales, que además ha sido el tema fundamental de esta conferencia el día de ayer y el día de hoy.

Primero hablemos de la parte que tiene que ver con nuestros fundamentos macroeconómicos. Estamos convencidos de que la mejor forma que México puede enfrentar el reto que implica la economía global, y preservar la estabilidad que durante estas dos décadas hemos construido, es a través de preservar los sólidos fundamentos macroeconómicos que tiene hoy nuestro país.

En primer lugar, la política monetaria, tenemos un banco central, el Banco de México, plenamente autónomo, con una gran credibilidad, y que ha permitido el que en México tengamos hoy una inflación baja y estable; con expectativas de inflación baja, y sin duda, un entorno que está colaborando a que la inflación se mantenga baja, particularmente la nueva política en materia de precios de la gasolina que no están creciendo, la reducción de las tarifas eléctricas, la eliminación de las tarifas de larga distancia y la reducción de las tarifas de telefonía.

Ello contribuye a un marco de política monetaria que sin duda alguna distingue a México por su credibilidad y por su solidez.

En segundo lugar, en materia de finanzas públicas continuamos con un manejo responsable y un manejo sostenible de la hacienda pública federal.

La reforma hacendaria sin duda ha permitido avanzar y superar una de las debilidades más importantes que ha tenido históricamente las finanzas públicas de México, que es su excesiva dependencia en el precio del petróleo.

Quiero destacar que hemos decidido ante el diagnóstico de que la caída en el precio del petróleo no es un evento transitorio, hemos decidido optar por reducir el gasto público, hacer un ajuste importante tanto en este año como en el año que viene ¿Por qué? Porque le toca al Gobierno apretarse el cinturón; no le toca a las familias mexicanas, no le toca a las empresas; la caída en el precio del petróleo afecta las finanzas públicas  y por lo tanto es al Gobierno Federal al que le toca hacer el ajuste.

Y piensen ustedes cuáles son las opciones que tiene un país, que tiene un gobierno cuando disminuyen sus ingresos.

La primera es incurrir en mayor endeudamiento, migrar a un mayor déficit para no afectar el nivel del gasto público.

Ante una caída que consideramos será duradera de los ingresos petroleros, eso sería actuar de una forma francamente poco responsable. Tenemos que ajustar la trayectoria de gasto.

La otra opción sería incrementar los ingresos, incrementar los impuestos.

Y aquí tenemos un compromiso claro, explícito, del Presidente Enrique Peña Nieto, para que durante el resto de su administración no se propongan ni nuevos impuestos, ni incrementos a los impuestos existentes.

Le toca al gobierno entonces apretarse el cinturón y eso es lo que estamos haciendo.

En enero de este año anunciamos un recorte por 124 mil millones de pesos, que corresponde al 0.7% del Producto Interno Bruto, y para el año que entra hemos ya en el primer informe que hemos presentado a la Cámara de Diputados, en el documento llamado Pre Criterios de Política Económica, hemos dado una primera indicación, preliminar, de que calculamos un ajuste adicional al gasto público de aproximadamente 135 mil millones de pesos.

Hay que destacar que sin la reforma hacendaria el recorte tendría que ser de 360 mil millones de pesos más grande lo que está siendo. Esto quiere decir que el recorte está siendo acotado porque hicimos un esfuerzo previo de fortalecer los ingresos no petroleros del Gobierno Federal.

Y en segundo lugar, el ajuste al gasto público lo estamos haciendo con una metodología que hemos denominado el Presupuesto Base Cero, que implica atrevernos a revisar todos y cada uno de los programas gubernamentales, todas y cada una de las áreas de gobierno; asegurar que tengan presupuesto aquéllas que están haciendo bien las cosas, que cumplen con objetivos, que están bien evaluadas, y eliminar duplicidades, eliminar ineficiencias.

Es decir, el Presupuesto Base Cero no es otra cosa que revisar cada uno de los rubros de gasto, y eso es lo que estamos haciendo desde enero para que en septiembre, ya con la nueva Legislatura, el Gobierno de la República entregue un proyecto de presupuesto que será sin duda distinto al que se ha presentado en los últimos 15 años, pues que ha tenido una lógica fundamentalmente inercial.

En materia de endeudamiento hay que destacar que el manejo responsable de la hacienda pública federal a lo largo de muchos años, implica que somos una de las naciones menos endeudadas del mundo.

La deuda en su indicador más amplio representa el 44% del PIB, y esto compara muy favorablemente con otras economías, tanto de América Latina como de la OECD.

Hay que destacar no solamente el monto de la deuda sino las características de la deuda.

Tenemos una baja exposición de las finanzas públicas a los movimientos de tasa de interés; 82% de nuestra deuda está colocada a tasa fija y además con un plazo promedio de 8.1 años.

Este plazo es uno de los plazos más largos para un país emergente e incluso para países en desarrollo, basta destacar que somos de los pocos países que hemos hecho emisiones, por ejemplo, a un plazo de 100 años. La más reciente la hicimos en euros hace algunas semanas, una emisión que acreditó que existe una gran confianza de los mercados en el manejo de las finanzas públicas mexicanas.

Tenemos una baja exposición al riesgo cambiario, más del 80% de nuestra deuda está denominada en pesos, y eso implica que no estamos corriendo un riesgo en las finanzas públicas ante los movimientos del tipo de cambio.

El compromiso que hemos hecho, y para el que estamos trabajando y una de las razones por las cuales estamos ajustando el gasto público, es para mantener estable nuestra razón de deuda a Producto Interno Bruto.

Estimamos que para el año 2018 la deuda será alrededor, se mantendrá en los niveles actuales de alrededor del 43% del Producto Interno Bruto.

Quiero destacar, por cierto, que hemos ya cubierto todas nuestras necesidades de financiamiento externo durante el año 2015. Es decir, México no tiene que regresar a los mercados internacionales para el Gobierno Mexicano, anticipando que vienen tiempos  de mayor volatilidad, particularmente por la previsible alza de las tasas de interés, hemos ya cubierto la totalidad de nuestras necesidades de financiamiento externo en el año.

Otro pilar de la estabilidad es nuestro sistema financiero. Aquí simplemente destacar que tenemos uno de los sistemas bancarios más sólidos en los países  emergentes, e incluso si se le compara con las economías desarrolladas, tenemos un índice de capitalización en México cercano al 16%, está muy por encima de los requerimientos mínimos de Basilea III y, claramente es mejor que el que se tiene en promedio en Europa o en los Estados Unidos.

Segundo: junto a los fundamentales sólidos en materia macroeconómica, tenemos que asegurar el buen funcionamiento del mercado cambiario. México es un país comprometido con un tipo de cambio libre, donde el valor del peso no lo determina el Gobierno sino que lo determinan el mercado, la demanda y la oferta.

Sin embargo, la responsabilidad del Gobierno, en este caso de la Comisión de Cambios que integramos de manera conjunta el Banco de México y la Secretaría de Hacienda es asegurarnos que el mercado funcione con orden y algo muy importante en momentos de alta volatilidad con suficiente liquidez.

De lo que se trata es de evitar que en momentos de alta volatilidad tengamos unas cuantas operaciones, nos resulten movimientos abruptos del tipo de cambio.

Para ello, en primer lugar quiero destacar que tenemos los recursos, tenemos la capacidad de asegurar plena liquidez en el mercado cambiario, tenemos 195 mil millones de dólares en reservas, más cerca de 65 mil adicionales en una línea de crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional que renovamos apenas en diciembre del año pasado.

Esto es, tenemos la liquidez suficiente para enfrentar un fenómeno como los que pueden presentarse en los próximos meses.

Y segundo, hemos empezado ya a tomar medidas en diciembre del año pasado, después en marzo para asegurar que el mercado tiene suficiente liquidez; tanto a través de subastas condicionales como a través de subastas diarias por las mañanas, para asegurar que tengamos liquidez suficiente en el mercado cambiario.

Y el tercer pilar de esta estrategia es la implementación completa, a tiempo, exhaustiva de una de las agendas de transformación estructural más importantes que hoy hay en el mundo que es, la aplicación de las reformas estructurales en México.

Sin lugar a dudas en los primeros dos años de la administración, el Presidente Enrique Peña Nieto encabezó exitosamente, uno de los esfuerzos transformadores más importantes que se ha vivido en México en décadas; y también uno de los más importantes que vemos hoy en el mundo.

Ahora el reto es hacer que estas reformas se conviertan en una realidad. Pasar del cambio a las leyes y a la Constitución, a cambios en la vida cotidiana de las y los mexicanos que se sientan en los bolsillos de las familias mexicanas y que resulten en mayor competitividad de nuestras empresas incluyendo las pequeñas y medianas.

La agenda de reforma estructural a final de cuentas, es una agenda de productividad, que permita reducir el costo de la electricidad, el costo de la energía, el mejor acceso al financiamiento, telecomunicaciones de menor costo, de mayor calidad y de mayor cobertura.

El que tengamos un mejor sistema educativo. Una economía más competitiva, eso converge en un solo concepto que es: mayor productividad, pero no solamente mayor productividad, sino una mayor productividad en todo el país; una democratización genuina de la productividad porque solo a través de productividad México va a poder elevar de manera sostenida sus tasas de crecimiento y solo a través de una mayor productividad, podremos lograr que los mexicanos y las mexicanas ganen más por su trabajo de manera sostenida.

Empezamos ya a ver algunos efectos de las reformas que son alentadores, por ejemplo el financiamiento está creciendo. Hemos pasado de un 26% de crédito como porcentaje del PIB, estamos ya llegando al 30% lo cual es un resultado claro de la reforma financiera.

Las tarifas eléctricas están disminuyendo y vemos las tarifas en telefonía que claramente están disminuyendo para empresas y para familias, pero esto son solamente algunos primeros signos alentadores, que nos muestran que vamos en la dirección correcta, pero esto requiere un esfuerzo de tenacidad, de disciplina y sobre todo, la convicción de que vamos por el camino correcto y en eso, no tengan duda, el Presidente Enrique Peña Nieto está claro de que este es el camino para transformar de fondo y de manera duradera para bien la economía de nuestro país.

Todo esto ha significado que aún en estos tiempos de  gran volatilidad México tiene una clara diferenciación frente a otras economías emergentes. Esta lámina lo que quiere ilustrar es que, el efecto en tres variables importantes: el tipo de cambio, el bono, la tasa o el rendimiento de los bonos locales del Gobierno Federal y, los CDS que son el costo de los swaps de riesgo crediticio, de incumplimiento crediticio han tenido un comportamiento notablemente mejor en México –considerando el cierre del año 2012 a la fecha- que lo que hemos visto en otros países emergentes relevantes como es el caso de Indonesia, Turquía, Sudáfrica, Brasil, Colombia o Rusia.

Es decir, los mercados, los inversionistas en el mundo entienden que México está comprometido con la estabilidad macroeconómica y que está emprendiendo un esfuerzo profundo de transformación.

Finalmente quiero referirme a las perspectivas de crecimiento de la economía mexicana. Empiezo por decir que hoy el INEGI dio a conocer por la mañana el dato de crecimiento en el primer trimestre de este año para México, y fue un trato ligeramente mejor a lo que esperaban los analistas de mercado, la cifra fue 2.5 cuando se esperaba una cifra menor, y esto vale la pena que lo pongamos en contexto.

Primero implica que la economía mexicana continúa acelerando su tasa de crecimiento, y algo muy importante, a la hora en que desglosamos los datos del INEGI podemos observar que el motor más importante de crecimiento hoy es el mercado interno, es el sector del comercio, el sector de los servicios el que está mostrando el mayor dinamismo, pero también encontramos un claro dinamismo, por ejemplo, en el sector de la construcción y vemos como las exportaciones continúan creciendo, claro dependemos en las exportaciones del desempeño de nuestro principal socio comercial y destino de más del 80% de nuestra exportaciones que es Estados Unidos pero claramente también observamos una tendencia positiva en las exportaciones no petroleras.

Si ponemos en contexto este dato 2.5 en el primer trimestre, observamos  que es mayor al crecimiento de algunas de las economías más dinámicas de América Latina, estamos creciendo en el primer trimestre más que Chile, más que Perú, notablemente más que Brasil, estamos creciendo más que los Estados Unidos, estamos creciendo más que el promedio de la OECD.

Es decir, en un entorno de bajo crecimiento global y con retos muy importantes a nivel internacional la economía mexicana está mostrando un dinamismo relevante en su desempeño.

Si vemos el mercado laboral, tenemos también noticias alentadoras, el empleo formal a abril de 2015 medido por el Instituto Mexicano del Seguro Social muestra una tasa de crecimiento del cuatro y medio por ciento, es decir está creciendo más el empleo que lo que está creciendo la economía, significa que no solamente se están creando empleos sino que está sucediendo algo muy favorable y es que estamos reduciendo la informalidad, que hay empleos que se están formalizando.

Y también es de relevancia destacar que estos empleos no están concentrados en una sola industria o en los estratos más bajos salariales sino que tenemos un sano balance en la creación de empleos entre sectores y entre los diferentes estratos salariales.

En materia de salarios, claramente es la combinación de mayor empleo y menor inflación está resultando en un mayor poder de compra de las familias mexicanas y esto se observa ya en todos los indicadores de consumo que tenemos a lo largo de los primeros cuatro meses del año, ya sea que veamos el indicador de ventas del INEGI o los indicadores de la ANTAD, es decir de las tiendas de autoservicio y departamentales o que veamos las cifras del sector terciario dadas a conocer hoy por el INEGI esta mañana, todas muestran que estamos viendo una recuperación del consumo de las familias mexicanas, es decir, el dinamismo hoy de la economía mexicana no solamente viene de afuera, no solamente viene del sector manufacturero de exportación sino que también empezamos a ver una muy saludable recuperación en la demanda interna.

Las exportaciones no petroleras han crecido de manera muy importante. En el primer trimestre están creciendo al 6.2% encabezadas por supuesto por el sector automotriz pero aun las exportaciones no automotrices muestran un desempeño muy favorable; hay que recordar, México es por ejemplo, el principal exportador en el mundo de pantallas planas, somos uno de los países donde está creciendo más la industria aeroespacial, tenemos ya 19 empresas que fabrican vehículos terminados en México, es decir, tenemos hoy uno de los sectores exportadores más competitivos y más vigorosos del mundo.

Expongo para que pongamos en contexto lo que ha pasado en México en los últimos 30 años recordemos un dato que es muy revelador. En 1985, hace 30 años el 85% de las exportaciones mexicanas eran petróleo crudo. Hoy, el 88% de las exportaciones mexicanas son manufacturas, esto quiere decir que México, a través de la apertura comercial y de la consistencia en la política pública se ha convertido hoy en una verdadera potencia exportadora y esto sin duda, conforme se recupera el crecimiento de los Estados Unidos representa una gran ventaja competitiva de nuestra economía.

¿Por qué creemos y por qué estamos convencidos de que México va a acelerar su crecimiento? En primer lugar porque México es un país que tiene un sólido marco institucional y de responsabilidad en el manejo macroeconómico y de sus finanzas públicas. Segundo, porque en México se está implementando una de las agendas de cambio estructural más profundas y más ambiciosas que hoy existen en el mundo. Tercero, porque estamos llevando a cabo un programa nacional de infraestructura con participación privada y pública que representa el esfuerzo de creación de infraestructura más importante en la historia de nuestro país.

Y cuarto, y es algo que a veces perdemos de vista, México es parte de lo que estoy convencido es la región hoy más competitiva y más provisoria del mundo que se llama Norte América.

Somos parte de una región que tiene todos los elementos, toda la combinación de insumos para crecer de manera sostenida y para ser exitoso en la convivencia global.

Quiero agradecerles enormemente su atención a esta presentación. Felicitar a Susan Segal, al Council of the Americas y a todos quienes han hecho, a los patrocinadores que han hecho posible este evento y si me lo permiten paso a hacer la clausura, Susan, de este evento siendo las 13:45 horas es para mí un honor darles las gracias por su asistencia y declarar formalmente clausurado este importantísimo y muy oportuno foro de discusión.

Muchas gracias y muy buenas tardes.