El Paquete Económico para 2016 aprobado por el Congreso de la Unión contiene una serie de medidas tributarias para promover el ahorro, fomentar la inversión y profundizar los avances en materia de formalización de empresas y trabajadores. Los ajustes buscan apuntalar el crecimiento de la economía del país ante un panorama internacional complejo en 2016.
Uno de los retos más importantes será el de mayores tasas de interés internacionales por la normalización de la política monetaria en Estados Unidos. Por ello, es necesario fortalecer las fuentes domésticas de financiamiento de nuestra economía. Para avanzar hacia ese objetivo se aprobaron medidas de fomento al ahorro. Se modificó el tratamiento de los ingresos por intereses, con lo cual el pago de impuestos por estos ingresos pasará de estar determinado por una tasa de retención fija —independiente de los rendimientos que reciben los ahorradores— a determinarse por una fórmula que refleja el desempeño de los mercados financieros. Adicionalmente, las deducciones por aportaciones personales a instrumentos de ahorro serán excluidas del límite global a las deducciones de las personas físicas. Así, las personas podrán deducir de su pago de ISR un mayor monto de las aportaciones que realicen a sus cuentas de ahorro. Las dos medidas beneficiarán a alrededor de 3.3 millones de contribuyentes. Por último, se establecerá un programa temporal de repatriación de capitales, siempre y cuando los recursos repatriados paguen impuestos y sean invertidos en el país.
Se aprobaron también diversas modificaciones para fomentar la inversión, con especial énfasis en los sectores más vulnerables a cambios en la disponibilidad de crédito y en sectores que inciden directamente sobre la competitividad de la economía en su conjunto. Durante 2016 y 2017 se permitirá la deducción inmediata de las inversiones por parte de las micro, pequeñas y medianas empresas. El esquema también será aplicable para las inversiones en los sectores de infraestructura de transporte y de energía dado que producen insumos estratégicos para todas las empresas del país. Así, cerca de 4.2 millones de empresas se beneficiarán de esta facilidad. Asimismo, se crea un crédito fiscal temporal a la reinversión de utilidades, que premiará a las empresas que utilicen sus ganancias para invertir de forma que amplíen su capacidad productiva.
Seguir promoviendo la integración de más empresas y sus trabajadores a la formalidad es un tema de justicia pero también de crecimiento económico. Las empresas formales tienen niveles de productividad que, en promedio, son de 1.5 veces los niveles de productividad de los negocios informales. Con la creación del Régimen de Incorporación Fiscal (RIF) en 2014 se dio un avance significativo: desde entonces se han incorporado al RIF más de un millón de micronegocios,
19 de noviembre 2015
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para llegar a un padrón total de 4.4 millones. Para profundizar este avance, se aprobaron diversas acciones que fortalecen al RIF. Entre éstas se encuentra la ampliación del universo de posibles participantes, permitiendo el acceso al RIF de personas que además de su micronegocio tienen ingresos por salarios, intereses o arrendamientos, así como de socios de cajas de ahorro y de sociedades cooperativas. Asimismo, se simplificaron los procedimientos de comprobación de ventas por montos reducidos. También se estableció en ley un esquema conocido como “MicroRIF”, que otorga facilidades de cumplimiento adicionales a las existentes en el RIF a las empresas con ingresos de hasta 300 mil pesos al año. Por otro lado, se creó un mecanismo por el que todas las empresas de escala reducida que así lo decidan, podrán autorizar al SAT para que la información de sus declaraciones sea utilizada en la construcción de calificaciones crediticias. Con ello, se reducen las barreras de acceso al crédito para las pequeñas empresas.
Junto con el dinamismo de los ingresos públicos que se refleja en la Ley de Ingresos de la Federación para 2016, las medidas para promover el ahorro, fomentar la inversión y acelerar la incorporación a la formalidad, serán un elemento de fortaleza para la economía mexicana. Ello permitirá que, a pesar del entorno de volatilidad financiera global que prevalecerá el próximo año, nuestra economía continúe en la senda del crecimiento sostenible y la estabilidad macroeconómica.