Hace 18 años México emprendió una de las más importantes reformas económicas de las últimas dos décadas. Ello implicó transformar el sistema de pensiones de reparto de los trabajadores afiliados al IMSS, en uno de contribución definida, donde los recursos para el retiro son depositados en cuentas individuales, manejadas por administradoras de fondos de pensiones conocidas como AFORE.

Dicha reforma respondió, en buena medida, a los cambios demográficos que desde entonces se vislumbraban en el país y para hacer del sistema de pensiones financieramente viable. En 2007 se llevó a cabo la reforma a la Ley del ISSSTE en el mismo sentido, incorporando a los trabajadores del sector público al Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR).