Ciudad de México
/cms/uploads/image/file/446804/linea_2-1.jpg
Muy buenos días a todas y todos ustedes.

En primer lugar, quisiera darles la más sincera bienvenida a México para la realización de este evento.

Saludos también a David Atchoerena, director del Instituto de la UNESCO para el Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida.

Al doctor Sergio Cárdenas, director general del CREFAL.

A las ministras y a los ministros que nos acompañan esta mañana. Los viceministros y los representantes de los distintos países que han acudido. Al Embajador de Pakistán en México.

Quisiera hacerles simplemente tres o cuatro comentarios en relación con la importancia que tiene para nosotros la celebración de este Foro Internacional de Políticas de Alfabetización y Objetivos del Desarrollo Sostenible porque va a permitir reflexionar sobre los grandes avances, pero también sobre los retos globales que aún tenemos por delante hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 en el mundo.

Quisiera recordar, en primer lugar, que el tema ha sido objeto de un avance importante en materia del diseño, y la formulación y la ejecución de distintas políticas públicas, si tan sólo recordásemos que, a mediados del siglo pasado, sólo una de cada dos personas en el mundo sabía leer y escribir. Para 1980 se logró que el 70 por ciento de las personas supiera leer y escribir. Y para 2016, este porcentaje había alcanzado ya el 86 por ciento.

Estos avances, ciertamente, fueron producto de esfuerzos conjuntos para el impulso de políticas, el intercambio de buenas prácticas y del aprendizaje mutuo entre muchos de nuestros países.

Sin embargo, los gobiernos del mundo estamos aún en el camino hacia la superación plena de las desigualdades, entre ellas, el de la persistencia de altos porcentajes de la población analfabeta y/o en situación de rezago educativo.

Los datos de la UNESCO más recientes nos muestran que aproximadamente 750 millones de adultos, dos tercios de los cuales son mujeres, eran analfabetas hace apenas un par de años, en 2016, particularmente en los países del sur global. Asimismo, 102 millones de jóvenes entre 15 y 24 años aún no sabe leer y escribir.

Esto es muy relevante porque las personas analfabetas tienen menos acceso a la información, más probabilidades de enfrentarse a problemas de salud y corren el riesgo de aislarse en un mundo cada vez más abierto, más competido y más globalizado.

Por ello, como se ha reflexionado entre los países miembros de la UNESCO, la alfabetización es la base del aprendizaje a lo largo de la vida y un elemento esencial para que los individuos puedan ejercer sus derechos humanos y sus libertades fundamentales.

Para el caso de México, desde hace ya seis años emprendimos una Reforma Educativa que busca hacer efectivo el derecho a una educación de calidad con equidad y con inclusión, y fomente un aprendizaje significativo a lo largo de la vida.

Hoy contamos con un Nuevo Modelo Educativo que resalta la importancia de trabajar articuladamente entre los distintos niveles educativos desde la educación inicial, pero que también ha dado un impulso renovado a las políticas de alfabetización y a las características de la población que se encuentra en condición de rezago educativo.

Para poner en contextos estos avances en México, en 1970 cerca del 87 por ciento de nuestra población mayor de 15 años tenía algún tipo de rezago educativo. Casi el 26 por ciento era analfabeta, casi el 43 por ciento no había terminado la primaria y cerca del 19 por ciento la secundaria. Para 1990, es decir casi 10 años después de la creación del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, la tasa de analfabetismo se había reducido hacia el 17 por ciento.

En 2012, es cuando inició este gobierno, esa tasa de analfabetismo era de 6.2 por ciento y el 37 por ciento de la población mayor de 15 años, es decir, unos 31 millones de habitantes, aún tenía un tipo de rezago educativo.

Hoy los resultados alcanzados en los últimos seis años significan un avance histórico, al lograr que más de seis millones de personas concluyeran alguno de los niveles educativos, ya sea en alfabetización o terminación de la primaria o secundaria.

A noviembre del 2018, concretamente al día de ayer, la tasa de analfabetismo en México se sitúa ya en 4.07 por ciento, según estimaciones del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos. Probablemente alcanzaremos en el mes de diciembre reducirla al 4 por ciento con lo que de acuerdo con algunos estándares internacionales haría que México sea considerado un país plenamente alfabetizado.

Esta administración también ha logrado reducir en una cifra de 5 puntos porcentuales la tasa de rezago educativo llegando en la actualidad al 31.9 por ciento.

Más allá de los avances nacionales, es preciso continuar, sin embargo, impulsado políticas aún más focalizadas, sobre todo contemplando las características sociodemográficas específicas de la población que aún se encuentran en desventaja.

Según datos de la Encuesta Intercensal, en México de 2015, en nuestro país seis de cada diez personas analfabetas son mujeres, el 49 por ciento de las personas viven en zonas urbanas y semiurbanas, 18 por ciento de ellos son indígenas, 24 por ciento tienen alguna discapacidad mental o física.

Asimismo, existen grandes disparidades a nivel local. Mientras que existen municipios en México con una tasa de analfabetismo menor al uno por ciento, hay otros que reportan un índice de hasta el 40 por ciento.

El 70 por ciento de la población en condiciones de analfabetismo en México, se concentra en los diez estados con mayor rezago económico, social e institucional. Por ello, además del combate al analfabetismo y al rezago educativo, hoy los gobiernos del mundo tenemos que redoblar esfuerzos y tenemos que aprovechar el conocimiento compartido, así como los avances tecnológicos, para preparar a nuestras sociedades para el siglo XXI.

Muchos sectores se verán, sin duda, afectados por los cambios tecnológicos, por las innovaciones, por la velocidad a la que se multiplica el conocimiento. Para 2030, de acuerdo con varios estudios, la automatización modificará las actividades de más del 60 por ciento de las ocupaciones.

Además, entre 75 y 375 millones de trabajadores, lo que representa entre el 3 y el 14 por ciento de la fuerza laboral mundial, necesitará adaptar sus habilidades a lo largo de la vida.

Estos cambios tienen repercusiones específicas entre la población trabajadora que para mantener su competitividad requiere de mejorar e, incluso, adaptar sus calificaciones de manera permanente y desarrollar habilidades cada vez más demandadas en el sector laboral, como son las habilidades socioemocionales.

En consecuencia, para el ejercicio de una ciudadanía plena en la actualidad, los gobiernos deberemos tomar en cuenta en el diseño y en la implementación de políticas las nuevas alfabetizaciones, entre ellas, la digital, la mediática, la financiera, el aprendizaje de idiomas, en salud o el bioalfabetización también conocida como alfabetización medioambiental.

Por sus implicaciones, destaca la alfabetización digital y el aprendizaje de idiomas. A este respecto, los gobiernos deben y pueden aprovechar el potencial y el alcance de las tecnologías para facilitar el avance en estas dos variables fundamentales de la educación a lo largo de la vida.

Del tamaño de estos retos, es la importancia de este foro al que tengo el gusto y el honor de darles la bienvenida. Por ello, estoy convencido de que en estos dos días de trabajo se van a reunir y a formular recomendaciones muy valiosas que orienten el diseño de políticas de alfabetización más eficaces, con un enfoque de aprendizaje a lo largo de la vida.

Deseo que sea muy productiva esta reunión, que disfruten México, que disfruten esta secretaría y este edificio bonito que yo deberé de dejar exactamente dentro de 17 días. Así que esta no es la última, pero si la más próxima oportunidad de que lo visiten.

Bienvenidos nuevamente a México.