Ciudad de México
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Muy buenas tardes a todas y todos ustedes; sean muy bienvenidos a la Secretaría de Educación Pública.

Quisiera saludar en primer término a los consejeros de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación: Patricia Vázquez del Mercado y Bernardo Naranjo, que nos acompañan, gracias por su presencia.

Saludo también con muy especial afecto al doctor Jaime Labastida Ochoa, presidente de la Academia Nacional de la Lengua; al doctor Sergio Cárdenas, director general de CREFAL; al director general del Fondo de Cultura Económica, José Carreño Carlón. A todos los colegas y compañeros de la Secretaría de Educación Pública.

A Carlos Anaya, presidente de Caniem. Y muy especialmente a quienes han sido las autoras de esta hazaña, las coordinadoras de los libros de texto, las autoras están aquí presentes y me refiero en femenino porque pues todas son mujeres, aquí el tema de igualdad de género está un poquito desbalanceado, pero no importa, me parece que es muy bienvenido.

Así es que las quiero felicitar, de verdad, muy sinceramente, y muy en particular al equipo de la subsecretaría Educación Básica que trabajó de manera muy tenaz, muy disciplinada, muy organizada, para poder llegar a este momento.

Como muchos saben, aquí se ha recordado, desde 1960 bajo el mandato del presidente Adolfo López Mateos y con Jaime Torres Bodet al frente de la secretaría en los años previos, los Libros de Texto Gratuitos han sido una pieza clave, no sólo de la política educativa mexicana, sino también un factor de equidad. 

Quizá por ello, López Mateos advirtió muy bien que, si México quería dejar atrás el analfabetismo, era necesario que cada estudiante asistiera a la escuela con un libro texto bajo el brazo, pero además gratuito.

Casi 60 años después, aún tiene sentido esta política: se entregan a todos los alumnos porque todos los necesitan para su formación. La gratuidad es desde luego un elemento fundamental, dado que elimina la capacidad económica como condición para adquirir una educación de calidad.

Por varias décadas, sin embargo, los Libros de Texto Gratuito han sido algo más, han expresado el currículo nacional y en muchos casos son, de hecho, el currículum nacional.

Muchos de los rasgos de eso que llamamos identidad, de las formas de entender ciertos fenómenos culturales, de juicios, prejuicios y concepciones de lo que somos o de lo que pensamos que somos como nación o de nuestro papel frente al mundo, entre otras cosas, se entienden, se entenderían mucho mejor a partir de los contenidos expresados en los libros de texto a lo largo de estas prácticamente seis décadas.

Y explican, desde luego también, las tensiones y polémicas generalmente alentadas desde el frente más conservador que si bien López Mateos quería evitar cuando pide a Torres Bodet, cito: “Evitar expresiones que susciten presiones, odios, rencores, prejuicios y estériles controversias”, fin de la cita. De todas formas, se produjeron periódicamente desde finales de los años cincuenta y más o menos hasta la mitad de los años noventa del siglo pasado.

Pero hoy estamos ante un nuevo escenario. Por un lado, otros agentes formadores y de socialización compiten con la escuela y compiten con el libro. Por otro, los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, también se han sumado intensamente a los procesos informales de transmisión de información y de conocimiento a los procesos de desarrollo cognitivo, aún antes de que estos libros lleguen a las manos de los niños mexicanos.

Por eso, esta nueva generación de Libros de Texto Gratuitos ha representado un desafío mayor, porque se inserta dentro un proceso de profunda transformación educativa en nuestro país.

La Reforma Educativa busca, como bien lo dijo aquí Jaime Labastida, mejores maestras, mejores maestros y mejores escuelas y mejores contenidos. Por lo que se diseñaron Libros de Texto Gratuitos renovados y acordes con las orientaciones pedagógicas y curriculares de los nuevos planes y programas de estudio.

Además de los Libros de Texto se han diseñado nuevos materiales educativos que aquí han sido explicados a detalle. Que no son simples complementos o satélites de los primeros, sino que también aportan distintas interpretaciones y puntos de vista sobre los temas de cada una de las materias.

Los Libros de Texto y el resto de los materiales, pues, de esta manera se potencian y enriquecen mutuamente.

Es importante señalar que para el diseño y edición de estos materiales han participados maestras y maestros en servicio. Así como un verdaderamente nutrido y excepcional grupo de expertos y profesionales de la pedagogía y de cada una de las disciplinas y niveles educativos, aquí hay varios protagonistas de ello, que han contribuido a mantener los más altos estándares de pertinencia editorial y de contenidos en estos libros.

Y para ello, también hemos contado con el apoyo, con el acompañamiento, con la asesoría de la Academia Mexicana de la Lengua, de la Academia Mexicana de las Ciencias, de la Academia Mexicana de la Historia, entre otras instituciones que han coadyuvado para que estos libros sean de la máxima calidad.

Las cifras como vimos aquí son realmente impresionantes: se imprimirán 212 millones de libros en beneficio de más de 26 millones de alumnos y 1.5 millones de maestros.

También se fortalecen los libros de texto para el maestro, como bien también se explicaba aquí, los cuales presentan orientaciones, sugerencias y recomendaciones para la planeación de las clases y para la evaluación formativa, así como para distintas intervenciones didácticas.

También los libros presentan distintos diseños con el fin de que los maestros elijan el que mejor se apegue a su estilo y al diseño de su propia enseñanza. Por otra parte, se buscó que el diseño de los nuevos Libros de Texto sea moderno y visualmente atractivo, para que vaya en consonancia con el espíritu que convenza a la propia Reforma Educativa.

Las imágenes de las portadas, como lo veremos a continuación, incluyen diversas técnicas, artísticas, gráficas, acordes con los contenidos curriculares de la asignatura y del grado correspondiente. Después de ser impresos, como lo ha explicado Arturo Ancona aquí, por la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, los libros se deberán de distribuir, hanempezado ya a distribuirse a los casi 600 puntos de entrega en todo el país a más tardar en el mes de julio. Al día de hoy, se reporta un avance de la distribución superior ya al 70 por ciento.

Es muy importante puntualizar aquí que, una vez en los centros de acopio de estos materiales, les corresponde a las autoridades educativas locales, o sea a los gobiernos estatales concretamente, el último kilómetro; es decir, hacer llegar los libros a las escuelas porque así lo establece el artículo 19 de la Ley General de Educación.

Año con año esta actividad, de distribuir los libros, supone un esfuerzo mayúsculo para las autoridades educativas de todos los niveles y, para ello, para tener una mejor coordinación y mucha más eficiencia, hemos sostenido reuniones con todos los gobernadores y con los secretarios de educación estatales, para recalcarles la importancia de que se preparen bien y de que tomen en cuenta los recursos logísticos y presupuestales que necesitan ellos para hacer una entrega de los libros eficiente, oportuna y ordenada.

A más tarde el 20 de agosto, el día de inicio del Ciclo Escolar 2018-2019, los libros deberán de estar en todos los rincones de la geografía nacional, igualmente para zonas de difícil acceso, como por ejemplo aquellas en donde están por sí mismas rezagadas o bien que han sufrido algún tipo de desastre natural como el tema de sismos, inundaciones ahora.

Hemos conversado ya y suscrito un convenio con las secretarías de la Defensa y de la Marina para que, en caso necesario, contemos con su apoyo para cumplir con la entrega de estos libros ahí en esos lugares donde específicamente representen un grado adicional de dificultad.

Termino ahora. La forma como Torres Bodet recordaría la gestación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos y que relata en sus memorias, en el capítulo de la Tierra Prometida, no tiene desperdicio. Dice:

“Pronto dejaría de ser el secretario de Educación Pública, pero no habría ya en nuestro país, en lo sucesivo, niño que careciese, si asistía a un plantel primario, del material de lectura que todo estudio requiere. Aunque han pasado los años, los libros gratuitos siguen distribuyéndose. No me hago a este respecto ilusión alguna, lo sé muy bien, quienes reciben estos volúmenes ignoran e ignorarán hasta el nombre del funcionario que concibió la idea de que el gobierno se los donase. No obstante, dice Torres Bodet, cuando al pasar por alguna calle de alguna ciudad de México encuentro a un niño con su libro de texto bajo el brazo, siento que algo mío va caminado con él y reitero mi gratitud al gran presidente humano, sin cuya comprensión no hubiese podido nunca llevar a cabo lo que definió Goethe como la dicha mayor del hombre: realizar, en la madurez, un sueño de juventud”.

​​​​​​​Torres Bodet ha sido bien servido esta mañana. Muchas gracias.