Ciudad de México
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Muy buenas tardes tengan todas y todos ustedes.

Para mí es un honor poder estar el día de hoy aquí en esta celebración, en la cual agradezco y felicito al doctor Cabrero, muchas gracias Enrique por esta felicitación.

De igual manera, con mucho gusto, saludo al rector de nuestra máxima casa de estudios, doctor Graue, muchas gracias por estar aquí, siempre es un gusto poder compartir un espacio y uno particularmente como éste, con usted.

Lo mismo al señor director del Instituto Politécnico Nacional. Muchas gracias Enrique; al doctor Heredia Micha.

A quienes encabezan las comisiones de Ciencia y Tecnología en ambas cámaras, en el Senado. Muchas gracias Patricio, en la Cámara de Diputados, muchas gracias.

Y a todos quienes hoy nos acompañan, Manuel, en fin, a toda la comunidad científica que hoy está aquí. Y por supuesto a quienes están en representación de los 27 Centros de Investigación Públicos del Conacyt.

Es de verdad un gusto y un honor poder estar con ustedes compartiendo esta celebración de 25 años. Es relativamente poco tiempo, como decía el doctor Cabrero, pero al mismo tiempo es ya un cuarto de siglo en el que han contribuido de manera notable con la generación de conocimiento con la generación de ciencia, con la innovación en nuestra nación, en nuestro país y por supuesto también en la enseñanza y en diseminar el conocimiento que se genera en México y que también se genera en otras partes.

Justamente ahorita varias de las exposiciones, la que hacía el doctor Scheder, por supuesto, hablaba de la importancia de la internacionalización y de cómo, algo que ustedes conocen muy bien, se van generando estas redes de conocimiento de las cuales México es parte, y cada vez es parte más importante y fundamental en gran medida gracias a estos centros de investigación del Conacyt.

Así es que por todo eso, muchas felicidades por esos 25 años de extraordinario trabajo, de trabajo y servicio a México, a la República, a sus jóvenes, en fin a toda la sociedad de nuestro país.

Han dado, ya aquí traía muchos de los datos que quienes me antecedieron en el uso de la palabra han dado y que no quiero repetir. Creo que han expuesto muy bien tanto la estructura de este sistema de centros de investigación, como las funciones que tienen, los números de investigadores que tenemos cada vez mayor, de quienes están en el SNI, de los esfuerzos en diversas áreas, la importancia de la interdisciplinariedad o de buscar métodos de investigación y de enseñanza interdisciplinarios que hoy es absolutamente clave y fundamental.

Y creo que todo esto refleja la fortaleza y la solidez de este sistema que obviamente se complementa con la investigación que hacen nuestras instituciones públicas, de manera muy señalada la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional, el Cinvestav, por supuesto siendo parte también del Politécnico Nacional, pero con una vida y una trayectoria muy particular y de una excelencia académica, los tecnológicos, en fin que nos da hoy una red de conocimiento y nos da una red de investigación sólida, muy sólida y que hoy festejamos estos 25 años en donde reitero mi felicitación.

Pero por todo eso, permítanme en estas palabras que prometen ser lo más breve posible, compartir con ustedes, además del gusto de estos 25 años, una reflexión de porque pienso que además de esta historia de 25 años, estos centros juntos con las instituciones que hoy nos acompañan, son absolutamente claves y fundamentales no solo en el presente, sino en el futuro de México.

Y me parece que son así por muchos motivos, pero centralmente por tres grandes retos y tres grandes objetivos que están interrelacionados entre si y que tenemos desde hoy como nación, pero que se van acentuar en los próximos años y en las próximas décadas.

El primero que va a ser un gran reto para México, pero no solo para México, es un gran reto de la humanidad en su conjunto, es lo que popularmente o de manera general hoy se conoce como la Cuarta revolución industrial. Y que tienen que ver con los procesos ciber y digitalización, pero que de manera muy señalada van a tener, ya están teniendo, pero lo van a tener con mayor fuerza en los próximos años y en las próximas décadas, los procesos de mecanización tecnológica que van a tener un impacto extraordinario en el mundo laboral no sólo de México sino de todo el mundo. En los próximos años, no muy lejos, en las próximas dos décadas, en los próximos 20 años el mercado laboral de México y del mundo se va a transformar de manera extraordinaria. Y gran parte de los trabajos que hoy existen van a poder  hacerse de manera mecánica.

Y van a tener incluso precios muchos más bajos de lo que se paga a capital humano y eso va a generar una transformación brutal en lo económico y en los sistemas de empleo en México y del mundo. Y hay dos maneras de afrontar esto: quererlo negar como se hace en muchos otros países, y querer pensar que se puede regresar a un mundo de procesos industriales de la posguerra o prepararnos para ese cambio que es importante.

Si no nos preparamos, no hay duda de que México --como muchos otros países del mundo-- va a poder, va a sufrir seguramente de altas tasas de desempleo con todas las consecuencias sociales y políticas que esto va a tener. Sin embargo; si  nos preparamos puede ser una gran oportunidad porque así como se va a desplazar gran parte del empleo por esta Cuarta revolución industrial, se van a generar oportunidades gigantescas también de empleo de mayor productividad de generación de riqueza y sobre todo de bienes, de fuentes de bienestar también extraordinarias para las sociedades y para la humanidad.

Y en gran medida, el reto de cómo afrontemos los cambios, parece lejos, pero está a la vuelta de la esquina, tiene que ver de manera central con la educación, con la ciencia y con la tecnología, con la innovación. Y por eso reitero que todas las instituciones aquí presentes son absolutamente claves para afrontar este reto que tiene México y que tendrá el mundo en los siguientes años.

Si México logra consolidar un sistema de educación de alta calidad desde antes de preescolar a través de la educación infantil temprana hasta la universidad, conectado de una manera coherente con un sistema de investigación y la innovación desde la ciencia básica con la importancia que tiene hasta la ciencia más aplicada de la mano con el sector productivo. Y por supuesto trabajando de manera interdisciplinaria y global estoy seguro de que nuestro país va a poder enfrentar este reto y en lugar de que sea un problema va a ser una plataforma de desarrollo y una plataforma para generar y para contribuir a los otros dos grandes retos que me parece que todas estas instituciones estamos llamados a continuar.

El segundo, y que se conecta con éste, tiene que ver íntimamente con que todos los que pensamos que la función del desarrollo es la libertad. Y la libertad  pensada de manera amplia, sí por supuesto,  la libertad política, las libertad de ejercer diversos derechos, pero también la libertad de tener la posibilidad de optar y poder desarrollar el proyecto de vida que cada quien tenga. En ese sentido amplio de libertad, la generación de conocimiento de innovación, de tecnología y una educación de calidad, son absolutamente claves y fundamentales y lo son no nada más porque la educación y el conocimiento son intrínsecos en gran medida la felicidad del ser humano, porque poder entender un fenómeno, poder aprender, poder entender, generar conocimiento, aprender de otros es y genera felicidad, sino que también el conocimiento, la innovación, la educación genera opciones. Alguien que tiene una educación de calidad, alguien que vive en un país que genera opciones para esa educación de calidad, puede optar por lo que más quiere en la vida, no por lo que no quedó otra cosa que hacer.

Y este es otro gran reto que tenemos en nuestro país. En estos 25 años estos centros de investigación y nuestras universidades y el sistema educativo han contribuido muchísimo a este proceso que es además un proceso dinámico de una búsqueda permanente de la libertad, pero que se podrá consolidar también en el siglo XXI a partir de que una vez más consolidemos un sistema educativo de calidad desde el inicio y para toda la vida y centrado y fundamentado en estos centros de investigación pública, y por supuesto, en nuestras grandes instituciones.

Y esto nos lleva, me parece, a un tercer gran reto, que a veces suena extraño, pero del  cual yo estoy absolutamente convencido que es posible y es que México sea una gran potencia en el siglo XXI. Yo estoy convencido de que nuestra nación, de que nuestro país tiene todos los elementos para ser una gran potencia.

Y cuando me refiero a una gran potencia, me refiero precisamente a esto, un país que permita que todos sus habitantes puedan vivir en absoluta libertad en este sentido amplio, un país que por su innovación, por su educación, por su ciencia, por su tecnología contribuya no sólo al bienestar de los mexicanos, sino contribuya al bienestar de la humanidad en un sentido de construir la paz y el bienestar, la libertad a través de la educación.

Y estoy convencido de que nuestro país tiene todos los elementos, los tiene históricamente, somos una nación heredera de muchas culturas y de culturas milenarias, lo que nos da una gran fortaleza. Este país es heredero de múltiples culturas prehispánicas, pero que a su vez se fusionaron sí con España; pero España representaba muchas cosas: España era a la vez la Grecia clásica, era Roma,  era el Mediterráneo, era la cultura árabe y esa fusión generó una potencia pocas veces vista en la historia de la humanidad que le dio a nuestro país, entre muchas otras cosas, tener algunas de la ciudades más extraordinarias del barroco, haber tenido científicos como Sigüenza y Góngora, pensadores como Sor Juana Inés de la Cruz, etcétera.

Un país que después se nutrió de muchas migraciones de distintas regiones del mundo de Asia, de Estados Unidos, de Europa, prácticamente de todo el mundo, que tuvo una revolución que transformó la trayectoria, después de la independencia y que le dio una gran fuerza cultural y educativa a nuestro país y que dio también grandes pensadores intelectuales como Octavio Paz,  que generó las instituciones que hoy están aquí presentes en gran medida y que eso nos ha dado una gran fortaleza como país.

Que hoy somos una de las naciones que tiene un gran territorio que conecta dos océanos, que conecta a América del Norte con América del Sur, que está abierto al mundo, que tiene tratados de comercio con  las principales economías; una nación que va a tener muy pronto 130 millones de habitantes, de los cuales la edad media es de 27 años, una población joven, algo fundamental en este siglo XXI y en el futuro que tenemos enfrente. Un país que ha logrado, gracias en gran medida al esfuerzo de estos centros de investigación y de nuestras instituciones, ser una nación altamente productiva en muchos sectores.

Hoy México exporta más que toda América Latina en conjunto y cada vez exporta o genera productos de manufactura avanzada cada vez más importante. En fin, tenemos enormes fortalezas que si las sabemos aprovechar, estoy convencido que el siglo XXI será el gran siglo de México y lo será a través de la educación, a través de la innovación y a través de la ciencia y de la tecnología. Por todo lo que dije, pero porque además será también a través de la educación, una de las mayores fuerzas, para enfrentar los otros retos que tiene nuestro país, que son muy claros: consolidar el estado de derecho; combatir la corrupción; combatir la inseguridad y combatir la desigualdad que sigue siendo uno de nuestros grandes retos.

Y para eso se necesitan muchas cosas, pero sin duda, la educación, la generación de conocimientos, serán clave también para generar estos procesos que le darán a México la fortaleza de ser una gran potencia en el siglo XXI. Así es que por todo ello, y ya me extendí más de lo que me hubiera gustado hablar, pero este tema que me apasiona y que el poderlo compartir con ustedes en este 25 aniversario es para mi gusto.

Enhorabuena, muchas felicidades y sigamos trabajando juntos para que el siglo XXI sea el gran siglo México.

Muchas gracias.

Audio
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Participación del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer