México, DF, 19 de marzo de 2015.


Estimados Jesús y Regina Reyes Heroles, e hijos:

Doctor José Carreño Carlón, director del Fondo de Cultura Económica:

Don Raudel Ávila, don Álvaro Matute y don Fernando Escalante:

 

Respetable auditorio:

Conocí adon Jesús cuando él pasaba apenas los 50 años y yo recién había egresado de la Facultad de Derecho. De ninguna manera fue un encuentro casual: literalmente lo perseguí largo tiempo, porque ya desde entonces, en el aula admiraba su trayectoria, leía sus obras y observaba su actuación política.

Fue la primera una impresión indeleble; superó la imagen que, desde lejos, tanto atraía a muchos de mi generación: culto hasta la erudición; moralmente intransigente; claro e impecablemente dialéctico; imprimió a sus enseñanzas la virtud de su propio ejemplo.

Hoy, a 30 años de su partida, su pensamiento se mantiene vivo y nos interpela con plena vigencia. Él, decía, ojalá que el futuro habiten mexicanos que crean en las ideas que exponen, que digan lo que piensan y que piensen lo que digan. Ésa era la ambición de don Jesús: fundada en sus convicciones.

 

Para entender y transformar su circunstancia, se dedicó a explorar la singularidad de México, consciente de que era crucial analizar los momentos y las tensiones, los personajes y los procesos que habían construido el espíritu y las instituciones del país.

Como lo expresó en un ensayo sobre Justo Sierra, “si la historia es la política mirando hacia atrás, puede decirse, igualmente, que la política es la historia mirando hacia adelante”.

Gracias a su erudición y rigor, pudo percatarse de que los grandes protagonistas de la independencia, la Reforma y la Revolución habían hecho suya la doctrina liberal, a la cual, servido de su originalidad, denominó “liberalismo social”.

Si se hubiera dedicado exclusivamente a indagar el pasado, lo recordaríamos como un gran sociólogo e historiador, pero fue más allá.

Al precisar causas y factores, vio que el presente no es un punto estático, sino parte de un flujo imparable. Armado de este conocimiento, pudo anticipar problemas y trazar soluciones para incidir, decididamente, sobre su tiempo.

Su adiestramiento político comenzó nada más y nada menos que con Adolfo Ruiz Cortines, quien le mostró el valor de la sensibilidad, la congruencia y la experiencia.

Dotado para la tarea, comenzó a ejercerla sin desconocer sus riesgos.

Decía Reyes Heroles acerca de estos riesgos que hacer política es como montar un tigre: resulta igualmente peligroso ir sobre la bestia, que querer descender de ella abruptamente, exponiéndose a ser devorado.

A lo largo de su carrera como servidor público, cuando no contribuía a ejecutar ideas, aportaba al concebirlas. Ahí quedan como ejemplo de pensamiento y acción la reforma política y la revolución educativa, como ejemplos de su invaluable labor.

Su paso por la Secretaría de Educación Pública fue la culminación de todas sus convicciones. Una formación integral y armónica, decía, debe ofrecer un equilibrio entre la teoría y la praxis, entre el saber y el hacer. Sólo así, la enseñanza trascenderá las aulas y asumirá su papel central en la vida de los mexicanos.

La antología Hombre de acción, hombre de historia que hoy se presenta, reúne las distintas facetas, los intereses múltiples y las encendidas convicciones de nuestro homenajeado. Quiero dar las gracias al trabajo de Eugenia Meyer, quien con lúcido esmero coordinó esta importante obra.

Es particularmente oportuno que el Fondo de Cultura Económica se haya encargado de publicarla.

Durante sus 80 años de vida, la casa editorial que hoy nos recibe se ha consagrado a la indispensable tarea de difundir las contribuciones de los principales exponentes del panorama intelectual.

Al incluir a don Jesús en su catálogo desde 1974, el Fondo reconoce a un mexicano fundamental que es actor invaluable para la discusión pública.

Es de destacarse el valioso papel del doctor Carreño al frente de esta institución. Su gestión ha contribuido a afirmarla y a proyectarla como el máximo designio editorial de su tipo en iberoamérica.

Me complace anunciar en este evento que reúne a tantas personas vinculadas con este mexicano universal, que la Secretaría de Educación Pública ha instituido el Premio Jesús Reyes Heroles.

Otorgará anualmente esta distinción al mejor ensayo en historia política o en ciencia política sobre México, y lo hará elaborado por un alumno o investigador nacional que curse o que realice estudios en centros de educación superior.

El galardón busca reconocer el trabajo de aquéllos que en el estudio y el análisis de la política han encontrado una forma de explicar no sólo nuestro origen, sino el porvenir.

En su primera edición será entregado a finales de este año y, subsecuentemente, el día 3 de abril, fecha de su natalicio del maestro.

Señoras y señores:

En mayo de 1985, tuve el privilegio de participar en un emotivo homenaje a sólo dos meses de su partida

En aquella ocasión, concluí mi mensaje buscando traducir en palabras el legado que su vida representó a nuestra generación Jesús Reyes Heroles.

Tres décadas después, sigo sin encontrar una mejor forma de referirme que aquélla que mencioné en el 85:

“Jesús Reyes Heroles es compromiso, arquetipo, futuro y respuesta.

“Es, por la riqueza moral de su magisterio, aun antes que por su brillante inteligencia, un arma extraordinaria a esgrimir en épocas de desencanto; un arma poderosa que prueba, por sí sola, que la política, la buena política, la verdadera política, es oficio reservado a las personas”.

Muchas gracias