Ciudad de México
linea 2jpg
Muy buenas tardes a todas y todos ustedes. Quisiera saludar en primer lugar y con mucho afecto a la embajadora, Anne Grillo. Embajadora de Francia en nuestro país.

Al subsecretario Rodolfo Tuirán, y a todos los distinguidos miembros del presídium, así como de manera muy especial a todos los becarios destacados que se van en estos días, hoy algunos, mañana otros, el sábado algún grupo adicional, a una experiencia, respecto de la cual sólo puedo decirles una cosa: les tengo una enorme envidia.

Así que no sé si alguno sepa que a partir del 30 de noviembre o del 1 de diciembre estaré desempleado. Yo no tuve oportunidad de aspirar a este programa, porque el programa tiene 17 años más o menos, y yo salí o estaba en la universidad, pues unas décadas antes.

Pero si hay alguna posibilidad para los adultos mayores de que MEXPROTEC y MEXFITEC, pues abran una posibilidad, pues es políticamente correcto en estos tiempos. Embajadora es lo que entiendo, así que ahí estaré para presentar mi solicitud.

En segundo lugar, quisiera además de declarar mi sincera y muy sana envidia, por supuesto, felicitar a la embajadora porque Francia ganó el mundial de fútbol en esta ocasión. Y lo ganó, bueno muy bien con un gran talento, con gran eficacia, pero con un elemento que aquí ha sido mencionado, lo dijo la embajadora, que es el gran sentido de apertura e inclusión de Francia y de la sociedad francesa.

Así que muy merecidas felicitaciones embajadora. Espero que a todos estos chicos les vaya muy bien en este trance y a lo largo de su vida.

Pero si alguno tiene buenas capacidades futbolísticas igual encuentra por ahí un camino alternativo.

Quisiera compartir de manera breve algunas reflexiones por lo que significa este programa. Pero permítanme empezar por la enorme significación que tiene y que ha tenido históricamente la relación entre México y Francia. Es una relación que ha tenido muy distintos momentos de carácter político, en lo cultural, en la cooperación científica, educativa y técnica, en lo económico, por supuesto, y en lo comercial.

Y si uno repasa muy rápidamente tan sólo la historia del siglo XX, hay grandes y enormes momentos en que nuestros países han podido probar que son amigos, que son socios y que son aliados.

Muchas generaciones, particularmente y quizá las de los años 50 o de los años 60 de académicos, de políticos e intelectuales mexicanos, iban justamente a Francia estudiar. 

Antes de que viniera una generación relativamente más joven que empezaron a ir a otros países, particularmente a Estados Unidos. Ir a París a estudiar, a aprender la lengua, la literatura, era ir un poco a la meca sin duda alguna.

De ahí surgió, y es curioso que en los años 50 y en los años 60, lo que luego se conoció como el Boom latinoamericano que era esta gran generación de escritores como Carlos Fuentes, como Nety, como Donoso el chileno, como Julio Cortázar.

Ese Boom latinoamericano nació en realidad en Francia, en París, y al amparo de los vientos intelectuales, de libertad, de riqueza que en Paría y que en Francia les ofrecía.

Muchos de ellos y quizá muchos de nosotros parte de nuestra educación extra escolar, fue entre otras cosas, la literatura, por supuesto, la música, y el cine francés. Ya muchos no se han de acordar, pero yo todavía tengo algunos discos de Moriche Bailler, en mi casa en el acetato. Bueno en esto es más o menos cercano a mi edad. El doctor Tuirán se hizo desentendido, pero creo que si lo alcanzará a recordar.

Nos embelesamos viendo en las pantallas como ahora sigue siendo el Festival de cine francés, que le pido que no lo vayan a suspender nunca a la embajadora. Nos embelesamos viendo el cine francés, viendo las grandes actuaciones de Jean Mojo, de Catherine Deneuve, en fin, de una (inaudible…) de actores, de Ir Montag, de Alain Delon, que en su época decían que era el hombre más guapo del mundo, como Catherine Deneuve, la más guapa del mundo.

En fin, adquirimos de muchas maneras una cultura, un acceso, una cercanía, una proximidad a la cultura francesa. Con el tiempo eso se volvió realmente una amistad férrea, aun ahora en 2018. Muchos siguen o seguimos recordando la visita del general De Gaulle a México en marzo de 1964.

Y creo recordar que todavía la embajada de Francia en México, en la residencia de la embajadora, ahora por ahí hay unas fotos del general De Gaulle aquí mismo en la Plaza de la Constitución, en Palacio Nacional, en el desfile que encabezó con el presidente López Mateos por el Paseo de la Reforma.

Y para terminar esta breve introducción también debo confesarles, confesarle a la embajadora de que la embajada de Francia tiene aquí un infiltrado. Porque como usted sabe uno de nuestros subsecretarios Antonio Ávila es francófilo de corazón. Y el año pasado fue reconocido precisamente con un grupo de mexicanos en la embajada de Francia en México. Así que a ver si trabaja para la embajada, para la SEP, pero en fin en cualquier cosa es parte de la inclusión y de esta amistad.

En los últimos años, sin embargo y esto tiene que ver con la extraordinaria riqueza, con la variedad de las disciplinas a las que va a estudiar esta generación, con el nivel de fortaleza y de diversificación que ha alcanzado la relación entre México y Francia en el campo económico, por ejemplo, Francia es hoy el cuarto socio comercial de México entre los países de la Unión Europea. Por un intercambio total entre ambos países ya casi cercano a los 6 mil millones de dólares hasta el año pasado.

En materia de inversión, por ejemplo, de 1999 a 2017 la inversión extranjera directa acumulada de Francia en México fue de casi 4 mil 800 millones de dólares. Y en esta administración, la del presidente Enrique Peña Nieto, se ha producido el 75% de la inversión histórica de empresas francesas en México.

Lo que demuestra no sólo la vitalidad de las relaciones franco mexicanas en la actualidad, sino en la variedad y el sentido de prospectiva y de futuro que han adquirido.

Francia es el décimo primer inversionista más importante en México. Principalmente en distintas áreas de los sectores que aquí han sido señalados, como los que van a ser materia del intercambio que van a tener estos chicos en Francia.

Hoy ya hay, ya me corregirá la embajadora, pero aproximadamente 550 empresas francesas que emplean 110 mil personas en áreas tan variadas como el medio ambiente o como el sector aeroespacial. Quizás unas mil 600 empresas mexicanas que tienen participación francesa. Sin embargo, la relación de cooperación ente Francia y México en materia educativa es aún más estrecha, más sólida y desde muchos puntos de vista, mucho más estratégica que la sola relación económica que de suyo lo es.

Las áreas de educación, ciencia y tecnología son temas prioritarios para ambos países. Así como el respeto, la tolerancia, la promoción de la diversidad y la necesidad de propiciar, el diálogo entre culturas.

En el ámbito de la cooperación educativa y lingüística, hay cuatro liceos franco mexicanos con ya casi cerca de 5 mil alumnos en México, en Cuernavaca y Guadalajara.

Hay una enorme red ente 35 y 40 sedes de alianza francesa en todas partes del país, donde me imagino que muchos de los aquí presentes de esta generación habrán estudiado y aprendido su francés.

Hoy Francia es el tercer destino para los estudiantes mexicanos con más de 3 mil alumnos y no es una casualidad, todos sabemos que quizás unas de las áreas de especialidad más prestigiadas en el mundo en materia de gestión y de gestión pública, ha sido históricamente la escuela Nacional de Administración Francesa, como lo fue en su momento la gran generación de las escuelas de la Educación Normal en todo el mundo.

Así pues, Francia y México han establecido grandes programas de cooperación en nuestras materias, cuyo objetivo aquí ya se ha dicho es incentivar, estimular robustecer la movilidad de estudiantes, de profesores, de académicos y de investigadores, así como reforzar estos vínculos de cooperación, entre estos grandes programas, o en estas grandes avenidas de cooperación. Los dos programas cuyos integrantes que están aquí con nosotros esta tarde, son un reflejo muy fiel, de esa vocación, de ese espíritu, de ese sentido de futuro para el que estamos trabajando ambos países.

Sin duda alguna, la internacionalización de la educación es, por lo tanto, la herramienta mediante la cual se podrá formar a los estudiantes con una mentalidad global, y con las herramientas para que aprovechen las ventajas de la globalización. 

No deja de ser muy llamativo, lo digo con toda franqueza, que cuando yo les preguntaba a los chicos que pasaban para entregarles su constancia del programa, les pregunté a cada uno de ellos la especialidad a la que iban, y todas ellas reflejan esa diversificación, es sofisticación –incluso-- que ha alcanzado hoy la economía mexicana.

Como ustedes saben, hace unos cuantos años el MET elaboró una cosa que le llaman el Atlas de la complejidad productiva de 89 o 90 países, para medir que tan sofisticada y qué tan variada era su canasta exportadora, y México ocupó el lugar número 29 sobre estos casi 90, lo cual refleja muy bien cómo ha ido cambiando la fisonomía, la arquitectura, la estructura de la economía mexicana hacia áreas verdaderamente sofisticadas como varias, diría todas, a las que van a ir a estudiar los miembros de la generación de estos dos programas a Francia, en los próximos 10 u 11 meses.

Ante ese panorama, pues, es necesario que los jóvenes mexicanos cuenten con canales de movilidad internacional que les permita desarrollar, afinar, sus habilidades y sus competencias, y paralelamente esto les va a permitir incrementar sus posibilidades de éxito a la hora de ingresar en el mercado laboral.

Los beneficiarios de ambos programas tendrán la responsabilidad de representar de alguna medida a México en el exterior, y sé que lo harán en una nación que ha sido fuente de grandes pensadores para la humanidad; un país de grandes avances científicos y tecnológicos; abierto a otros países y de una riqueza multicultural única en el mundo.

Ustedes, lo repito, serán dignos representantes de nuestro país, de sus estados, de sus escuelas, de sus comunidades. Así que les pido que aprovechen esta oportunidad al máximo, compartan ideas y experiencias, ábranse a otras culturas, a otras formas de pensar, a otras formas de entender el mundo, la educación y la vida, porque de esa manera se estarán enriqueciendo ustedes de muchas formas. Se, también, que regresarán a México con nuevas amistades, con nuevos aprendizajes y con gratos recuerdos de sus estudios en Francia.

A su regreso tendrán la responsabilidad de poner en práctica lo que hayan aprendido en sus escuelas de procedencia, en sus trabajos futuros y en sus propias comunidades. Diviértanse, denle tiempo a lo lúdico, de entender la cultura de Francia y de otros países, dense tiempo para cumplir con su principal obligación que es estudiar, pero busquen otras horas para que puedan adquirir ese sabor a vida, ese sabor que solamente el contacto en la calle con otras culturas se puede percibir.

No les diré, ni les deseo, por su puesto, lo que alguien dijo alguna vez: ver París, ya puedo morir tranquilo. Así que regresen, regresen con bien. Y quisiera no solamente evocar a De Gaulle, porque este es un gesto que ratifica su pensamiento cuando en 1964 dijo aquella frase famosa “Francia y México de la mano en la mano”.

Simplemente yo quisiera, y con esto termino, leerles un parrafito de una carta de Jean Casault le mandó a Jaime Torres Bodet, un mexicano universal, que como ustedes saben fue antiguo secretario de Educación Pública, director general de la Unesco, y cuando ya venía le escribieron muchos amigos de él cartas para despedirlo, para desearle buen regreso a México. Y Jean Casault le dice en la carta que le envía: “don Jaime, sus amigos parisinos están desolados por su partida, usted forma parte integrante del aire de París; ahí respira tan a su gusto que va a dejar un hueco y no va a hacer falta”. Yo espero que, a ustedes, sus amigos les escriban una carta semejante.

Que les vaya muy, muy bien.