Muy buenas tardes a todas y todos.

Es para mí un verdadero honor y un gusto que me permitan este espacio. Quiero agradecer, en primer lugar, al presidente de Encuentro Social, Hugo Erick, muchas gracias por esta invitación, de verdad aprecio mucho el que me permitan tener este espacio para poder platicar y conversar con ustedes sobre la Reforma Educativa y sobre el Modelo Educativo.

También a Alejandro, muchísimas gracias por este espacio y por esta oportunidad.

Y a ustedes, por supuesto, gracias por el interés, gracias por estar aquí. Agradezco esta amplitud en donde se cuente con la presencia de diputadas y de diputados federales, locales, con el presidente del partido y con demás miembros que conforman el Partido Encuentro Social.

Permítanme empezar esta plática, esta presentación, previo para poderlos escuchar, que es mi mayor interés, poderlos escuchar, poder responder diversas preguntas, inquietudes que tengan de la Reforma, sobre el Modelo Educativo y que podamos platicar con toda apertura sobre todo lo que ustedes quieran.

Pero para ello, permítanme recordar algo que es fundamental y que a veces en el debate se empieza a perder de vista. Y es poder hacer junto con ustedes una reflexión del porque hicimos esta Reforma Educativa.

Y para ello iniciar con una breve, pero me parece importante reflexión histórica de dónde estábamos, cómo llegamos al momento de hacer esta Reforma, porque la hicimos y que es lo que buscamos hacia adelante.

Hace casi cien años, para ser precisos hace 95 años, en el año de 1921, se fundó la Secretaría de Educación Pública. En ese momento el presidente de México, Álvaro Obregón, funda la SEP y pone como primer secretario de Educación a José Vasconcelos, un intelectual muy destacado y muy importante, de su época.

Y en el decreto de creación de la Secretaría de Educación Pública se dice, de manera específica, que la razón de la creación de la SEP, justo terminando la Revolución Mexicana, era poder crear y sostener un sistema de educación pública en todo el país.

¿Por qué? Porque en esa época, en 1921, hace 95 años con una población de apenas 15 millones de habitantes, en México no existía un sistema de Educación Pública. En ese momento, reitero, con 15 millones de habitantes, únicamente el 10 por ciento de las niñas y de los niños asistían a la escuela.

Y estoy hablando de la educación básica. Cuando estamos hablando de niveles más altos, como el caso de la Educación Media Superior o de la Educación Superior era prácticamente inexistentes. Más allá de la Universidad Nacional y de algunas universidades en las principales capitales del país, prácticamente nadie tenía acceso a la Educación Media Superior.

Y después de 95 años y esto es un gran éxito del sistema educativo del siglo XX, hoy en un país de 120 millones de habitantes, tenemos un sistema educativo que a nivel primaria es universal, es decir todas las niñas y los niños tiene acceso y van a una escuela.

En secundaría es también prácticamente universal, ya que la cobertura es por encima del 97 por ciento. En el caso de la Educación Media Superior hoy la cobertura es de 78 por ciento, cuando inicio el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto era tan sólo del 68 por ciento, es decir en cuatro años se ha incrementado en 10 puntos la cobertura de la Educación Media Superior y la Educación Superior tiene una cobertura del casi ya 36 por ciento.

Sin duda, necesitamos seguir avanzando en Educación Media Superior, el objetivo del sexenio es 80 por ciento y seguramente lo vamos a superar y en Superior es poder alcanzar el 40 por ciento.

Ante esto, hoy reitero, con un país de 120 millones de habitantes, tenemos el quinto sistema de educación pública más grande del mundo, después de Estados Unidos; después de China; después de la India, y después de Brasil, México tiene el quinto sistema de educación pública más grande del mundo con 34 millones de alumnos.

Esto es más que el tamaño de muchos países de América Latina por ejemplo, dos millones de maestros y un poco más de 280 mil planteles educativos.

En ese sentido, el sueño que hace 95 años tuvieron el presidente Álvaro Obregón y el secretario Vasconcelos de poder tener en cada rincón del país una escuela y un maestro hoy es una realidad.

Sin embargo, a pesar de este gran esfuerzo y de este éxito del siglo XX en México había que reconocer una realidad, la calidad de ese sistema educativo dejaba muchísimo que desear medido como se quiera medir; medido por las pruebas internacionales, de PISA, los resultados de los alumnos mexicanos están muy por debajo de lo que México necesita para sortear el siglo XXI.

Bajo cualquier análisis cuantitativo o cualitativo, el estado de nuestra educación claramente no estaba cumpliendo con la función de darles las herramientas que requieren los niños, las niñas y los jóvenes para enfrentar con éxito el siglo XXI.

Un siglo en donde además el reto educativo aun es superior ¿Por qué? Porque enfrentamos un siglo en donde la generación de conocimiento y contenido ha crecido a una velocidad exponencial como nunca antes.

Hoy por ejemplo, de acuerdo con diversos aspectos, particularmente un grupo de expertos de Reino Unido dicen que los principales puestos de trabajo dentro de 20 años hoy ni siquiera los conocemos ¿Por qué? Por la velocidad a la que camina y a la que se logra el cambio tecnológico y los impactos que tiene en los procesos económicos y que por lo mismo los empleos dentro de 20 años todavía no los conocemos en sectores que todavía no se han generado pero que sabemos que por el cambio tecnológico van a existir.

¿Quién hubiera pensado por ejemplo, hace 15 o 20 años que muchos de los empleos mejor pagados en el mercado laboral iban a tener que ver con el internet o con el desarrollo de software, con un conjunto de tecnologías que hace 20 años no nos imaginábamos que iban a existir?

Y tenemos que preparar para esa realidad a los niños, a las niñas y a los jóvenes de México. Por ello, era fundamental hacer un cambio profundo radical y de raíz de nuestro sistema educativo, porque si bien se había expandido y se había logrado esa gran cobertura era un sistema -hay que decirlo- tenía muchos vicios.

¿Cuáles? Y uno central, que la educación, el Estado había perdido la rectoría en materia educativa. Era una organización el sistema educativo altamente corporativo y clientelar en donde el mérito no era la esencia de la carrera magisterial sino por el contrario era la opacidad, corporativismo, el clientelismo.

Y por lo tanto, la carrera de los  maestros estaba sujeta a diversas cuestiones opacas, a favores políticos que no premiaban reitero el mérito ni permitía a los maestros hacer una carrera profesional sustentada en su esfuerzo, en su mérito y por supuesto, en tener una capacitación y una formación continua.

Como parte de este mismo sistema, las escuelas que son la esencia ¿Por qué? Porque en las escuelas sucede el proceso educativo. En las escuelas están los alumnos, los maestros, los contenidos educativos, los materiales y por lo tanto la escuela es el centro de una buena política educativa.

Las escuelas estaban en el abandono en su organización, eran como lo han dicho muchos expertos el último punto de la cadena educativa.

Las escuelas simplemente recibían mandatos ya fuera de la burocracia o de los sindicatos sin tener ninguna posibilidad de autonomía de gestión, sin tener el acompañamiento pedagógico que requieren y por lo tanto, las escuelas hay que decirlo no funcionaban bien.

El tiempo para el aprendizaje se desperdiciaba y además las escuelas en su estado físico estaban en pleno abandono y eso es algo que todos sabemos y todos intuíamos, pero que previo a la reforma educativa ni siquiera lo podíamos saber con exactitud.

Era tal el nivel de atraso que teníamos en el sistema educativo que por ejemplo es increíble pero hay que decirlo previo la reforma educativa ni siquiera sabíamos cuántas escuelas y maestros había en el país.

Ese era el nivel de atraso, gracias a la reforma educativa que mandató hacer un censo educativo al INEGI hoy por primera vez sabemos con toda precisión cuántas escuelas y cuántos maestros hay, pero además nos permitió tener una herramienta muy poderosa.

Porque pudimos cuantificar cómo era el abandono de la infraestructura de las escuelas y hoy por ejemplo sabemos, y les puedo decir que desafortunadamente, más del 15 por ciento de las escuelas del país ni siquiera tienen baños; o les puedo decir que el 10 por ciento de las escuelas no están conectadas a la red eléctrica, pero esta información también nos permitió dar la solución y por ello, el presidente de la República nos instruyó a crear un programa para ir paleando el deterioro en el que se encuentran muchas de las escuelas.

Y por eso creamos un programa que se llama Escuelas al CIEN en donde estamos invirtiendo 50 mil millones de pesos, es decir, 3 mil millones de dólares para poder arreglar y dejar en condiciones de dignidad a un poco más de 33 mil escuelas. Es el programa más grande de infraestructura escolar que se ha hecho en décadas.

De la misma manera, nuestro sistema educativo –hay que decirlo– tenía una pedagogía muy vieja; no apta para el siglo XXI, y en muchos aspectos ni siquiera apta ya para el siglo XX. Una pedagogía que lo que buscaba era simplemente transmitir información y que el proceso pedagógico se basara en la memorización; los planes y programas de estudio nos tenía las actualizaciones que requerimos para enfrentar el siglo XXI.

De igual manera, derivado de todos estos vicios, el sistema educativo dejó de cumplir con una de sus funciones centrales, y es que la educación fuera motor del progreso social.

Si queremos revertir de manera estructural la desigualdad y la pobreza del país, lo tenemos que hacer por la vía de la educación. Podemos tener muchos programas de diversos tipos, sociales y económicos, que son muy importantes, pero la única manera que las niñas, los niños y los jóvenes que provienen de familias que no han tenido las oportunidades y viven en la marginación puedan superar la condición de sus padres, y poder aspirar a una vida de mayor libertad y de mayor prosperidad es a través de una educación de calidad. Que les demos las herramientas para que ellos, a través de su talento y su conocimiento, puedan superar la condición en la que estuvieron sus familias.

Y todo eso eran vicios que acarreaba nuestro sistema educativo: corporativismo; clientelismo; falta de rectoría del Estado; falta de mérito en la carrera magisterial; falta de preparación; falta de una profesionalización y una formación continua; abandono de las escuelas; planes y programas que no respondían a la realidad del siglo XXI, y, además, desafortunadamente, un sistema educativo que en lugar de romper con la desigualdad la perpetuaba.

Ésa era la realidad. Y si queremos enfrentar el siglo XXI como una nación ganadora, como un país que quiera compartir de tú a tú con cualquier otro país del mundo, particularmente en un mundo globalizado y en país como es México, que pertenece a los principales bloques comerciales del mundo, pertenecemos a Norteamérica, tenemos hoy un tratado de libre comercio muy importante con todo el Pacífico de América Latina; tenemos un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea; lo tenemos con Japón; próximamente estaremos en la Alianza del Pacífico. Es decir, necesitamos tener las herramientas para competir de tú a tú con los principales países y las principales regiones del mundo.

Y por supuesto hay que decirlo, tenemos que romper con la gran deuda que tenemos con muchos mexicanos que es la desigualdad y la pobreza.

Hace 40 años, por ejemplo, Corea del Sur era un país más pobre y más atrasado que México, y hace 40 años Corea del Sur tomó una decisión muy importante: sacar adelante a su población a través de la educación, y hace 40 años hicieron una Reforma Educativa muy parecida a la que hoy estamos haciendo, y hoy Corea del Sur es un país más rico que México y más próspero, y no lo hizo porque encontraron petróleo, porque no lo tienen; no lo hizo porque hayan encontrado minas de oro o plata porque tampoco las tienen, y no lo hicieron por la obra de la casualidad. Lo lograron a través de una educación de calidad.

Y es con ellos con quienes tenemos que competir, y por ello nosotros insistimos que esta Reforma Educativa va más allá de una simple necesidad o de una simple Reforma. Este proyecto de transformación, esta Reforma Educativa es la base para construir un México exitoso. Es además uno de los principales proyectos de la democracia mexicana ¿Por qué? Porque éste fue un proceso democrático, incluyente, en el que se hicieron cambios centrales al artículo tercero de la Constitución, en el que se crearon dos nuevas leyes, la del Servicio Profesional Docente, que estructura una carrera profesional sustentada en el mérito para los maestros; que crea una nueva Ley de Evaluación, con un órgano constitucional autónomo, que es el INEE, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, como máximo órgano rector de las evaluaciones educativas en el país, y que hizo un conjunto de cambios profundos a la Ley General de Educación.

Y esto se logró con amplísimas mayorías, tanto del Senado como de la Cámara de Diputados y después de los congresos locales, en un proceso, reitero, democrático y republicano que nos dio a  los mexicanos uno de los proyectos más exitosos de nuestra democracia, y que nos dio las bases para construir el éxito que México requiere en el siglo XXI.

Y hoy precisamente en esa tarea estamos, en una tarea sin duda complicada, difícil, con muchos retos; sin duda con muchísimas resistencias ¿Por qué? Porque estamos haciendo un cambio muy profundo. Estamos transformando una estructura corporativa y clientelar en una sustentada en derechos y obligaciones, claro, transparente y sustentada en el mérito.

Estamos recuperando la rectoría del Estado en materia educativa, y por supuesto que en esto hay quienes pierden ¿Quiénes pierden? Quienes se beneficiaban del antiguo sistema como la herencia y la venta de plazas; que tenía vicios como el manejo discrecional de quienes podían ser directores, supervisores o jefes de sector; que tenía vicios, como que no había reglas claras para la asignación de maestros en diversas escuelas. Que tenía vicios, como el abandono de las escuelas que ya comentamos. Que tenía vicios como el atraso en los planes y programas que también ya comentamos.

Y por supuesto quienes están perdiendo y no quieren soltar esos privilegios están enfrentando esta reforma. Y no esperábamos menos, pero lo que nos estábamos jugando es muy importante, porque es el futuro de México en el siglo XXI; es la diferencia entre tener un país exitoso en el siglo XXI, con niños y jóvenes seguros de sí mismos; con las herramientas que les permitan triunfar, que les permitan hacer realidad sus ilusiones, los sueños  que hoy tienen; que les permita ser más libres, que les permita tener una vida más próspera, y que nos permita encarar un siglo muy difícil con éxito.

Y por ello también la opción de que este proyecto no se materialice, no llegue a buen puerto significa un futuro muy obscuro para nuestro país, porque hay que decirlo, con el sistema educativo que teníamos, los niños y las niñas de México, hay que decirlo con claridad, no iban a tener las herramientas para enfrentar ese mundo.

En cambio, con este proyecto, con esta Reforma Educativa, si la llevamos a cabo, si logramos hacer estos cambios inmensos; que van a tardar, sin lugar a dudas; que necesitamos ser pacientes, también; pero que tenemos que ser consistentes, porque reitero, de esto depende el éxito de México en el siglo XXI.

Y por ello estamos haciendo esta transformación para profesionalizar a los maestros, darles la capacitación que requieren, que su carrera se sustente en el mérito, por eso estamos haciendo una transformación profunda de las escuelas; por eso estamos haciendo este programa que invierte 50 mil millones de pesos para sacar del rezago en infraestructura a más de 33 mil escuelas, por eso estamos presentando este nuevo Modelo Educativo para tener un nuevo enfoque pedagógico acorde con el siglo XXI, con la actualización de los contenidos de lo que requieren las niñas y los niños de nuestro país, por eso estamos cambiando las reglas del sistema para que sea más equitativo e incluyente, y por eso también estamos planteando una nueva gobernanza, de mayor inclusión con los diversos actores como los son ustedes que tienen algo importante que decir materia educativa.

Ése es el esfuerzo de transformación que estamos haciendo, y por ello lo decimos con toda claridad, no vamos a dar ni un paso atrás en la Reforma Educativa.

Por eso, como lo dijo el presidente de la República, en el conflicto que hoy enfrentamos, ante la situación, después de intentar con toda apertura, un diálogo para acabar con esta diferencia o con este conflicto de manera pacífica y ordenada, pero que ante la cerrazón que hasta el momento hemos encontrado de parte de la Coordinadora, hoy que han iniciado una vez más las clases decimos con toda firmeza que primero los niños en las aulas y después poder reanudar el diálogo, si es que es prudente y pertinente.

Pero no podemos reanudar un diálogo mientras los niños y las niñas no están en las aulas. El derecho más importante a tutelar, es el derecho a una educación de calidad, es parte de la Reforma Educativa y es parte de los cambios más importante al artículo tercero de nuestra Constitución, y no podemos, porque podemos platicar muchas cosas sin duda, pero lo que no podemos es negociar el futuro de las niñas y de los niños de México. Lo que no podemos es negociar las ilusiones que tienen, y lo que no podemos negociar es la calidad de su educación.

Y por ello yo también les quiero agradecer, y quiero agradecer a Hugo Erik, Alejandro y todos ustedes el apoyo que nos ha dado el Partido Encuentro Social en este proyecto fundamental para México.

El acompañamiento y la firmeza que agradecemos, porque sabemos que tenemos su respaldo como el de otros millones de mexicanos, de padres de familia que quieren que sus hijos tengan una mejor educación de la que ellos tuvieron; de niños y de jóvenes que sabemos que su futuro en gran medida depende de esta Reforma; por todos ellos y por ustedes y por el apoyo que nos han dado, reitero no vamos a dar ni un paso atrás.

Una coyuntura o una dificultad no puede, no puede, echar atrás un proyecto de estas dimensiones que significa la posibilidad de tener un siglo XXI exitoso para México, y por ello y para mí, es un verdadero honor y un privilegio que me hayan invitado; me hayan permitido poder tener y compartir con ustedes esta visión que tenemos, de dónde venimos, por qué hicimos este cambio y la trascendencia de esta transformación y de esta Reforma Educativa, y por supuesto también, por ello, el gusto que tengo de poder encontrarme con ustedes y de poderlos escuchar, y que aquí tengamos un diálogo abierto para platicar de la Reforma, del Modelo Educativo o de todos los temas que ustedes quieran.

Muchas gracias y estoy a sus órdenes.

Audio.- Mensaje del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer.