Muy buenas tardes tengan todas y todos ustedes.

Saludo en primer lugar a nuestra anfitriona, la doctora Silvia Giorguli.

Un gusto poder estar otra vez aquí, muchas gracias por invitarnos a poder compartir con usted la inauguración de este importante edificio o ampliación de la biblioteca, ahora Mario Ojeda.

Saludo también con mucho gusto al señor jefe de Gobierno, doctor Miguel Ángel Mancera. Muchas gracias por estar aquí con nosotros, Miguel, y además reconocer siempre al jefe de Gobierno que hemos podido trabajar de manera conjunta, siempre dialogando, siempre cooperando en diversos esfuerzos en materia educativa. Es un gusto, como siempre, poderlo saludar. Muchas gracias, Miguel.

Saludo también con mucho gusto al señor rector de nuestra máxima casa de estudios, de la Universidad Nacional Autónoma de México, al doctor Enrique Graue. Muchas gracias por estar aquí.

Por supuesto también a la directora, muy orgullosa de esta biblioteca, la maestra Micaela Chávez. Muchas gracias, y muchas felicidades por este esfuerzo.

Saludo con mucho gusto también a rectores que nos acompañan, al señor rector de la Universidad Autónoma Metropolitana, a ex rectores, doctor Sarukhán, muchas gracias por estar aquí con nosotros.

Al señor director del Fondo de Cultura Económica, Pepe, muchas gracias.

Y por supuesto saludar a todos los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública que nos acompañan, y a toda la comunidad de El Colegio de México: profesores, investigadores, trabajadores, y por supuesto a los alumnos que también el día de hoy nos acompañan.

Y desde aquí, darle un saludo muy cariñoso y un gran reconocimiento al arquitecto Teodoro González de León, quien no solamente es uno de los grandes arquitectos que ha tenido México y que por supuesto fue creador de este edificio, sino que también, como lo vemos en su explicación, fue autor de esta ampliación o de esta nueva parte de la biblioteca que estamos inaugurando el día de hoy.

Desde aquí nuestros saludos, sabemos que por diversas razones no nos pudo acompañar, pero aquí nos dejó su testimonio, y todos lo saludamos con un gran cariño y un gran reconocimiento.

Es para mí un gran gusto encontrarme de nuevo en El Colegio de México. Ésta es, en nueve meses que llevo como secretario de Educación, la segunda vez que tengo el honor de estar con ustedes, y de visitarlos y de estar aquí, en esta institución, que es un ejemplo vivo de excelencia y de compromiso con nuestro país.

La calidad de los profesionales que aquí se han formado y que se están formando es notable. Yo aquí quiero decir que, además, en lo personal he sido en muchas etapas de mi vida, beneficiario directo y sobre todo indirecto de esta gran institución.

Desde que era muy chico, como lo comenté, y así lo recordarán quienes estuvieron aquí en la toma de protesta de la doctora Giorguli. Desde muy pequeño, cuando mi mamá estudiaba aquí el doctorado en Historia, me traía y conocí esta biblioteca. Pasé muchas horas, acompañándola, porque mi mamá estudiaba el doctorado en Historia aquí, y trabajaba, como lo sigue haciendo, como profesora investigadora de la UNAM, y además me tenía que cuidar.

Entonces, venía aquí con ella y éste fue, siendo muy chico, el primer espacio de un encuentro con esta gran institución, pero además de un encuentro con la historia y con las ciencias sociales, que al paso del tiempo se convirtieron también en áreas de gran interés y de estudio para un servidor.

Pero no acaba ahí la historia. Como pueden ver también y eso me da mucho orgullo, tres de los subsecretarios que hoy tengo el honor de que colaboren con nosotros en la SEP, son exalumnos de esta gran institución. El  maestro Javier Treviño, quien es subsecretario de Educación Básica, estudió aquí la licenciatura de Relaciones Internacionales y sin duda, como muchos de los ex alumnos del colegio, ha sido un funcionario que ha demostrado en diversos puestos su gran capacidad. Fue subsecretario de Relaciones Exteriores; Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda; ha sido diputado; funcionario local en su estado natal, y hoy es subsecretario de Educación Básica.

Lo mismo que el subsecretario de Planeación, el maestro Otto Granados, quien también estudió aquí la maestría en Ciencias Políticas, y que también ha sido un funcionario muy destacado; gobernador de su estado de Aguascalientes; director de Comunicación Social de la Presidencia; dos veces embajador de México en Chile, y hoy otro gran colaborador nuestro como subsecretario de Planeación.

Y por supuesto, también el doctor Rodolfo Tuirán que hoy no nos pudo acompañar cumpliendo otras funciones, pero que estudió aquí también la  maestría, y que ha sido otro gran funcionario que ha dado México desde el Consejo Nacional de Población, pasando por la Secretaría de Desarrollo Social y ya muchos años en la  Secretaría de Educación Pública, hoy como subsecretario de Educación Media Superior.

Y por supuesto, también está sangre nueva, jóvenes que hasta hace muy poco tiempo seguían aquí en estas aulas, y que hoy también se han incorporado con nosotros como Gonzalo que está aquí, Raudel, en fin muchos.

Otros de compañeros como ustedes, quienes en algún momento estuvieron en la biblioteca y que estuvieron en estas aulas, y que por lo mismo es un honor y reitero mi agradecimiento con el Colegio de México y la enorme deuda que tengo con todos ellos.

Esta gran institución fundada en 1940 para acoger el talento de los intelectuales españoles que huían del franquismo es como se funda esta gran casa. Un referente indiscutible hoy en día de la Educación Superior y de la investigación en toda Iberoamérica.

Esta gran institución ha sido semillero de funcionarios y académicos del más alto nivel, creadora de instituciones, fuente de avances incontables para las humanidades y las ciencias sociales.

Y así ha contribuido de manera decidida al progreso de nuestra nación. Como lo dije en septiembre del año pasado durante la ceremonia de toma de protesta de la doctora Giorguli cuando hablamos de educación pública de excelencia pensamos justamente en instituciones como El Colegio de México.

La Biblioteca Daniel Cosío Villegas nombrada en honor de uno de los historiadores más ilustres que tuvo este país en el siglo XX, y además también un gran analista político y que es esta biblioteca un verdadero orgullo no sólo para México sino para toda Iberoamérica con un acervo como ya lo han comentado tanto la doctora Giorguli, como la directora de la biblioteca Micaela Chávez,  con un acervo de más de 700 mil volúmenes y alrededor de 400 mil títulos, es la biblioteca hoy de Ciencias Sociales más importante de toda América Latina y la segunda con mayor número de títulos después de la Biblioteca Nacional de México.

Pero lo más relevante es que este inmueble no es sólo para los miembros de El Colegio de México, y ahorita lo venía platicando con la doctora Giorguli.

Éste es un espacio abierto para cualquier interesado en acudir a buscar recursos de aprendizajes, para lo docencia, la investigación y así cumplir con su compromiso con la sociedad.

Esta biblioteca cerca del 40, y me decía que ya casi el 60 por ciento de las personas que la utilizan, son personas que vienen de fuera de El Colegio de México, con lo cual esta gran institución cumple también con otro de sus principios, que es poder dar cabida no solamente a quienes son parte de sus académicos y de sus estudiantes, sino dar cabida a todo aquel que quiere estar particularmente en esta biblioteca, aprovechando este acervo que tiene, como decíamos, único, en todo América Latina.

El anexo que hoy abre sus puertas rinde homenaje a un hombre fundamental para la historia del colegio, a don Mario Ojeda, y aprovecho  para saludar a sus hijos y a su familia, que nos hacen el honor de acompañarnos el día de hoy.

Don Mario Ojeda fue pionero en el estudio de las relaciones internacionales en México; fue un observador muy agudo de nuestro lugar en el mundo. Don Mario Ojeda fue responsable, además, de formar a generaciones enteras de profesionistas aquí, en El Colegio de México. A él debemos investigaciones que son paradigmáticas o clásicos, como es Alcances y límites de la política exterior de México; Las relaciones de México con los países de América Central; Retrospección de Contadora; México y Cuba revolucionaria, entre otros tantos títulos que nos legó Mario Ojeda.

Pero además de ser un académico muy destacado, don Mario también se distinguió como un gran servidor público y un gran funcionario del Estado mexicano. Trabajó en la Secretaría de Gobernación; fue asesor durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, y también fue representante de México ante la UNESCO.

A ello hay que agregar, por supuesto, su indiscutible trayectoria y entrega a El Colegio de México, donde además de ser investigador y docente fue director del Centro de Estudios Internacionales; fue secretario General; coordinador general Académico; profesor emérito y, por supuesto, en dos ocasiones presidente de esta gran institución.

De esta manera, en Mario Ojeda encontramos un equilibrio que ha sido un objetivo siempre de El Colegio de México: por un lado, la calidad académica, la investigación, y el rigor en los estudios, pero también el llevar esto a la vida práctica.

Don Mario Ojeda puede ser uno de los ejemplos más acabados de una persona que siempre, siempre pensó la acción y actuó el pensamiento, acorde con su gran preparación, con su gran honestidad y con su gran sentido de servicio al país, tanto desde la academia como desde el servicio público.

Así pues, que hacemos este reconocimiento a don Mario, aquí con su familia. Muchas felicidades, enhorabuena, y de verdad muy sentido este reconocimiento a una persona como don Mario. Muchas felicidades.

El edificio que inauguramos hoy, que ya han hecho tanto en el video que vimos del arquitecto Teodoro González de León, como de la descripción que nos hizo la maestra Micaela Chávez, en qué consiste. Sin embargo, déjenme hacer o recordar algunos temas importantes.

Este edificio fue un compromiso que hizo el presidente de la República, y es parte de sus compromisos presidenciales y que hoy me da mucho gusto poder estar aquí con ustedes, dándole inauguración.

Ésta fue una obra con una inversión federal de 121 millones de pesos, y quiero reconocer también, aquí está el director del Inifed, el Inifed es el Instituto de Infraestructura Física Educativa; es el instituto que se dedica a construir, a conservar y remodelar escuelas, y fue a través del Inifed que pudimos apoyar con los recursos para esta obra, y que siempre estuvo muy en contacto y al tanto de las obras que se hacían aquí, y quiero hacer este reconocimiento, de que se pudo trabajar de manera conjunta con todas las autoridades de El Colegio de México, con los arquitectos, con los constructores para el día de hoy hacer realidad esta obra.

Como lo decía Micaela Chávez son 4 mil metros cuadrados adicionales, que podrán aumentar la capacidad de la biblioteca en 270 mil volúmenes adicionales, con lo cual se podrá estar respondiendo a las necesidades de crecimiento de esta biblioteca, como decía, fundamental y central no solo para México, sino para toda Iberoamérica para los próximos 20 años; además de que va a estar ofreciendo a sus estudiantes espacios de reflexión ,de trabajo colaborativo; inmuebles y necesidades, como ya se ha descrito, acordes con las necesidades y las tecnologías del propio siglo XXI.

Finalmente, para terminar, quiero volver a reconocer a esta gran comunidad el esfuerzo que hace y que esta biblioteca se ha convertido no sólo en el centro de este gran Colegio de México, sino que se ha convertido en gran medida en el centro de la historia y de las ciencias sociales para Iberoamérica.

Y por eso, permítanme concluir con una cita de alguien muy querido aquí en El Colegio de México, del filólogo Antonio Alatorre quien dijo: “La biblioteca es el cerebro y el corazón del colegio”. 

Muchas felicidades y muchas gracias por permitirme estar.

Audio. Mensaje del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer.