Muy buenas tardes a todas y a todos.

Agradezco en primer lugar la invitación y el liderazgo, para hacer este muy merecido homenaje, a la canciller Claudia Ruiz Massieu.

Saludo también a todos los familiares de don Fernando Solana; a su hijo, a su hija, a su hermana; a sus nietos, a su nieta; a todos los que están hoy aquí; a sus amigos.

A todas las personas que lo quisieron y que nos acompañan el día de hoy.

Y a todas las personalidades que están con nosotros: cancilleres; secretarios de estado; secretario de Economía; al presidente del Senado; diplomáticos; legisladores; ex secretarios; miembros del Servicio Exterior Mexicano.

El día de hoy, rendimos homenaje a un verdadero hombre de Estado, quien siempre tuvo claro que cuando el pensamiento se vincula al propósito, se convierte en una fuerza creativa y transformadora para construir un mejor México.

Don Fernando Solana, apreciación de quienes lo conocieron y quienes hemos conocido su obra, sin duda llevó a una extraordinaria perfección el pensar la acción, y actuar el pensamiento.

Un hombre de profundo pensamiento, pero también un hombre de acción, de quien sus acciones siempre fueron congruentes con su pensamiento.

Decía hace un momento el secretario de Economía en su reflexión sobre don Fernando, diciendo que una de sus características es que no había venido nada más a administrar. Durante sus cargos públicos no nada más administraba el día a día, sino había planteado y había logrado grandes proyectos de transformación.

Y en el sector educativo, no fue la excepción. don Fernando fue dos veces secretario de Educación, y particularmente en su primera gestión como secretario, la más grande —prácticamente poco más de cinco años como secretario de Educación—, precisamente logró, dentro de lo que se refería el secretario de Economía; no nada más administró, sino logró una gran transformación bajo esa línea de pensar la acción y actuar el pensamiento.

Durante la gestión de don Fernando, por ejemplo, en el año de 1980 entró en vigor la fracción VIII del artículo tercero a la Constitución, que elevó a rango constitucional la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, ya que don Fernando consideraba que la discusión ideológica dentro de las universidades daba una profundidad teórica, al mismo tiempo que confrontaba la realidad con diversas ideas políticas.

Junto con esta aportación, probablemente como nos señaló Pablo Latapí, durante esta gestión de don Fernando, probablemente lo más señalado, lo que más huella dejó fue su búsqueda por una educación influyente.

Y si en algo trascendió de manera muy profunda, su gestión como secretario de Educación, fue precisamente ello.

Don Fernando fundó el INEA, para que este país pudiera tener y atender el rezago educativo de décadas, y dar una educación a los adultos a quienes no pudieron terminar la primaria de Educación Básica; una institución que hoy sigue siendo uno de los pilares fundamentales de la Secretaría de Educación Pública.

También, por ejemplo, creó el Consejo Nacional de Educación a Grupos Marginados.

Otra innovación es que precisamente buscaba como incorporar a todos aquellos quienes se encontraban en los lugares más lejanos del país y que para esos años, hacia los finales de los años 70 y principios de los años 80, todavía no encontraba una escuela y encontraba un maestro de educación.

Precisamente por esfuerzos como estos, señaladamente éstos que hizo don Fernando, hoy podemos decir que el sistema educativo mexicano es un sistema que tiene una cobertura de 100 por ciento en la educación primaria. Y podemos decir que en Educación Básica, en cada rincón del país, hay una escuela o hay un maestro.

Y esto fue posible gracias a esta visión que tuvo don Fernando en esos tiempos, y que llevó a la educación a donde antes no había podido llegar.

De igual manera, con la visión que siempre tuvo —y que ahorita nos recordaba el secretario de Economía—, un hombre que entendía muy bien la importancia del sector productivo. Innovó también, para vincular al sistema educativo con el sistema productivo, y creó y fundó el Conalep, una institución fundamental hoy en día, que permitió que la educación técnica tuviera un lugar privilegiado en nuestro país, y como un proyecto de nación.

Gracias al Conalep y a la vinculación que desde entonces se logró entre un sistema educativo y un sistema productivo que antes de estas medidas estaban muy alejados, hoy México cuenta con una economía mucho más robusta y fortalecida.

Esfuerzos como el Conalep han permitido que México compita en la globalización, y que industrias que hoy en día son el motor de la economía mexicana, como la industria automotriz o la industria aeroespacial, hayan encontrado el capital humano que se ha conformado en instituciones como el Conalep.

Don Fernando también, sin duda, como un hombre preocupado por la Universidad, saludo al ex rector de la Universidad que aquí nos acompaña, el doctor Sarukhán, fue un hombre que muy joven, siendo secretario general de la UNAM, defendió la autonomía de nuestra máxima casa de estudios en uno de sus momentos más delicados y complejos, que fue el año de 1968.

Y precisamente por ello, lo que señalaba de la visión que siempre tuvo don Fernando, y cuando es secretario de Educación lleva a rango constitucional la autonomía en las universidades de este país.

Y don Fernando, y aquí también siguiendo lo que ha planteado el secretario de Economía, más allá de sus tareas y de sus responsabilidades públicas, fue un hombre que siempre siguió pensando en favor de la educación. Siguió publicando y siguió llamándonos a la reflexión sobre la importancia que tiene la educación como fuente de transformación en nuestro país.

Con esas publicaciones muy importantes y que hoy son y siguen siendo la guía para el debate educativo y la creación de políticas públicas educativas, como Educación, productividad y empleo; Educar ¿para qué?; ¿Qué significa calidad en la educación?, y Educación y desigualdad, entre otras.

Don Fernando, a quien tuve la oportunidad de conocer, no a mucha profundidad, como la oportunidad que tuvo el secretario de Economía, pero tuve, lo comentaba con su familia el día miércoles, en el día de su velorio, que tuve la oportunidad hace no mucho, hace poco más de un mes, de poder tener una larga comida y una conversación, precisamente, un encuentro que tuvimos con los consejeros de Teléfonos de México, y que me hicieron favor de invitarme, en donde pude sentarme con él, y comimos durante más de una hora. Aquí está Héctor, quien estuvo también en ese encuentro, y durante más de una hora, casi dos horas, don Fernando y un servidor tuvimos la oportunidad de platicar sobre temas educativos, y particularmente conocer su opinión sobre la Reforma Educativa.

Y sin duda alguna, pude más que comprobar todo lo que ya sabíamos, la gente que lo conoció siempre atestiguaba, un hombre con un profundo conocimiento, no únicamente de la política y del mundo público, sino precisamente del mundo educativo, que se mantenía informado y al tanto; que conocía con mucho detalle la Reforma Educativa, y tenía puntos de vista muy agudos; un hombre con una gran cultura; un hombre de una profunda inteligencia, y –como lo decía el secretario de Economía- todo ello además con una gran sencillez, con una gran amabilidad y con una plática fenomenal, que invitaba a poder seguir conversando.

Ése es quien fue don Fernando Solana, reitero, como empecé esta participación que agradezco mucho, un verdadero hombre de Estado, y un hombre que sin duda alguna, junto con secretarios de Educación emblemáticos, como José Vasconcelos o Torres Bodet, don Fernando Solana ocupa ya un lugar fundamental por la aportación y por las profundas transformaciones que hizo de nuestra educación, de las cuales hoy en día, los mexicanos seguimos siendo beneficiarios.

Y permítanme finalizar mi participación citando al propio don Fernando Solana: “Hagamos de la educación –decía él- el factor de la unidad nacional e impulsor del crecimiento económico y de la equidad social”.

Que descanse en paz don Fernando Solana.

Muchas gracias.

Audio. Mensaje del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer.