Muy buenos días, tengan todas y  todos ustedes.

Me da mucho gusto poder estar hoy aquí con ustedes  y poder compartir un poco sobre cómo hemos venido avanzando en los temas de la Reforma y del cambio educativo.

Quiero agradecer en primer lugar esta invitación a Carlos Hank, a Carlos Rojo. Muchas gracias por esta invitación.  A Manuel Arroyo. También, saludar con mucho gusto a muchos muy buenos amigos, compañeros muchos de trabajo.

Saludo también y me da mucho gusto, Juana, muchas gracias por estar aquí con nosotros. Y saludo, una vez más a todos, Enrique cómo están, gracias por acompañarnos, mexicanas y mexicanos, todos, que se desempeñan en diversos sectores en el ámbito gubernamental, en el privado, con un gran éxito y empeño por nuestro país.

Déjenme antes de que pasemos, entiendo que habrá una sesión de preguntas que seguramente será el diálogo lo más importante. A manera de introducción, poder platicar algunos de los avances o en qué momentos nos encontramos en el proceso del cambio educativo y de la Reforma Educativa.

Y en ese contexto, poder también compartirles no solamente porque ha sido tan importante hacer esta Reforma, sino la trascendencia que tiene esta Reforma como plataforma de dos de los principales retos que, me parece, va a enfrentar México en los siguientes años y en las siguientes décadas.

Que son, por un lado, enfrentar el cambio tecnológico y por otro tener la fortaleza para que México sea una gran potencia en el siglo XXI.

Pero déjenme empezar con el proceso de la Reforma. Y déjenme empezar haciendo un pequeño recuento de donde estábamos y de dónde venimos. Resumiéndolo, el gran éxito o el gran esfuerzo que hizo el Estado mexicano durante el siglo XX en materia educativa, fue la cobertura. Cuando se creó la Secretaria de Educación Pública en 1921, con su primer secretario que fue José Vasconcelos, en un país que tenía más o menos 15 millones de habitantes, que estaba saliendo de la revolución armada, más o menos, más del 70 por ciento de la población era analfabeta y menos del 30 por ciento de los niños y de las niñas iba a una escuela.

Es decir, prácticamente el sistema de educación en nuestro país era inexistente. Casi 100 años después, hoy el Estado mexicano ha construido uno de los cinco sistemas de educación pública más grandes del mundo.

Hoy tenemos 35 millones de alumnos, eso es dos veces la población de un país como Chile; hoy tenemos dos millones de maestros, y tenemos más de 260 mil planteles educativos. Hoy la cobertura de Educación Básica es prácticamente universal, lo es en primaria, casi lo es en secundaria, hemos avanzado mucho en la cobertura de Educación Media Superior.

Cuando inició la administración del presidente Enrique Peña Nieto, la cobertura era de 66 por ciento en Educación Media Superior, hoy es del 82 por ciento. La meta del sexenio era 80 por ciento, ya estamos en 82 y seguramente cerrará alrededor del 85, acercándonos a la cobertura universal. En Educación Superior la cobertura es ya del 37 por ciento, cuando inicio el gobierno era del 32 por ciento, más o menos.

Con esto les quiero decir que tenemos uno de los cinco sistemas de educación pública más grandes del mundo, con estos números y estás cantidades. Y eso fue un esfuerzo extraordinario del Estado mexicano, que en menos de 100 años, de prácticamente no tener nada y de tener una población mayoritariamente analfabeta, construyó ese sistema y con esta cantidad y por supuesto los niveles de analfabetismo en el país, son menores al 5 por ciento.

Pero si bien todo esto es cierto, enfrentábamos un gran reto y particularmente para el siglo XXI. Un siglo en donde como ha sido claro, la sociedad industrial está dando paso a una sociedad basada en el conocimiento y que por lo mismo, la educación si bien siempre ha sido importante, hoy se vuelve mucho más trascendente y mucho más importante.

Al final del día, en el siglo XXI habrá dos tipos de naciones: las naciones que están dentro de la economía del conocimiento y tienen la capacidad de generar conocimiento, de procesarlo y de dispersarlo, y las que no lo tienen.

Y en ese contexto, si bien teníamos este sistema educativo de este tamaño y de este alcance, había que reconocer que la calidad era muy baja. Y esto se podía medir de distintas maneras. Desde las pruebas internacionales, como la prueba PISA, las propias pruebas que hacemos en México y bajo diversos análisis, quedaba claro que lo que estaban aprendiendo los niños y los jóvenes en México quedaba muy por debajo de  las necesidades de un país que se quiere insertar con una gran fortaleza en el siglo XXI y que aspira a ser una de las grandes potencias del siglo XXI.

Y por eso era fundamental  hacer una reforma. ¿Y porque si teníamos un sistema tan extendido, si teníamos una calidad tan baja? Por muchos factores, de diverso tipo, algunos relacionados también con temas ligados al propio subdesarrollo del país, en fin. Pero había uno central y es que se fue perdiendo la rectoría del Estado en materia educativa, y eso fue creando un sistema cada vez más arraigado de un sistema clientelar y corporativo en donde lo que reinaba era la razón política y no la razón académica o la razón pedagógica.

Antes de la Reforma Educativa, y hay que decirlo con todas sus letras, el sistema educativo tenía terribles  vicios, sino totalmente o en cada elemento del sistema educativo, si bastante generalizados. Por ejemplo, la venta y la herencia de plazas dentro del magisterio era un problema recurrente. Los maestros para poder avanzar en su carrera, más que tener méritos académicos, tenían que tener conexiones, ya fuera con la burocracia o con algunos cuerpos sindicales.

Si querían ser directores, tenían que buscar esa influencia, no el mérito, y eso fue desvirtuando en gran medida nuestro sistema educativo y era profundamente injusto para las maestras y los maestros que no podían hacer una carrera basada en el mérito y en el esfuerzo, sino que tenían que estar buscando diversas estrategias conectadas con el influyentismo o con prácticas inaceptables como la venta y la herencia de plazas.

 

Y esto, a su vez, fue generando muchos otros problemas. Un sistema así, tenía escuelas en donde era muy difícil de detonar la creatividad por la manera de cómo estaban organizadas. Nos fuimos retrasando en poner al día planes y programas, que estuvieran acordes con los procesos más avanzados de la pedagogía y de lo que necesitábamos como país. Hubo también un abandono de las escuelas, en términos de inversión.

 

Aquí, déjenme darles un dato, que es importante tenerlo. En las últimas dos administraciones, juntas en 12 años, se invirtió en infraestructura escolar un poco más de 16 mil millones de pesos ¿Esto es mucho o poco? Pues vean el contraste. En la administración del presidente Enrique Peña Nieto se van a invertir, cuando concluyamos en el año 2018, 80 mil millones de pesos en infraestructura escolar, 16 mil millones de pesos en 12 años, 80 mil millones de pesos en seis años.

 

Por todas estas razones, era muy necesario y fundamental poder hacer una Reforma Educativa que transformara de fondo todo el sistema, recuperar la rectoría del Estado, replantear la relación entre el Estado y el magisterio, reorganizarla, crear y generar una carrera profesional para los maestros, para que pudieran hacer una carrera a partir del mérito y del esfuerzo y de una razón académica, pedagógica y no política.

Replantear los planes de estudio, replantear los contenidos, replantear la reorganización de las escuelas, en fin todo lo que ha implicado la Reforma Educativa y el Nuevo Modelo Educativo que es una pieza fundamental de esta transformación educativa.

Y gracias a esa reforma, hoy para ser maestro en México se tiene que hacer un concurso nacional y únicamente entran los que tengan o estén demostrando que tienen los conocimientos para hacerlo.

 

Eso es un parteaguas extraordinario, entre lo que había y lo que hoy hay, para poder seleccionar a los mejores y que estén en los salones de clase. Hoy si un maestro quiere ser director, tiene que competir por esa plaza.

 

También es un parteaguas, se acabó la búsqueda del influyentismo, todo se da por mérito y por esfuerzo, y esto está permitiendo alinear y que los maestros se apropien de su vida profesional y que sea a partir del esfuerzo y el mérito que logren el poder ascender, el poder ganar más y el poder tener un reconocimiento en su trabajo diario y cotidiano.

 

De igual manera, hoy tenemos ya después de una amplia consulta, un Nuevo Modelo Educativo que ésta generando un cambio radical en el enfoque pedagógico que teníamos en nuestro país. Estamos pasando de un modelo que estaba centrado prácticamente en la memorización a uno en los que los niños y las niñas puedan, como decimos, aprender a aprender, aprender a razonar, aprender a discernir, que puedan formular hipótesis, que puedan desarrollar un pensamiento complejo, que sean críticos, pero que también sean responsables.

 

Junto con ello, se han introducido innovaciones muy importantes como las habilidades socioemocionales, que hoy sabemos que pueden ser tan importantes como los conocimientos formales.

 

¿Qué quiere decir esto? Que los niños y los jóvenes aprendan a autorregularse, aprendan a conocer a  los demás, a trabajar en equipo, a respetarlos, a saber hablar en público, estar seguros de sí mismos, a ser felices. Todo eso que antes se pensaba que se nacía con ello o  no, hoy sabemos que también se pueden aprender en un salón de clases.

 

Tenemos un proyecto muy ambicioso para que en los próximos 20 años, todo el sistema de educación pública de México sea bilingüe o trilingüe. Es decir, quien tiene una lengua materna distinta  al español, pueda aprender en ella pero que también obviamente se aprenda español e inglés, como una segunda o una tercera lengua  y en esto hay un programa para que en 20 años, no solamente tengamos los maestros de inglés suficientes en las escuelas públicas, sino que todos los maestros hablen en inglés y sean bilingües. Al lograr eso, México se va a poder diferenciar de una manera extraordinaria de cualquier otro país en vías de desarrollo, particularmente con el resto de América Latina. 

 

En fin, todo este proceso es el que está en marcha,  es un proceso que va caminando y va caminando bien. Y en ese sentido déjenme recordarles porque a veces, y esto es normal, perdemos un poco la distancia con ciertas cosas.

Todo este proceso obviamente ha tenido fuertes resistencias, todos las vimos y las conocimos,  y el momento más álgido de esas resistencias se dio hace poco más de  un año ¿Por qué se dan esas resistencias? Porque  había muchos que no querían perder los privilegios que tenían en el antiguo sistema, es decir la venta y control de plazas; el poder controlar la vida profesional del maestro y ser ellos quienes decidieran quién podía ser director y quién no, e impedir que este sistema por mérito y desarrollo profesional del maestro no entrara en vigor. Ese era el fondo del problema. Pero recordarán que hace poco más de un año  crítico de ese problema y de ese conflicto. Hace poco más un año teníamos en paro a prácticamente cuatro estado de la República a Michoacán, a Guerrero, a Oaxaca y a Chiapas.

Y no únicamente los teníamos en paro con la consecuencia de que los niños no estaban en el salón de clases, sino que teníamos un problema muy serio de gobernabilidad. Ustedes recordarán, en Michoacán, por ejemplo, teníamos bloqueadas las vías del tren del Puerto de Lázaro Cárdenas, generando ya un serio problema económico porque estaba retrasando mercancías que van del puerto a gran parte de la industria exportadora de nuestro país en el Bajío y en el norte.

En Guerrero teníamos un día sí, otro también, bloqueada la carretera del Sol que conectaba a la Ciudad de México con Acapulco. En Oaxaca, teníamos más de 80 bloqueos carreteros que habían aislado a gran parte de la población; tan es así que se tuvo que hacer un puente aéreo para llevar víveres a algunas poblaciones que quedaron asiladas. Y en Chiapas, teníamos cerrada la frontera con Guatemala y teníamos también interrumpido constantemente el paso entre Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de las Casas.

Esa era la realidad que teníamos hace poco más de un año, en función de esta resistencia que había a la Reforma Educativa. Y afortunadamente, poco más de un año después, podemos decir que los niños de estas cuatro entidades han regresado y están en clases; podemos decir  que después de más de 20 años no tuvimos un paro en mayo, que era tradicional por el 15 de mayo que es el día del maestro; que este ciclo escolar, que inició en agosto, lo pudimos iniciar sin ningún problema en todo el país, incluyendo a estas cuatro entidades 

Pero que además esto se logró con la Reforma Educativa avanzando en este mismo año, por ejemplo, los normalistas de estas entidades de Guerrero, de Michoacán, de Oaxaca y de Chiapas se han evaluado y no sólo eso, los maestros que faltaban de evaluarse de estas entidades también lo hicieron.

El 98 por ciento en Michoacán; el 90 por ciento en Oaxaca; más del 100 por ciento de Guerrero, porque fueron todos los convocados más un número importante de voluntarios; y el 99.4 en Chiapas, es decir, todos.

Y esto se pudo hacer y déjenme hacerle aquí un enorme reconocimiento al presidente de la República.

Esto se pudo hacer por la visión y por el carácter que tuvo. Hace más de un año, cuando estábamos enfrentando la situación que ahorita les estaba platicando, hubieron muchas voces que decían que había que cambiar la Reforma Educativa; que era mejor ceder; que la reforma avanzara en el resto del país, pero que no lo hiciera en estas cuatro entidades y el presidente de la República tuvo el valor, tuvo la entereza, tuvo la visión de decir que no, que la reforma continuaba y que era lo más importantes se hiciera porque ahí se estaba jugando el futuro de las niñas y los niños de México y el tiempo le dio la razón al presidente.

A manera de conclusión, déjenme simplemente terminar y decir que todo este esfuerzo  que todos sabemos que es muy importante porque yo creo que aquí todos compartimos que si hay una fuerza que puede cambiar y transformar a México es la fuerza de la educación. Pero déjenme agregar dos elementos de por qué este esfuerzo es tan importante para el futuro de México. El primero, que es un tema del que poco se habla, pero que yo estoy convencido es el mayor reto que va a tener nuestro país y en general todo el mundo en los próximos años y en las próximas décadas y es el cambio tecnológico.

Es lo que se conoce coloquialmente como la cuarta revolución industrial, los procesos de digitalización sumados a los procesos de robotización y de mecanización van a generar una transformación extraordinaria en los mercados laborales. Más o menos, y esto es la vuelta de la esquina, en 10 o 15 años más o menos el 30 por ciento de los empleos en las manufacturas que hoy hacen personas lo harán las máquinas, y eso va a generar un gran desplazamiento en materia de empleo. Más o menos en 10 o 15 años, un soldador, por ejemplo,  en el sector energético, que es un empleo altamente calificado, seguramente verá desplazado su empleo y se verá sustituido por un robot o una máquina. Y eso es un reto en todo el mundo y lo peor que podemos hacer es quererlo negar, los países como algunos vecinos nuestros han negado este cambio y este proceso, están regresando a fórmulas políticas populistas pensando que se puede regresar a la economía de la posguerra, ese es un error garrafal, nos guste o no el cambio tecnológico es inminente y está a la vuelta de la esquina, Y si no nos preparamos en México como en todo el mundo, vamos a vivir una crisis muy grande de empleo. Y en México va a ser uno de los más afectados porque precisamente las industrias en la donde hoy somos potencia como la automotriz, como la aeroespacial, como la tecnológica, la electrónica, van a ser muchas de las que van a sufrir con mayor fuerza este cambio. Pero no necesariamente tiene que ser un mal resultado, porque esa revolución tecnológica también va a generar muchas otras posibilidades de empleo.

Un ejemplo, la cantidad de datos que hoy se tienen, el famoso big data, va a requerir, por ejemplo, en la industria de la programación y en la estadística, una enorme cantidad de personas trabajando en esos sectores. Aquí de lo que se trata es que también vamos a enfrentar un mundo en donde lo que se requiere es más educación.

Y por eso la Reforma Educativa, como la base para que México tenga un sistema de gran calidad, es fundamental para enfrentar el futuro. Y finalmente y con esto concluyo, también particularmente si sabemos enfrentar el cambio tecnológico yo estoy convencido de que como lo dijo el presidente Enrique Peña al final de su último informe de gobierno: el siglo XXI será el gran siglo de México. Y yo estoy convencido de que tenemos los elementos para que México sea una gran potencia en el siglo XXI. Tenemos una gran historia, tenemos un país gigante, tenemos una población joven, hemos mejorado muchísimo en muchos aspectos; tenemos un país democrático y abierto al mundo y si a eso sumamos una educación de calidad,  de innovación, de ciencia y de tecnología, estoy convencido de que México será una de las grandes potencias del siglo XXI.

Muchas gracias a todos por su atención.

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Mensaje del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer