Muy buenos días a todas y a todos. Para mí, me da gusto el día de hoy poder estar aquí.

Saludo, en primer lugar y con mucho gusto, al señor rector, al doctor José Antonio Lozano, el rector general de la Universidad Panamericana, por presidirnos el día de hoy.

Muchas gracias, es un gusto, un honor. Esta es la primera visita que hago a una universidad privada, desde que tengo el honor de ser secretario de Educación.

Se, además, que es su último día de clases, que se estarán preparando para los exámenes finales. Así que agradezco aún más el que podamos el día de hoy tener una plática sobre educación y el que estén aquí, y desearles además, a todos, mucha suerte con sus exámenes.

Saludo también, con mucho gusto, al doctor Santiago García, rector del Campus México.

Agradezco, también mucho, la presencia del rector del Campus Aguascalientes, del doctor José Antonio Esquivias. Muchas gracias por estar aquí.

Y por supuesto, al profesor Ernesto Bolio que está de parte del IPADE, una gran escuela —como lo decía el señor rector—, la mejor escuela de negocios de América Latina, y sin duda, una de las mejores del mundo. Muchas gracias por estar aquí.

Y muy particularmente, a todos a los jóvenes, a los estudiantes que están hoy.

A las autoridades, amigos.

Pepe, gracias por estar aquí.

Y por supuesto, de verdad un gusto que estemos y que ésta sea la primera universidad privada que visite: el alma mater del presidente de la República; y además, una universidad que cada vez más —como lo decía hace un momento el señor rector— se posiciona como una de las mejores universidades de México y en muchos aspectos, de América Latina, con carreras con una gran tradición, como es el caso de Derecho.

Carreras de donde egresó el presidente de la República, y donde han egresado, pues, abogados muy prominentes, algunos de ellos trabajando en el sector público; algunos también, colaboradores.

Aquí está el coordinador jurídico de la Secretaría de Educación Pública, a quien es también, te saludo, de esta universidad; y muchas otras carreras que han venido destacando.

Medicina, también, como lo señalaba el señor director; Filosofía, por ejemplo, que sin duda alguna también tiene ya una tradición, y que muestra la calidad de este plantel, como muchas otras.

Así que para mí es un gusto poder estar con ustedes, poder tener este diálogo, poder platicar con ustedes, y repito, aun así, en su último día de clases y preparándose en sus exámenes finales.

Déjenme empezar, para poder platicar sobre la Reforma Educativa, y después pasar a las diversas preguntas que puedan tener, que podamos tener este dialogo —que además es algo que me interesa mucho: poderlos escuchar—, poner un poco en perspectiva histórica las razones, las motivaciones de la Reforma Educativa, y cómo ha sido la evolución de la educación en México.

En el año de 1921, cuando estaba finalizando la Revolución armada en México, estaba empezando a entrar, poco a poco, en una nueva estabilidad, se crea la Secretaría de Educación Pública.

En el año de 1921, el presidente Álvaro Obregón funda a la Secretaría de Educación Pública, y nombra como primer secretario a José Vasconcelos; como ustedes saben, era un prominente intelectual de su época.

En ese momento, cuando se crea la Secretaría de Educación Pública, el decreto de creación de la Secretaría de Educación Pública decía que el objetivo de crear esta Secretaría era poder construir y sostener un sistema de educación pública en todo el país, nacional.

En aquel entonces, en el año de 1921, con una población de tan sólo 15 millones de habitantes, únicamente el 15 por ciento de los niños asistía a la escuela: 15 por ciento, con una población de 15 millones.

Y ya no digamos el resto de los niveles educativos, que eran prácticamente inexistentes. A la universidad asistían muy pocos mexicanos, tan sólo en la Ciudad de México, y a lo mejor en algunas otras capitales.

De ese tamaño era el reto: no existía un sistema de educación pública. Y por eso, el gran reto del siglo XX fue lograr una cobertura y crear ese sistema.

En menos de 100 años —que históricamente es poco tiempo—, 91 años, 92 años, con un país de 120 millones de habitantes, hoy tenemos un sistema de educación que tiene una cobertura del 100 por ciento en educación primaria; que tiene una cobertura, prácticamente, del 100 por ciento en secundaria; que está llegando una cobertura de 76 por ciento en Educación Media Superior, es decir, en el bachillerato, y en cuanto termine el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, seguramente estará por encima de 80 por ciento; y que una cobertura de Educación Superior, ya, de 36 por ciento, y que muy probablemente cuando termine este gobierno, esté cerca del 40 por ciento.

Eso implica que México tenga uno de los cinco sistemas educativos más grandes del mundo: implica 34 millones de alumnos, 2 millones de maestros, y más de 260 mil planteles educativos.

Hoy, ese sueño que tuvieron Obregón y Vasconcelos de poder llegar con una escuela y un maestro, hasta el último rincón de nuestro país, es una realidad.

Y esto hay que reconocerlo, gran éxito del sistema educativo del siglo XX en México y de principios del siglo XXI.

Sin embargo, dicho esto, partiendo de la búsqueda de un sistema educativo que pueda crear y sostener a una población que en los próximos diez años busquemos que pase a ser un país de un ingreso medio a un ingreso alto.

Que busquemos en donde la calidad educativa permita ampliar opciones y permita una mayor libertad para los ciudadanos en función de sus opciones por una educación de calidad.

Y uno se puede dedicar a lo que le guste en la vida y no nada más a lo que no le tocó otro remedio.

Si queremos aspirar a ese país, a un país que pueda sostener, repito, un crecimiento económico y con una industria sofisticada y globalizada, que pueda sostener y crear un país con mayor igualdad, un país con una renta, como decía hace un momento, ya no de un país medio sino de un país más alto y por supuesto, que a través de la educación se puedan abrir horizontes y hacer ciudadanos más libres, el sistema educativo que teníamos a pesar de ese éxito de cobertura era, y hay que decirlo con toda claridad, francamente insuficiente.

Si bien se logró tener una gran cobertura la calidad en términos generales del sistema educativo mexicano era muy deficiente comparado con otras naciones, no se diga de países desarrollados sino de un desarrollo similar. Por ejemplo, en las evaluaciones internacionales nuestro país habría que reconocerlo se estaba quedando atrás. Y por eso se volvía no sólo importante sino indispensable poder hacer una Reforma Educativa que transformara de fondo esta realidad.

Si manteníamos el sistema educativo como estaba y como iba, nunca íbamos a lograr un cambio importante en la calidad, y por lo mismo el futuro del país, como lo decía hace un momento el rector en el mediano y en el largo plazo, hubiera estado condenado a la mediocridad; a no poder formar mexicanos que pudieran responder al reto de una economía globalizada; a no poder tener el capital humano que requiere un mundo en alta competencia. Y particularmente, a no poder a través de la educación lograr una transformación de inclusión, de mayor justicia y de mayor libertad, que es finalmente lo que logra la educación.

Y por eso, la Reforma Educativa se ha convertido en la reforma más importante de las 13 reformas que se han aprobado durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

Fue la primera, de hecho aquí les puedo decir que auténticamente desde el tercer día de gobierno del presidente, estuvo sobre la mesa la Reforma Educativa.

El 1 de diciembre de 2012 tomó posesión el presidente de la República. El 2 de diciembre se estaba firmando el Pacto por México, y el 3 de diciembre estaba en la mesa del Pacto por México la Reforma Educativa.

Y fue la primera reforma que se aprobó a mediados de diciembre de 2012 en su parte constitucional.

Y desde entonces se ha empezado una transformación compleja, complicada, que no va a ser automática, ni inmediata, que sus resultados van  a tardar en llegar. Sus resultados, los últimos resultados que queremos, es decir, la transformación de la educación de las  aulas de elevar la calidad de la educación, hay que decirlo, va a tardar. Como ha tardado en todos los países, porque es un proceso complejo y complicado y que toma tiempo.

Y ustedes que están en la universidad y quienes se dedican a la educación lo saben.

La apuesta por la educación es una apuesta inmediata. Una universidad como ésta que hoy es una de las mejores universidades del país y en muchos aspectos de América Latina no logro sus éxitos de un día para otro.

Ha sido una construcción constante de mucha tenacidad y que así se van logrando los resultados en la educación. Pero se tenía que empezar y se tiene que empezar.

Así, esta transformación busca seis grandes objetivos. Seis grandes objetivos para transformar la educación en el país y en eso consiste, la Reforma Educativa.

El primero, el primer objetivo y el primer gran reto es la reorganización política del sistema educativo. Y esta parte es fundamental y es muy importante. Nuestro sistema educativo se fue convirtiendo a lo largo de las décadas en un sistema altamente clientelar y que quedó capturado en muchas ocasiones por liderazgos sindicales, que más allá de dedicarse a lo que es su parte, su legítima parte y obligación, que es la defensa de los trabajadores, capturó en muchos aspectos el sistema educativo, generando una gran distorsión por los objetivos pedagógicos que se requerían en el sistema.

Y de ahí se generaron muchos vicios como los que todavía estamos combatiendo en Oaxaca, por ejemplo o en Chiapas. Como son, por ejemplo, que por mostrar o querer presionar políticamente se obliga a los maestros a dejar a los niños sin clases para que asistan a una marcha.

Ese tipo de características que tenía y que aún sigue teniendo, pero que estamos combatiendo del sistema educativo del país, se debía a esta falta de rectoría por parte del Estado en materia educativa y por eso, el primer objetivo tenía que ser esta reorganización política que busca la recuperación de la rectoría del Estado en materia educativa.

Por ejemplo, el que ya no existiera una asignación discrecional  de las plazas para los maestros o que cómo un maestro llega a ser director, supervisor, dejara también de ser una designación discrecional.

Y precisamente por esto la reforma lo que plantea es que para ser maestro se tiene que hacer ahora un examen, un concurso nacional, y únicamente ingresan al magisterio los que demuestran en ese examen a los más aptos, a los que tienen los mejores conocimientos. Y todo aquel que quiere ser director tiene que concursar la plaza de directores y se la queda aquel que tenga la calificación más alta, y lo mismo pasa con el supervisor y además, los maestros se tienen que evaluar cada cuatro años.

Esto lo que está transformando, repito, es un sistema clientelar con una asignación opaca e irregular en las plazas, muchas veces conseguidas por favores políticos, de distinto tipo, al transformarlo por un sistema educativo que lo que premia y lo que tiene en el centro es el mérito.

El mérito del maestro es el reconocimiento a su propio esfuerzo y que sea la propia carrera del maestro, su talento y su dedicación, lo que dicte el camino en su carrera profesional.

Esa transformación, absolutamente fundamental, implica esta tarea de reorganización política que se ésta haciendo en el sistema educativo y recuperar la rectoría del Estado en materia educativa, es el primer objetivo de la Reforma.

Y es un objetivo, que como ustedes lo saben o queda patente me parece en los medios de comunicación, también desde el inicio del gobierno del presidente, ha estado presente con diversas acciones.

Las últimas o más resientes, y todo lo que ha sucedido en Oaxaca, en donde tomamos la decisión, junto con el gobierno del estado, de recuperar y retomar el control de la autoridad educativa local, el famoso IEEPO, que estaba controlado por la Sección 22 de la sección sindical de Oaxaca.

Y estamos en esa lucha.

Vendrá como lo ha anunciado, a partir del próximo domingo, un paro que ha anunciado la Coordinadora, un paro indefinido, y aquí lo vuelvo a decir y lo repito: nosotros, como lo hemos venido haciendo, vamos a aplicar la ley, maestros que por este paro, dejen a niños sin clases, lo cual no es permitido y no tiene justificación alguna, el primer día que falten, recibirán el descuento, como hemos venido descontando cada vez que los maestros dejan a los alumnos sin clases.

El día dos, como lo marca la ley, también haremos un descuento; el día tres como marca la ley, haremos un descuento, y si ese paro sigue el día cuatro, como lo marca la ley, daremos de baja a los maestros  que estén en ese paro.

Que no tengan duda. La aplicación de la ley y la construcción de un Estado de Derecho en materia educativa son algo fundamental; es una decisión tomada, y no vamos a dar un solo paso atrás. Es parte de la construcción de este cambio educativo y de la esencia de la Reforma Educativa.

La segunda gran transformación, es la transformación de las escuelas, de su propia organización de poder poner en el centro del sistema educativo a las escuelas. Que precisamente por este sistema educativo, eran increíblemente, lo menos importante.

Las escuelas debían de obedecer los dictados de las burocracias de los gobiernos o de los sindicatos y eran el último punto en importancia del sistema educativo. Las políticas públicas no estaban hechas para que en el entorno de la escuela, que es donde están los alumnos, que son la esencia de la educación, se pudiera construir un ambiente que permitiera aprovechar mejor los tiempos y la calidad en el aprendizaje.

Y por ello, este segundo objetivo que lo estamos haciendo a través de poner a la escuela en el centro del sistema educativo con un conjunto de acciones que, por ejemplo, le quita carga burocrática a los maestros, da mayor autonomía de gestión a escuelas, permite un financiamiento que hoy no existe.

Por ejemplo, aquí les doy un ejemplo, uno de los graves problemas previos a la Reforma Educativa es que nunca se había contemplado cómo se financian las escuelas en este país. El gobierno construía escuelas y pagaba maestros, pero no se había resuelto cómo podían enfrentar las escuelas el día a día.

¿Qué pasa en una escuela, por ejemplo, si sucede algo tan simple como que se rompa el vidrio de un salón de clases? Pues sólo hay dos opciones: o se queda así y se va deteriorando, o se tiene que recurrir, por ejemplo a cuotas voluntarias de los padres de familia.

Y por esa razón, como ustedes saben, ha crecido tanto la demanda por pagos o cuotas voluntarias en las escuelas.

La Reforma Educativa también atiende ese problema. Estamos creando un programa que llega directo a las escuelas para que puedan tener un financiamiento y tengan una autonomía de gestión. Junto con esta transformación de la organización de la escuela está la transformación de la infraestructura escolar.

Previo a la Reforma Educativa pasaba algo que ahorita que se los diga, así de increíble, pero así de real. Antes de la Reforma Educativa y del Censo Educativo que mandató hacer la reforma, en este país ni siquiera se sabía con precisión cuántas escuelas había y cuántos maestros realmente había.

Mucho menos, se sabía con precisión cuáles eran los problemas de infraestructura que tenían las escuelas de México. Lo sabíamos, intuitivamente, que muchos planteles carecían de lo más elemental, pero no sabíamos en qué cantidad ni sabíamos con precisión cuáles eran y dónde estaban.

Hoy, gracias a eso, lo sabemos. Hoy les puedo decir, por ejemplo, que desafortunadamente el 11 por ciento de las  escuelas del país ni siquiera tienen baños. Y que esta condición se vuelve más dramática en los estados con menos desarrollo del país, como es el caso de Oaxaca o de Chiapas, en donde puede llegar al 30 por ciento.

También les puedo decir que el 10 por ciento de las escuelas no están conectadas a la red eléctrica, y precisamente por eso es que el presidente nos ordenó crear un nuevo programa de infraestructura. Y entre la Secretaría de Hacienda y la Secretaría de Educación, creamos lo que se llama Escuelas al CIEN, que es un mecanismo de  financiamiento, a través de la Bolsa Mexicana de Valores, con lo cual evitamos caer en deuda pública, para poder tener 50 mil millones de pesos; es decir, casi 3 mil millones de dólares adicionales, para poder invertir en mejorar los planteles educativos.

Éste es uno de los programas más grandes y ambiciosos que se ha tenido en infraestructura escolar en las últimas décadas. Con esto vamos a poder arreglar y dejar en condición de dignidad a casi 35 mil escuelas del país, que ahora van a poder tener baños; van a poder tener luz; van a poder tener agua; van a poder tener pisos y techos firmes; van a poder tener conectividad; van a poder tener áreas deportivas.

Es otra transformación fundamental porque difícilmente se puede tener una educación de calidad si no hay escuelas dignas.

La tercera gran transformación tiene que ver, y ya lo abordé en la primera, con la profesionalización de los maestros. ¿Cómo apoyar y ayudar a que haya mejores maestros y que se puedan profesionalizar? ¿Cómo? A través de las evaluaciones, para saber qué están haciendo bien, pero también cómo pueden mejorar a través de la capacitación, y en esto también la reforma va a dar un gran impulso. Les pongo tan sólo un ejemplo: hasta el año pasado  el presupuesto federal para la capacitación de los maestros eran 200 millones de pesos; este año es de más de mil 800 millones de pesos. Es casi un incremento de 900 por ciento, que nos va a permitir por primera vez hacer un planteamiento mucho más amplio y profundo para la capacitación de los maestros.

La cuarta transformación que estaremos presentando en las próximas semanas, tiene que ver con el cambio en los contenidos de lo que se enseña, poder tener los planes y programas, así como la pedagogía que demanda el siglo XXI. Estaremos haciendo esta presentación y haremos todo un proceso de ruta para ir construyendo con expertos, con pedagogos, con los maestros, con las autoridades locales, con el sector privado, con la sociedad civil, a partir de la propuesta que hagamos escucharemos todas las voces para poderla mejorar, y que finalmente podamos construir estos nuevos planes y programas con un nuevo enfoque y una nueva pedagogía.

En lugar de buscar la memorización o buscar la simple acumulación de conocimientos, particularmente permita aprender a aprender; que permita discernir; que permita entender lo que se está enseñando, y que además poder tener los contenidos esenciales que se requieren para el siglo XXI, también se entienda que el sistema educativo debe formar y ayudar, por ejemplo, en la construcción de habilidades socioemocionales, que son fundamentales para la vida.

Que los jóvenes y los niños desde muy pequeños aprendan a conocer a sí mismos, sepan trabajar en equipo, sepan relacionarse, en fin, un conjunto de temas que hoy sabemos son igualmente importantes que saber matemáticas o saber español o saber inglés. Hacia allá la propuesta de estos nuevos planes y programas de estudio.

La quinta gran transformación tiene que ver con que estos cambios lleguen a todos los mexicanos, las desigualdades que existen en nuestro país desafortunadamente también se repiten en el sistema educativo, y es muy importante que estos cambios se puedan dar en el contexto de un sistema educativo mucho más incluyente que el que tiene nuestro país; que podamos seguir avanzando, por ejemplo, en la cobertura de la Educación Media Superior y Superior.

En nuestro país, el decil económico más alto, el cien por ciento asiste a la universidad, y el decil económico con menos recursos, menos del diez por ciento llega a la universidad. Hay una gran desigualdad conforme avanza la cobertura de la educación, y lo tenemos que revertir. Y por lo mismo cada avance que logramos al aumentar un punto de incremento en la cobertura de la Educación Media Superior y Superior, es un punto que incrementamos en los sectores más pobres del país, y que es fundamental que se incluya en la educación.

Ayer hicimos un anuncio para la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, en donde estaremos garantizando que todo joven que termine la preparatoria va a tener acceso a la universidad. Van a estar egresando de la preparatoria, en números cerrados, cerca de 350 mil alumnos en este ciclo escolar, y vamos en el siguiente ciclo escolar a ofrecer más de 400 mil lugares en universidades de calidad en el Valle de México.

Esto nos va a permitir que en la Ciudad de México, en el Estado de México, el estado de Hidalgo y de Morelos todo joven que termine la prepa tenga un lugar en la universidad. Y así queremos que suceda en todo el país y ésas son medidas que refuerzan la equidad.

Y finalmente, una parte muy importante que tiene que ver con todos ustedes y con las universidades del país. ¿Cómo logramos que haya una comunicación más estrecha entre el sistema educativo y el mercado laboral? Hoy en México tenemos una paradoja en la que tenemos y seguramente conocen muchos casos, jóvenes o que no encuentran trabajo o que no lo encuentran en el área que estudiaron. Pero, paradójicamente, tenemos también muchas empresas en sectores muy sofisticados, que están o que tienen una necesidad de crecer mucho y no están encontrando el capital humano que requieren.

Y eso es porque en nuestro país hay un desfase entre el sistema productivo, particularmente las vocaciones regionales que existen en nuestro país del sistema productivo con el sistema educativo. Y eso es algo que tenemos que buscar y que tenemos que encontrar una mejor coordinación entre uno y otro.

Y finalmente, y con esto concluyo antes de poder pasar a la sesión de preguntas y respuestas, simplemente decirles y dejarles la reflexión —y creo que ustedes lo saben, jóvenes, ustedes están aquí, ahorita en universidad— porque seguramente saben, y están conscientes y lo han visto en sus familias, y así lo creen, que la educación es la mejor arma para transformar su propia vida y transformar su entorno.

Y por eso, sin duda, esta transformación educativa, que es una condición —yo les diría, casi única— que en muy pocos momentos en la historia de un país se vive, que es la posibilidad de hacer un cambio muy profundo en algo tan importante como la educación, es una oportunidad que no podemos perder.

Audio. Mensaje del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer.