México, DF, 18 de febrero de 2015.


Señor rector de la Universidad Nacional Autónoma de México:

Señor gobernador constitucional del estado de Hidalgo:

Señor jefe de gobierno del Distrito Federal:

Distinguidos invitados:

 

Corría el siglo XVI y América ganaba fama ante los ojos de Europa como lugar enigmático y tierra fértil para la aventura. Entre los muchos que quisieron lanzarse a cruzar el océano, hubo un escritor a quien el rey Felipe II le negó la oportunidad de realizar la travesía.

Sin embargo, su llegada a la Nueva España fue incontenible, y el 12 de junio de 1605, en la embarcación Espíritu Santo partió del puerto de Cádiz con rumbo a Veracruz.

En su interior llevaba 160 ejemplares del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, que el comerciante Clemente Valdés mandó traer y que pensaba vender a razón de doce reales cada uno.

A partir de este momento, la realidad comenzó a narrarse de manera distinta en la ciudad de México, haciendo que la tradición cervantina se fundiera con la sensibilidad propia de estas tierras.

No deja de ser inspirador que se pueda constatar que las ideas, a diferencia de los hombres, no conozcan fronteras.

Los libros nos permiten encontrar la propia identidad y definir el trayecto de nuestra vida. En el acto de leer encontramos una dignidad que sólo el conocimiento procura.

De ahí que la Feria Internacional del libro del Palacio de Minería, sea espacio donde las letras de diversos tiempos y latitudes se den cita, haciendo palmario que el pensamiento trasciende y, aunque fugitivo, siempre permanece.

Esta celebración de la palabra escrita, que nuestra Universidad Nacional Autónoma de México ha auspiciado durante 36 años, se ha convertido en una de las más prestigiosas y queridas entre los lectores.

Un buen libro encierra más preguntas que respuestas, porque las voces del pensamiento se plasman en tinta para avivar la curiosidad, la imaginación y la inteligencia.

Encontrar en un texto el ingenio y la sensibilidad de quienes nos han prestado sus ojos para interpretar el mundo, es la más honda satisfacción del lector.

Por estas razones, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto considera prioritario que todos los mexicanos tengan acceso a las posibilidades que la lectura y la educación ofrecen.

Convencido de que la enseñanza es la vía más noble para promover a los individuos y al país entero, el presidente inició su proyecto de transformación nacional con la Reforma Educativa.

El dominio de la lectura resulta imprescindible para que los estudiantes aprendan a aprender y aprendan a convivir.

De ahí que en el nivel Básico, programas como el de Fomento a la Lectura y la colección de Libros del Rincón, tengan la formación de nuestros primeros lectores como resultado.

Es de destacar que este ciclo escolar se obsequió a los alumnos de tercero de secundaria, a todos, la antología Palabras en espiral, de nuestro premio Nobel Octavio Paz.

Para el próximo periodo, se destinarán millones de pesos, que fortalecerán las bibliotecas escolares, beneficiando a más de 216 mil escuelas de educación preescolar, primaria y secundaria.

Durante el 2014, en el nivel Medio Superior, se puso en marcha el proyecto de Biblioteca Digital. A la fecha, el acervo consta de 400 recursos bibliográficos con acceso gratuito a 12 bibliotecas de otros países, que contienen más de 270 mil versiones.

En el Nivel Superior, las universidades públicas estatales cuentan con diversos programas editoriales. La Universidad de Guadalajara, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, no se diga nuestra Universidad Nacional Autónoma de México, han construido bibliotecas centrales que dan servicio lo mismo a sus alumnos como a lectores externos.

Para consolidar estos esfuerzos, la Secretaría de Educación trabaja en la revisión de planes y programas, con el fin de que los educandos adquieran aprendizajes útiles en el marco de las exigencias que impone el siglo XXI.

Quiero reconocer al rector de nuestra máxima casa de estudios, el doctor Narro Robles, por hacer posibles espacios como éste, donde el saber, la imaginación, la creatividad se tocan, y tocan las vidas de miles de lectores, confirmando así lo que él mismo ha dicho en una espléndida frase: “La educación es el pasaporte para viajar al porvenir y el requisito para ejercer a plenitud el derecho a la ilusión”.

Por otro lado, expreso mi más sentido beneplácito por la presencia del gobernador del estado de Hidalgo, don José Francisco Olvera, invitado distinguido junto con los integrantes las áreas universitarias y culturales la entidad de esta Feria de Minería.

Y baste recordar el peso de Hidalgo con el talento de escritores hidalguenses como Ricardo Garibay y Efrén Rebolledo, quienes cultivaron brillantemente el noble oficio de la palabra.

Señoras y señores:

Leer no se mide en tiempo, sino en experiencias. La lectura no se describe, se descubre; de ella brota el impulso de recorrer otros lugares y ampliar las perspectivas.

El libro no sólo es un objeto; es la materia que multiplica la inteligencia. Esta feria nos recuerda que el poder de la palabra no se mide, se aquilata.

Regresar aquí es volver a un libro entrañable, un texto que siempre nos asombra con su familiaridad, al tiempo que nos revela facetas desconocidas de nosotros mismos.

Nos encontramos de nuevo, para celebrar ese hallazgo e invitar ahora, bajo el estado de Hidalgo, a que sean más los que, en cada lectura y en cada página, descubran el espíritu de la humanidad, que es gracias al libro, a través de su voz y de su fuerza.