Distinguido presídium.

Señoras y señores directivos.

Apenas unos meses después de haber hecho su entrada triunfal a la Ciudad de México en julio de 1867, el Presidente Benito Juárez constituyó de inmediato la comisión redactora de la nueva Ley de Instrucción Pública, sabiendo que la primera tarea del gobierno para lograr una auténtica regeneración social y una paz efectiva es garantizar la enseñanza.

Uno de los aspectos más importantes de este ordenamiento fue la creación de la Escuela Nacional Preparatoria, pues su inspirador, Gabino Barreda, la consideraba el más sólido cimiento de la educación superior.

Barreda elaboró su proyecto basándose en la corriente del positivismo. En su opinión era preciso que todos los mexicanos partieran de un fondo común de verdades. Ni uno solo de los hechos de importancia que se inculcarían en el espíritu de los educandos tenían que pasar antes por la discusión suficiente en el aula.

Esta relevancia se ha transmitido a todo el sistema de la Educación Media Superior en sus diversas evoluciones históricas y pedagógicas; razón por la cual el Constituyente permanente decidió otorgarle en 2012 el carácter de obligatoria.

Actualmente, la Educación Media Superior tiene una matrícula de casi 4 millones y medio de estudiantes y está estructurada en más de 30 tipos de instituciones.

Pese a su obligatoriedad, refrendada en la última reforma a la Ley General de Educación, persisten retos y desafíos que debemos atender como el bajo nivel de la cobertura, la alta deserción escolar y la baja eficiencia terminal, elevar la pertinencia, atenuar la inequidad y en suma, mejorar la calidad.

El Presidente Enrique Peña Nieto está muy consciente de la importancia de la Educación Media Superior. Por esta razón el Plan Nacional de Desarrollo establece como uno de sus objetivos centrales, desarrollar el potencial de cada uno de los mexicanos con educación de calidad.

En el próximo ciclo escolar se incluirán en el bachillerato tecnológico las materias de Filosofía, Ética y Lógica, que son imprescindibles en la formación de los jóvenes.

Tenemos un gran reto. Debemos brindar a México, al menos, 80 por ciento de cobertura escolarizada en este nivel educativo, lo que implica lograr en sólo seis años el equivalente a lo alcanzado en los últimos diez años.

Resulta también urgente disminuir la tasa de abandono escolar, fenómeno que afecta a 650 mil alumnos por año y que significa un promedio de casi mil 800 que dejan sus estudios diariamente.

Hasta hace poco, la deserción era vista como algo natural. Sin embargo, hoy tenemos la enorme responsabilidad de luchar contra el abandono escolar, para lo cual resulta indispensable con el liderazgo de ustedes, las directoras y directores de los planteles, dar seguimiento a estudiantes en situación de riesgo de abandono, con el apoyo de modelos de alerta temprana y de trabajo colegiado de los docentes, favorecer la integración de los alumnos al nuevo entorno escolar y la regularización de estudiantes con bajo desempeño, ofrecer tutorías basadas en las mejores prácticas y fortalecer la comunicación docentes-padres de familia y alumnos con sus maestros.

Además, la SEP pondrá en marcha un ambicioso programa de nuevas becas para combatir el abandono escolar.

Debemos actualizar los planes y los programas, así como fortalecer los vínculos entre las instituciones escolares y los sectores productivo y social, a fin de elevar la pertinencia, además de que trabajaremos para que el origen social no determine nunca más el destino educativo de ningún joven en México.

Para ello vamos a ampliar los servicios de Bachillerato a las zonas rurales y marginadas del país, al tiempo que garantizaremos que todos los jóvenes en situación de desventaja socioeconómica reciban una beca para acceder, permanecer y concluir su educación superior. Que no se nos olvide, educación es equidad.

Finalmente, en lo relativo a la calidad, habremos de garantizar que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura, así como el papel de docentes y directivos estén alineados para que los estudiantes obtengan el máximo logro posible.

Aquí se inscribe la importancia del papel de ustedes, los directores de plantel. Le quiero decir al Doctor Tuirán que este Secretario va a reunirse permanentemente con los directivos a las escuelas del Sistema Educativo, porque a fin de cuentas si queremos cambiar la educación, hay que hacerlo con ustedes. Ustedes son el eje, el pivote del Sistema Educativo Nacional, son actores clave para impulsar la educación de calidad que nuestros jóvenes demandan. Necesitamos de su pasión, de su entrega, de su experiencia y de su compromiso para cumplir las metas que como país nos hemos impuesto.

Queremos que ustedes tengan a su alcance las mejores herramientas. Ese es el reto de este curso de actualización y profesionalización, al que asisten mil 550 directores de las 32 entidades federativas, que beneficiará a más de 7 mil al concluir sus cinco fases regionales.

El programa al que ustedes están asistiendo, descansa en dos ejes:

1.- El académico, que tiene el propósito de formarlos para que garanticen el adecuado funcionamiento de sus escuelas, al tiempo que se conviertan en impulsores de la política educativa, y

2.- El Estratégico, que busca establecer una red de directores con acompañamiento de tutores para fortalecer la coordinación e instrumentación de nuestras metas y acciones.

Queremos que ustedes se consoliden como directores de excelencia, que alienten y apoyen el logro de los estudiantes, el adecuado desempeño de los docentes a su cargo y que contribuyan a una mejor vinculación de la escuela con su entorno.

Un director responsable y comprometido es aquel que sabe lo que ocurre en los procesos de aprendizaje en cada una de las aulas; que conoce cuáles son las fortalezas del plantel, pero también  que reconoce cuales son los problemas y las debilidades para lo cual diseña un proyecto y un plan de acción para encararlos.

Nuestro país vive una etapa que puede convertir a su bono demográfico en su mayor ventaja detonando así su potencial de manera significativa.

La experiencia internacional muestra que los países que tienen mayor tasa de terminación de la educación media superior son los que tienen los menores índices de desempeño.

México no debe ser la excepción, estamos conscientes del impacto que puede tener este nivel educativo en el fortalecimiento de la competitividad individual y colectiva, y que es un recurso para combatir la desigualdad y escapar de la pobreza.

Debemos unir esfuerzos para fortalecer a la educación media superior, a fin de brindar a más estudiantes la posibilidad de adquirir conocimientos y desarrollar talentos que les permitan definir su proyecto de vida.

No queremos, en consecuencia, que nuestros jóvenes se aíslen, se encierren en sí mismos o terminen por abandonar la escuela. Los jóvenes son nuestra responsabilidad, nuestra obligación, y sobre todo nuestra principal motivación.

Estoy seguro de que contamos con el talento y el compromiso de todas y todos ustedes para emprender un amplio movimiento a favor de la educación.

Cuando hace 92 años, José Vasconcelos fundó la Secretaría de Educación Pública en un país que tenía un analfabetismo de 84 por ciento, que carecía de sistema escolar y que no tenía los cuadros universitarios y técnicos que promovieran el desarrollo de México, buscó sólo una manera para resolver el problema: inundar de educación a México.

Hoy el Presidente Peña quiere también volver a inundar a México con educación, sólo lo lograremos si ustedes y nosotros nos vemos como compañeros de una misma lucha. En ese sentido, estoy a sus órdenes, junto con mis compañeros de la Secretaría, para emprender una nueva etapa en la que México, inundado por la educación, asegure su futuro.

Muchas gracias.