Honorable presídium.

Distinguidos galardonados:

Señoras y señores:

 

En la visión del mundo de los antiguos mexicanos, el deporte estaba profundamente vinculado a los mitos fundacionales y a la comprensión de los fenómenos del universo.

A través de la competencia y la actividad física, nuestras culturas originarias se relacionaban con su entorno, y otorgaban así un ritmo ritual a sus vidas.

De tal manera que mente y cuerpo lograban transformar la energía en conocimiento.  

Aún ahora, la práctica deportiva sigue trascendiendo a la mera competencia, impulsándonos a revelar esa fuerza que se extiende sobre nosotros mismos, y que nos lleva a alcanzar nuestro máximo potencial.

El Presidente Enrique Peña Nieto me ha instruído hacerles llegar su sincero reconocimiento por la tenacidad y la perseverancia que han guiado sus brillantes carreras, al tiempo de felicitarlos por haber alcanzado estos importantes logros que sirven tanto al deporte, como a la vida cotidiana de cada mexicano.

Los galardonados que hoy han recibido su premio son la afirmación de que el desempeño físico y mental se valora solo a través de la voluntad y que la recompensa consiste, más que nada, en conocer nuestras propias capacidades y nuestras propias fortalezas para aplicarlas con rigor y con disciplina.

El Premio Nacional de Mérito Deportivo, ha sido entregado a Paola Longoria, deportista excepcional, raquetbolista número uno del mundo y ejemplo de la disciplina y mentalidad de las mujeres que actualmente están transformando a México.

Al Instituto Mexicano del Seguro Social, organismo capital para la salud de los mexicanos, por su contribución a consolidar una cultura en la que el deporte y el autocuidado van de la mano.

Por su parte, el premio nacional de deportes, en la categoría de juez-árbitro, se le concede a Miguel Ángel Ramírez, por mostrarnos que, en el terreno de juego, como en el día a día, la justicia y la imparcialidad son esenciales.

En la categoría de no profesional, premiamos a Rodrigo Diego López, joven clavadista, cuya constancia y dedicación le han permitido demostrarnos que el deporte no es sólo una actividad, sino mucho más que eso, una escuela de vida.

También reconocemos al gran pelotero Adrián González, que recibió su premio a través de nuestro director general de la CONADE, y no sólo se lo entregamos por una trayectoria colmada de logros, sino por su convicción de que el deporte, la educación y la salud pueden transfórmanos.

México reclama poner en marcha un movimiento colectivo que suma y no divida, que levante y no derribe que le ponga el interés de los unos para comprometerse con el bienestar de los otros.

Por eso de igual manera, es un honor celebrar al judoca Eduardo Ávila, quien en el deporte paralímpico, hace patente que no hay un impedimento cuando uno cree en sí mismo.

Galardonamos también a Iván Bautista, quien ha dedicado su talento y su experiencia a preparar jóvenes clavadistas que han puesto en alto el nombre del país.

Finalmente, premiamos a Sergio Ramírez. Su ejemplo y logros con los niños Triquis que hoy tenemos el honor de recibir en esta secretaría. Nos muestran, ustedes nos muestran que sí hay camino para méxico cuando se empeña la dedicación, el amor y la colaboración en equipo.

Los deportistas, como quizá ningún otro sector de la población, están forjados en ese trabajo de equipo, en conocer en carne propia el sentimiento de orgullo, pero también el de la responsabilidad.

Hombres y mujeres de este país han hecho patente una exigencia. Hace unos días aquí en la entrega del Premio Nacional de Ciencias y Artes: queremos hechos, no palabras.

Hemos sido testigos de la violencia y la crueldad, hemos escuchado el llanto y compartido la indignación. Los mexicanos, unidos y organizados, han levantado la voz para exigir lo que por esencia el estado debe garantizarles: seguridad y justicia, igualdad y libertad.

El clamor de justicia ha llevado al gobierno a reforzar la solidez institucional, a privilegiar el diálogo y la reflexión y a garantizar la efectiva aplicación de las normas.

La ley no se habrá de rendir ni ante la intolerancia ni ante la violencia. En la crisis actual, hemos aprendido, si algo hemos aprendido en la crisis actual es; que en nuestros errores, sólo se corrigen sino damos marcha atrás en nuestros logros.

Uno de los mayores estragos provocados por el delito ha sido malograr la vocación de muchos jóvenes. ¿cuántas vidas truncadas? ¿cuántas oportunidades perdidas arrastradas en esta espiral del fenómeno de la violencia?

Todos los sectores coinciden en que no podemos ser presas del desencanto o del pesimismo aún en nuestro luto. Necesitamos como nunca del impulso de los jóvenes, pues su apertura e ímpetu es la mejor vía para hacer de la pluralidad nuestra más alta herramienta.

Jóvenes, México necesita de su creatividad y de su rebeldía. La nuestra es una Nación donde la esperanza tiene que fincarse en el mutuo reconocimiento, y la convicción de convivir con los demás en términos de respeto recíproco.

Si tejemos la experiencia con la juventud, el conocimiento con el entusiasmo, la voluntad con la idea, México a pesar de todos sus problemas saldrá adelante. Y en ese terreno sabemos que el más grande poder renovador que existe en todo el mundo es la educación, que la educación abre más puertas que el rencor; y que es ella la que cura de intolerancia y la antipolítica.

La democracia, la equidad, la inclusión son valores humanos que hay que privilegiar y que deben estar en el centro de toda acción colectiva. Ya sea para alcanzar la paz se debe garantizar la justicia y la armonía social.

La historia se hace con decisiones. Tan sólo dos años atrás, liderado por el Presidente Peña Nieto, México le apostó a la educación. No desistiremos, vamos a insistir; no aflojaremos el paso, lo sostendremos y lo intensificaremos; no ocultamos nuestros rezagos ni mucho menos nuestros errores, los debatimos públicamente los exponemos a quien tiene que conocerlos esto es a la sociedad mexicana.

Pero también hay que decirlo, hay quienes quisieran que todos los problemas de la educación se resolvieran en un solo momento, a ellos les recuerdo que el prontísmo no genera reformas, que ustedes los jóvenes nos han dado el ejemplo claro de cómo se construye el éxito, con tiempo, con dedicación, con perseverancia y con trabajo de equipo y yo diría que la reforma educativa no se hace de un día para otro, sino con planeación, con conducción, con construcción y con colaboración.

Señoras y señores:

El compromiso que tenemos con muy destacados mexicanos como lo son ustedes no termina aquí. Su ejemplo nos inspira a seguir promoviendo, por todos los medios a nuestro alcance, el deporte y la enseñanza, porque forman parte del progreso de México ya Paola lo dijo el año que entra presentemos a México el nuevo modelo educativo de la Educación Básica; verán que regresan desde el preescolar hasta la educación media superior, la educación física, la educación artística y la educación cívica.

Que el día de hoy se quede en su memoria como conciencia del orgullo que el país siente por ustedes, pero también, que en él se inscriba el recuerdo de un instante que una vez más, hace de la enseñanza es el estandarte del país.

La educación siempre ha sido el camino: la suma de todos los anhelos y esperanzas, el medio para hacer retroceder la pobreza y la marginación, la ignorancia y la exclusión.

Toda la dignidad del hombre reside en la enseñanza y en los valores que nos inculca. Trabajar en ella, y por ella, es el primer principio para mover a México.

Los exhorto a todos y con esto termino, a que seamos conscientes de nuestro tiempo, del tiempo de ustedes jóvenes, que sepan en qué circunstancia se desarrollan sus vidas, con todo el sentido de la palabra tiempo, pues como dijera Ortega y Gasset: “El hombre que no vive a la altura de su época, vive por debajo de lo que sería su auténtica vida”.