México, D. F., a 29 de mayo de 2014.

Don Jaime Labastida Ochoa, Director de la Academia Mexicana de la Lengua;

Distinguidos académicos,

Compañeros servidores públicos de la Secretaría,

Distinguidos invitados;

Señoras y señores:

Quiero comenzar esta intervención tomando prestadas las palabras de un poeta de todos, Rubén Darío, quien escribió que el libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento y es antorcha del pensamiento.

Me atrevería yo a sugerir que aquel otro poeta, quien fue nuestro Secretario de Educación Pública, don Jaime Torres Bodet, tuvo en mente esa reflexión cuando lanzó la primera generación de libros de texto gratuitos que habrían de instruir al país entero.

Gracias a ellos, los niños de México aprenden las letras y la aritmética; conocen la historia y la grandeza de la geografía, además de que son fuente de principios básicos en la formación de ciudadanos respetuosos de la ley, amantes de la libertad, de la paz y de la democracia.

Estos textos no sólo han permitido que la educación de los niños tenga un punto de partida común, sino que su impacto ha ido más allá del aula, pues para millones de alumnos y sus familias ha sido la única puerta de acceso al conocimiento.

2013, como lo dijo la señora Subsecretaria, fue un año de profundas transformaciones, la Reforma Educativa marcó claramente el rumbo que deberíamos seguir para brindar una formación de calidad a todos los estudiantes de nuestro país. Cumplir con esta encomienda requiere contar con materiales de excelencia, por lo que la Secretaría inició la producción gradual de una nueva generación de recursos didácticos que interesen y desafíen a los alumnos, a la vez que ofrezcan a los docentes elementos para orientar y organizar el estudio.

Los libros de texto gratuitos no podían quedar excluidos de ese proceso; los logros alcanzados por la educación pública en México, serían inconcebibles sin estos valiosos acompañantes que representan un fundamento de equidad e inclusión de millones de niños.

No puede existir calidad educativa si los textos no se convierten realmente en herramientas que ayuden a pensar adecuadamente, lo que presupone conocimiento y uso preciso de nuestro idioma. Pero algo más todavía, de ahí que hayamos solicitado el apoyo de la Academia Mexicana de la Lengua para realizar una revisión de los libros de primaria de diversas asignaturas, y de todos los grados, además de los correspondientes materiales de lecturas y de educación preescolar.

El trabajo dio inicio, como aquí se dijo, con la firma de un convenio de colaboración el pasado mes de agosto, el proceso se concentró originalmente en términos ortipográficos, gramaticales y de sintaxis; sin embargo, poco a poco se fue transformando en un proceso de análisis integral.

Esta alianza significó un aprendizaje mutuo debido al reto constante de construir una mirada que incluyera los distintos saberes pedagógicos y el correcto uso del español a fin de determinar la expresión más pertinente para llevar con claridad los conocimientos a los alumnos de todos los rincones del país.

Confío en que esta fructífera colaboración continuará durante mucho tiempo. El papel de los especialistas de la lengua no se limita a enderezar la ortografía, sino que lleva a los libros de texto la pasión por el idioma y por el conocimiento en lo general.

Estoy seguro que los aquí presentes coincidimos en que somos palabra y escritura. La palabra nos hace, la escritura nos confirma y nos refleja.

Yo le quiero agradecer muy cumplidamente, a don Jaime Labastida y a todos sus distinguidos miembros de la Academia, porque gracias a su apoyo los nuevos materiales muestran el fundamental principio del respeto por el idioma y sus normas, al tiempo que comunican un valor sustancial: el de saber que, quien no discurre, no conversa. Pues la palabra no solo alude al pensamiento, sino que lo incrementa.

De manera especial agradezco la labor de cada uno de los académicos que intervino en esta tarea, y debo decir, que como el poeta ha sabido unir la esencia intelectual con el lirismo más puro y alto, cultivando de forma rigurosa el verso y acercándolo a los espacios donde la mente y el corazón se funden, así lo han hecho ustedes.

La Educación Pública no sería una realidad sin los libros de texto. A lo largo de más de 50 años han abierto caminos y cebrado oportunidades, fomentando la inclusión y la equidad.

Celebro que el próximo ciclo escolar que inicia en agosto, los niños de México tendrán nuevos textos de Arte, Español, Historia, Educación Cívica, Ética, Educación Física y volúmenes de lectura renovados en primaria, así como nuevos materiales en Educación Preescolar.

Una vez más confirmamos que, sólo a través de una Educación de Calidad para todos los niños, todos sin excepción, dispongan de la fuerza y el alimento que decía Ruben Darío que los libros y los conocimientos otorgan.

Muchas Gracias.