Ciudadano presidente de los Estados Unidos Mexicanos;

Ciudadano gobernador del estado de Guerrero;

Profesor presidente del Consejo General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación:

Diputado presidente de la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos de la honorable Cámara de Diputados del Congreso de la Unión;

Señor presidente municipal de Coyuca de Benítez;

Señores presidentes de los honorable poderes Legislativo y Judicial del estado

Queridos maestros:

Estimados jóvenes;

Padres de familia:

Hace casi dos siglos, kilómetros al norte de aquí, de donde hoy nos encontramos, nació uno de los más célebres guerrerenses: un hombre que contra toda la adversidad supo forjarse un lugar en la historia.

Lo mencionó el gobernador. Fue don Ignacio Manuel Altamirano, férreo defensor de los ideales liberales y destacado escritor que consolidó la identidad mexicana.

Aprendió a leer y a escribir motivado por la certeza de que la educación es la principal garantía de libertad.

De ahí que, con tesón y perseverancia, asumiera su vocación como maestro de innumerables generaciones.

Altamirano pugnó por las escuelas y porque éstas llegaran, en primer lugar, a los grupos más pobres, pues reconocía que sólo el saber es capaz de sentar los cimientos de un futuro mejor.

Defensor a cabalidad de las virtudes del estudio, nos mostró que los sueños son la materia que ilumina la inteligencia.

Sus sentimientos y su trayectoria personal nos prueba que la voluntad, cuando se une al conocimiento, amplía nuestras posibilidades y define nuestra trayectoria en la vida.

Hoy, no sólo celebramos un nuevo inicio de clases, también reconocemos a quienes, como Altamirano, dedican su vida a la noble labor de la enseñanza: los maestros de México.

Con su ejemplo, confirmamos que la generosidad de cada maestro está profundamente ligada a su vocación, pues, a través de sus estudiantes, entregan lo mejor de sí al país.

Su guía es y seguirá siendo indispensable para formar los ciudadanos que el país necesita.

Señor presidente:

Decidido a que cada niño y joven recibiera una educación de calidad y equidad, hoy, hace más de dos años, usted convocó a toda la sociedad para renovar nuestro sistema formativo.

Este proceso, que ha dado importantes pasos decisivos, vive hoy una etapa muy especial de ascenso en su dinámica historia:

  • Gracias al Programa Escuelas Dignas, contamos con más planteles en condiciones adecuadas para que los niños se concentren en aprender.
  • Con el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital, año con año, las nuevas tecnologías llegan cada vez a más niños.
  • A partir de la Reforma Educativa, padres y autoridades deciden de manera conjunta las acciones para que cada estudiante alcance su máximo logro de aprendizaje.
  • Mediante el censo escolar, conocemos con mayor claridad las necesidades de nuestros alumnos, de nuestros maestros y de nuestras escuelas.
  • Por medio del Servicio Profesional Docente, el mérito vuelve a ser el criterio principal para fortalecer el trabajo de nuestros profesores e impulsar su desarrollo.
  • La evaluación se consolida como un ejercicio que permea cada uno de los aspectos del sistema educativo, y prueba de ello es que casi medio millón de personas han participado al día de hoy en los concursos de ingreso y promoción.
  • Y finalmente está listo un nuevo modelo de educación que comenzará a aplicarse desde el próximo ciclo escolar

Este mosaico de acciones se refleja en miles de escuelas del territorio nacional.

En la secundaria que este día nos recibe, el Programa de la Reforma Educativa y el Plan Nuevo Guerrero han permitido que el Ejecutivo federal, con el firme apoyo del gobierno del estado, reconstruyera este plantel.

Señor presidente, hacer de esta reforma la más importante de su sexenio llevará a la nación que todos queremos, en definitiva, a un destino de renovación, el cual estamos transformando vidas.

Finalmente, me dirijo a ustedes, jóvenes estudiantes, la auténtica razón, ustedes, de nuestro esfuerzo diario. 

Como saben, su escuela lleva el nombre de uno de los personajes fundamentales en la historia de México, José Vasconcelos, quien, al concebir un ideal educativo, trazó también los trazos de una renovada nación.

En las palabras de Vasconcelos, el fin último de la educación es enseñar personas capaces de bastarse a sí mismos y de emplear su inteligencia para el bien de los demás.

Aprender es la oportunidad de acrecentar la fuerza de la mente. Hoy que inician un nuevo ciclo escolar, los invito a aprovechar todas las herramientas que su escuela les ofrece.

Siéntanse orgullosos de ser parte del momento histórico en el que México, con el presidente Enrique Peña Nieto, se atrevió a cambiar. Son ustedes la generación de la Reforma Educativa.

¡Felicidades!