A una altura que alcanza hasta los 400 metros, un vehículo aéreo no tripulado (UAV, por sus siglas en inglés, comúnmente conocidos como drones) vuela sobre las zonas arqueológicas de Las Labradas y Cerro de la Máscara, en Sinaloa, equipado con una cámara que captura imágenes y videos en alta definición, lo que permitirá reconocer con precisión los sitios prehispánicos que cuentan con áreas de petroglifos, e identificar los lugares donde hubo asentamientos humanos.

Este aparato tecnológico —empleado por vez primera en la entidad para la investigación arqueológica, con la colaboración del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y su laboratorio AntropoSIG— ayudará a conformar un Sistema de Información Geográfica (SIG) de Las Labradas y tener un mapa completo del sitio arqueológico Cerro de la Máscara, que sirva de base al expediente técnico y legal con el que se busca promover la declaratoria federal de este último sitio como zona de monumentos arqueológicos.

Después de llevar a cabo los primeros vuelos con el dron Bitachi I (avispón en lengua yoreme), se advirtió cuánto beneficia a la arqueología el uso de esta tecnología empleada en otras partes del mundo para fines similares, señaló el arqueólogo Joel Santos Ramírez, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
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