“Reconocí que no tenemos un mecanismo que nos permita obtener y sistematizar las buenas prácticas escolares en evaluación educativa y me enfrenté a la segunda interrogante: ¿Cómo identificarlas en poco tiempo?


“Así empecé a aprender y reconocer el trabajo de evaluación formativa que aplican los actores clave de la transformación escolar. Incluso en entornos complejos, las escuelas secundarias están cambiando y han logrado avances.
“Es un error capital teorizar antes de tener datos. Sin darse cuenta, uno empieza a deformar los hechos para que se ajusten a las teorías, en lugar de adaptar las teorías a los hechos”.
Así relata el titular de la Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal de la Secretaría de Educación Pública, su experiencia en el tema. Precisó que para realizar esa actividad, consultó a las instancias operativas, entre éstas a los directores de escuela, de quienes obtuvo algunas pistas que consideró “las más sólidas y contundentes”.
En este marco, relata Sánchez Gómez, aprendió y reconoció como “invaluable” el trabajo de evaluación formativa que aplican los directores en el nivel de secundarias.

Incluso, detalló el caso de tres planteles de la Delegación Iztapalapa, toda vez que este nivel representa, como lo precisa el propio funcionario, “el mayor desafío en términos de calidad, por ser una de las zonas más vulnerables y con mayor inseguridad en el Distrito Federal”.
Para el análisis, estudiaron los horarios, la estructura, la historia y los antecedentes de los planteles: 
•    La plantilla, el nivel de logro de los estudiantes, resultados del Concurso de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems), ENLACE, del Sistema Anticipado de Inscripción y Distribución (SAID) y del Instrumento de Diagnóstico para Alumnos de Nuevo Ingreso a Secundaria (IDANIS).
•    De igual forma, los requerimientos materiales y de infraestructura, las necesidades y las condiciones existentes; y el activo fijo.
Las experiencias de las escuelas secundarias Diurna Número 204, Hermilo Novelo Torres; Número 119 en Cuitláhuac, y Técnica Número 91¸refieren puntos de coincidencia en este proceso de evaluación escolar:
•    Resulta fundamental el liderazgo del cuerpo directivo, encabezado precisamente por el director del plantel.
•    Articulación de esfuerzos y estrategias, en donde deben incluirse a todos los actores, padres de familia, docentes y alumnos, como parte del colectivo escolar y definir e implementar planes de mejora.
•    La evaluación interna de la escuela tiene que ser autogestiva y participativa; en un caso específico, se puede nutrir de los principios de Paulo Freire, donde el proceso de conciencia se desarrolla en el diagnóstico y guía los pasos para la transformación escolar y la toma de decisiones colectivas bajo el liderazgo del director.
•    Mejoramiento físico de la infraestructura.
•    Seguimiento de toda acción implementada, que debe medirse considerando parámetros y criterios de evaluación para identificar en qué se está mejorando.
•    Desarrollo de estrategias de comunicación, con la inclusión de nuevas tecnologías.


Con la implementación de estas estrategias, los directores de los planteles referidos señalan que se han logrado algunos avances ya tangibles, como el incremento de la participación de los alumnos en las actividades que se les ofrecen, así como un sentido de pertenencia por parte de los docentes hacia una comunidad que aprende y que está dispuesta a transformarse.


Esto se ha reflejado, paulatinamente, en la disminución del ausentismo, reprobación y violencia al interior de los planteles. Los Directores coinciden en que “quieren la escuela de la reforma”, por lo que asumen que les corresponde unir esfuerzos para hacerlo realidad sin perder el ritmo ni el rumbo”.
Este ejercicio, señala Luis Ignacio Sánchez Gómez, pone de manifiesto la necesidad de contar con mecanismos sistemáticos que permitan identificar buenas prácticas de evaluación que estimulen el aprendizaje entre pares.