• Definir un programa de trabajo de las actividades que se habrán de desarrollar a lo largo del año escolar, tomando en cuenta la opinión de los docentes y de las familias sobre el desarrollo de las habilidades lectoras de los alumnos.
  • Dar a conocer a los integrantes de la comunidad escolar el contenido del programa de trabajo y promover su participación.
  • Dar seguimiento al cumplimiento de las seis acciones para el fortalecimiento de la biblioteca escolar (véase la sección “Documentos de consulta”).
  • En caso de que ya exista en la escuela el Comité de la Biblioteca Escolar (una de las seis acciones para el fortalecimiento de la biblioteca escolar), se sugiere integrarlo a este Comité para establecer metas de lectura en la escuela (por ejemplo, número de libros a leer en el año escolar, número de libros donados a la biblioteca escolar, número de actividades de fomento de la lectura realizadas, entre otras).
  • Elaborar un diagnóstico de la biblioteca como formadora de lectores. Para ello, se podrán emplear los 10 propósitos de las escuelas formadoras de lectores (véase la sección “Documentos de consulta”). A partir de este diagnóstico, acordar con el Comité de la Biblioteca Escolar un plan de trabajo para la biblioteca y darle seguimiento durante el año escolar.
  • Promover el uso y mejora de las bibliotecas escolares y de aula, como recursos de apoyo para el fomento de la lectura, la formación de lectores y el desarrollo de círculos de lectura.
  • Promover el uso adecuado y permanente de los materiales impresos, informáticos y audiovisuales destinados a la escuela para el desarrollo de habilidades lectoras.
  • Sugerir a los maestros y directivos realizar un diagnóstico del desarrollo de la lectura en los niños y niñas del centro escolar.
  • Fomentar el gusto por la lectura entre los padres y madres de familia, maestros, directivos y demás miembros de la comunidad escolar mediante el uso de los libros de las bibliotecas escolares y de aula y su articulación con las actividades de aula sugeridas por los docentes.
  • Impulsar actividades diversas, como obras de teatro o recitales, que inviten al estudiante a leer.
  • Gestionar apoyos con organizaciones de la sociedad civil interesadas en promover la lectura en los centros escolares.