La inocuidad es la característica que tiene un alimento de no causar daño a la salud de las personas que los consumen, por efectos de algún contaminante químico, físico o biológico.

Es importante que los productores nacionales implementen buenas prácticas en los procesos productivos, a fin de disminuir los riesgos de contaminación en los vegetales y animales de consumo humano, pues al hacerlo, inciden en la salud pública y los productores pueden ser más competitivos al vender sus productos en mejores condiciones.               

La inocuidad de un producto puede perjudicarse por agentes químicos, los cuales pueden ser hormonas, antibióticos o plaguicidas; microbiológicos, es decir, virus o bacterias; en tanto que los contaminantes físicos son, por ejemplo, pedazos de metal, astillas, entre otros. El SENASICA promueve, regula y certifica la aplicación de los sistemas de reducción de riesgos de contaminación de los alimentos.

Por ello, durante toda la cadena productiva de los alimentos, los productores grandes o pequeños, deben considerar esta característica para que sus cosechas les rindan mejores frutos y obtengan mayores rendimientos.