El consumidor, elemento importante del proceso productivo, es reconocido por las Naciones Unidas desde el 15 de marzo de 1983, para promover los derechos fundamentales de los consumidores: a la seguridad, a elegir, a la información y a ser oído, como lo propusiera en 1962 John F. Kennedy.

Organizaciones ecologistas, sociales y políticas toman esa fecha para impulsar un consumo responsable, un cambio de hábitos que respondan a cubrir las necesidades reales y a optar por un mercado de bienes y servicios que favorezca la conservación del medio ambiente y la igualdad social.

El consumo responsable considera las condiciones sociales y laborales del entorno de producción y sus efectos medioambientales. Sigue la ruta del producto final desde la obtención de la materia prima, la elaboración y el ensamblado del producto, el sistema de distribución y su manejo para colocarlo en anaquel.

Los consumidores responsables no pierden de vista:

-    El impacto ambiental del producto según su ciclo de vida (duración y tiempo de degradación), proceso de producción, transporte, distribución, consumo y desechos que genera.

-    Su huella ecológica, resultado del estilo de vida y hábitos de consumo.

El sentido de responsabilidad los ha reunido en organizaciones que los empoderan para levantar la voz al ser afectados no sólo sus derechos, sino impactado el medio ambiente, y han logrado que se instituyan organismos públicos de consumo.

Este año, la Organización Mundial de Consumidores insta a promover mercados digitales más justos ante un crecimiento mundial de cibernautas que pasó del 1% en 1995 a 50% en 2017, un comercio electrónico que se desarrolla a ritmo acelerado y compras en línea realizadas por 1.61 billones de personas.

La Procuraduría Federal del Consumidor impulsa en su Decálogo para un Consumo Responsable que, al actualizar un equipo electrónico, se venda a otra persona a precio accesible, o llevarlo a un centro de acopio de electrónicos, para su reciclaje, y desconectar el equipo una vez cargado porque el “foquito” también consume energía, y establecer horarios y tiempos cortos de exposición ante un monitor.

En la celebración 2018 se llama a la solidaridad global entre consumidores, a lograr la mayor fuerza posible trabajando juntos, y a unir voces para ser más poderosos y ser escuchados al pedir un cambio.

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