Los seres humanos siempre hemos utilizado los elementos de la naturaleza, interactuado con la flora y la fauna y también aprovechado los recursos abióticos: agua, suelos, aire y luz, entre muchos más. A algunos les hemos conferido una dimensión cosmogónica, y el conocimiento sobre ellos nos ha sido útil para proveernos de techo, alimento, medicinas, vestido y esparcimiento.

En la actualidad, todos y todas hacemos uso de esos recursos que en conjunto conforman ecosistemas que a su vez se integran en una misma casa: nuestro planeta, que es la casa de todos y de todas.

Por sus características y la región donde se ubican, a esos ecosistemas los identificamos con nombres distintos, y a la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno le llamamos Ecología, en tanto que los científicos de esa rama reciben el nombre de ecólogos y ecólogas.

A la Ecología se le considera a veces como una parte de la Sociología cuando se estudia la relación de los grupos humanos con su ambiente tanto físico como social, y la defensa y protección de la naturaleza, mientras que el ecologismo se caracteriza por ser un movimiento que surge de la sociedad organizada.

En general, las personas utilizamos los recursos por inercia, sin detenernos a pensar en la importancia de cada uno de ellos y su valor en el espacio donde se desarrollan, por lo que los dilapidamos como si fueran infinitos.

Pero aun cuando desde tiempos primigenios la naturaleza ha sido el escenario donde se desarrolla la vida humana, las plantas y los animales, apenas hace unas décadas el estudio de las interrelaciones entre los ecosistemas y los seres vivos y la búsqueda de armonización con el entorno lo asumió un sector de profesionales cada vez más visible conformado por los ecólogos y las ecólogas que tienen en la Ecología su vasto campo de trabajo.

Este 1o. de noviembre Día Mundial de la Ecología y de los Ecólogos y las Ecólogas, celebramos a los estudiosos de esa ciencia, siempre dispuestos a defender cada organismo vivo; conocedores y conocedoras del medio ambiente capaces de sopesar los riesgos que entrañan ciertos procesos de producción o fabricación, y avezados en buscar opciones que privilegien el entorno mediante el impulso de estrategias que permitan brindar protección a los ambientes naturales ante la acción humana.

David Alejandro Araiza Vázquez, biólogo egresado en la Facultad de Estudios Superiores de Iztacala, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que para la mayoría de la población la palabra “ecología” se refiere a términos relacionados con la defensa del medio ambiente, tales como preservación (ciencia que estudia el ecosistema y su preservación) y conservación (ciencia que estudia la conservación del medio ambiente), lo cual nos aproxima a la Ecología y, por consiguiente, a las diversas formas de actuación del ser humano sobre el medio.

En la actualidad, prosigue, el concepto de ecología es un término estrictamente utilizado por personas dedicadas a las ciencias biológicas, y se podría definir como el estudio de las interacciones de los organismos entre sí y con su ambiente, o el estudio de la relación entre los organismos y su medio ambiente físico y biológico.

De acuerdo con el portal unam.global.com.mx, “en México las políticas ambientales buscan involucrar a todos los sectores sociales, para amplificar los esfuerzos en el cuidado de nuestros recursos naturales”.

El mismo sitio indica que la conmemoración del Día de la Ecología y de las y los Ecologistas insta a reflexionar sobre la ecología como disciplina científica, destaca el trabajo de estos profesionales y pone el foco en la necesidad de mantener una relación armónica con nuestro ambiente.

Pone en relieve que esta conmemoración tiene como finalidad recordar en todo el planeta la importancia de conocer y valorar las relaciones que existen entre los seres vivos y su medio, toda vez que algunos estudios advierten que “por el deterioro ambiental en el mundo, la Tierra experimenta la sexta extinción de especies más importante de su historia asociada a la expansión y desarrollo de los seres humanos”.

“Disminuir nuestra huella ecológica es uno de los retos más grandes que enfrenta hoy la humanidad, pues mientras ocupemos de manera inteligente nuestros recursos naturales, podremos garantizar el bienestar y el crecimiento de nuestras sociedades”, indica la misma fuente.