En una era de la humanidad en que se proclaman por lo alto los derechos humanos y se mira hacia los sectores más vulnerables, nadie puede eludir un tema que, tanto por sus raíces, como| por su realidad actual, a México le atañe por contar con una diversidad cultural de 68 etnias que conjuntan a 15.7 millones de mexicanos (Censo Inegi, 2010).

La Organización de las Naciones Unidas resolvió en 1994 dedicar el 9 de agosto al Día Internacional de los Pueblos Indígenas, con el fin de fortalecer la cooperación internacional para la solución de los problemas que afrontan los pueblos originarios en materia de derechos humanos, medio ambiente, desarrollo, educación y salud.

Este año, la UNESCO eligió como tema conmemorativo la “Migración y desplazamiento de los pueblos indígenas” para centrar las acciones en la situación actual de los territorios indígenas, las principales causas de las migraciones, la circulación transfronteriza y los desplazamientos.

El organismo internacional pide especial atención para el tema de los pueblos indígenas que viven en las zonas urbanas y fuera de sus países, así como abordar los desafíos y cómo revitalizar las identidades de los pueblos indígenas y alentar la protección de sus derechos dentro o fuera de sus territorios tradicionales.

Plantea recalcar la pérdida de territorios y recursos naturales de los pueblos indígenas que se ven obligados a migrar hacia zonas urbanas no solo por el desarrollo y otras presiones en busca de bienestar, educación y empleo, sino también para escapar de los conflictos, la persecución y los impactos del cambio climático en medio de innumerables desafíos como falta de acceso a servicios públicos y discriminación.

La UNESCO cifra en 5,000 los grupos distintos de cerca de 90 países que hablan la mayoría de las casi 7,000 lenguas del mundo. No obstante, acota, de sus 370 millones de integrantes, más del 5 por ciento de la población mundial se ubica entre los más desfavorecidos y vulnerables y constituye el 15 por ciento de los más pobres.

La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad señala: “Una parte importante del capital natural de México es propiedad de comunidades indígenas y rurales, con la consecuente implicación en la provisión de los servicios ambientales generados por los ecosistemas de esos territorios, no solo a las poblaciones de esas áreas, sino a la sociedad en general”, por lo que pide incluir la opinión y desarrollo de los planes de manejo de las Áreas Naturales Protegidas.

A su vez, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas impulsa la participación comunitaria en proyectos dirigidos a promover y defender los derechos de los pueblos indígenas, como la protección jurídica de sus recursos naturales y patrimoniales, para que las propias comunidades propongan acciones para resolver las necesidades que, en materia de recursos naturales, presentan en su territorio.

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