La celebración del Día del Biólogo en nuestro país data del 25 de enero de 1961, fecha en que científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) crearon el Colegio de Biólogos de México. Hoy, a 61 años de distancia, festejamos a los biólogos y a las biólogas que al desarrollar tan noble profesión construyen esperanzas para la biodiversidad, el planeta y la humanidad.

Tanto la protección y la conservación de los recursos naturales, como la compleja problemática ambiental que incluye el cambio climático, son temas a los que biólogas y biólogos dedican estudios, investigaciones y prácticas de campo donde converge el factor humano de las comunidades con sus particulares circunstancias socioeconómicas, políticas, y su cosmovisión que requiere de especial sensibilidad para comprenderla.

En la historia de la biología mexicana distintas figuras inspiradoras merecen ser recordadas por haber abierto brecha en la ciencia de la vida. Alfonso L. Herrera, fundador del Zoológico de Chapultepec, fue precursor del Instituto de Biología de la UNAM (IBUNAM), donde Teófilo Herrera Suárez obtuvo el primer título de biólogo, y Helia Bravo Hollis, la primera egresada (1931) tuvo a la biología y las cactáceas como motivo de su vida centenaria, porque: “Gracias a ella vivimos, gracias a ella conocemos la naturaleza de la que somos parte”, según testimonio de Gaceta UNAM.

En la misma publicación universitaria, Gerardo Ceballos, autor de numerosos libros e investigador del IBUNAM, afirma: “Los biólogos se han convertido en un gremio fundamental para poder mantener la viabilidad del planeta”.

Nos acercamos al grupo de trabajo Colectivo de Investigación, Producción y Educación Ambiental (CIPEA) para saber cómo experimentan hoy su especialidad y ramas afines, cuál es el futuro de esta profesión y qué recomiendan a los jóvenes estudiantes que comienzan a andar estos caminos. Esto refieren:

Biól. Miguel Francisco Ávila Rojas. Egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM, creó y lidera al equipo CIPEA con un innato sentido de servicio a la comunidad y a la naturaleza que lo llevó desde hace una década a impartir cursos presenciales y en línea de cultivos urbanos a grupos heterogéneos en la Ciudad de México, además de impulsar el Huerto de los Niños y las Niñas en la alcaldía Cuauhtémoc y el Huerto San Miguel en la alcaldía Iztapalapa:

Afirma“La carrera de Biología ha tomado relevancia entre las nuevas generaciones por la problemática generada por la pandemia de Covid-19, cuyas consecuencias son más graves por la forma de vida que hemos llevado y una alimentación que provoca problemas de obesidad y diabetes. Ante esto, es necesario fomentar el cultivo de alimentos más sanos, saludables y nutritivos. Una mejor dieta y una terapia ocupacional”.

El profesor Ávila Rojas considera fundamental el trabajo de los biólogos y las biólogas para el cuidado del ambiente, el conocimiento de la riqueza natural y la generación de investigación en el ámbito de la salud y la alimentación, entre otros campos. Estos profesionales contribuyen a la solución de algunos problemas propios de las ciudades, como la contaminación, la protección del entorno, la gestión de áreas naturales y zonas verdes.

Ve para esta carrera un amplio futuro, ya que factores como la pandemia, el cambio climático, la deforestación y la pérdida de especies han generado sensibilización, y además desarrollan importantes investigaciones en biología celular y molecular.

Ávila Rojas indica que es necesario revalorar las contribuciones de las personas dedicadas a la Biología en todos los ámbitos de la vida, ya que biólogos y biólogas de todas las naciones “estamos involucrados en el estudio de la biodiversidad, pues el planeta vive una alteración climática que implica la pérdida de una parte importante de esa riqueza”.

Asimismo, añade, en colaboración con expertos de otras disciplinas, quienes desarrollan la biología están capacitados para proponer proyectos y estrategias encaminadas a la conservación de los recursos naturales, “aunque desafortunadamente en México no se nos otorga ese papel, pese a ser uno de los países más megadiversos del planeta, pero la gran diversidad de flora y fauna aún no se termina de inventariar”.

El profesor Ávila Rojas describe el panorama laboral de estos profesionistas: “Es mucho el quehacer del biólogo y la bióloga: investigamos a los seres vivos y su hábitat; nuestra función es significativa. Desafortunadamente, afirma, a los biólogos no se les concede la importancia que merecen y la oferta laboral es insuficiente. Cada año egresan decenas de distintas instituciones educativas, y no existen fuentes de trabajo para captar a todos.

Un mínimo porcentaje se autoemplea como socio de una empresa, otros son trabajadores independientes en áreas que no corresponden a su profesión, algunos más nos iniciamos en la Secretaría de Educación Pública como profesores, y ahí nos quedamos.

Un grupo reducido puede continuar con sus estudios de posgrado y participar en proyectos de investigación, y muchos egresados viajan al extranjero para continuar con su formación pero ya no regresan por la falta de oportunidades”.

A las y los jóvenes les reitera que es fundamental en papel de los profesionales de la biología en investigaciones sobre los virus, cambio climático, desertización, gestión del agua y otros recursos naturales, protección y recuperación de espacios naturales tras incendios u otras catástrofes naturales, evaluación de impacto ambiental de carreteras y otras obras civiles, control epidemiológico, gestión medioambiental en las empresas, etcétera. Los alienta a que “sigan sus sueños, aunque en muchas ocasiones la gente sólo relacione a la biología con la descripción de los seres vivos y la enseñanza en las aulas”.

Biól. Jorge Antonio Silencio Gil. Egresado de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, campus Peñuela, de la Universidad Veracruzana, se inclina hacia la micología y la botánica. Realiza proyectos de educación ambiental, compostaje de residuos vegetales, cultivo sustentable y otros más con enfoque biológico y educativo en el parque ecológico Paso Coyol, y es miembro de Proyectos Biológicos Sustentables, A.C., que efectúa videos de divulgación científica, educación ambiental y eventos para la concientización sobre algunos grupos biológicos, entre otras actividades.

Silencio Gil asevera que su profesión tiene más relevancia que nunca por todo lo que implica, pues no sólo es el saber de plantas y animales, sino también es informar a los ciudadanos acerca de todo lo que conlleva la biología, qué hacer, cómo hacerlo, qué se puede y qué no se puede ni debe hacer como humano con respecto a su actuar para con la naturaleza. “Nuestra misión es también informar a las personas sobre cómo entender la naturaleza y cómo convivir con ella, así como preservar la muy amplia diversidad de nuestro país”, agrega.

El campo de la Biología es tan amplio como la vida misma que estudiamos, dice Silencio Gil: desde los laboratorios, como son la investigación médica, la neurología y la neuroetología (estudio del comportamiento y del cerebro de los animales), hasta trabajos en campo como conservación de todo tipo (participación en programas de conservación como campos tortugueros), programas de reproducción de ejemplares para su conservación, e incluso el autoempleo como la creación de empresas asesoras en temas ambientales, empresas de producción de hongos, y un largo etcétera, según las capacidades, creatividad y oportunidades del propio profesional de biología.

Ante la situación planetaria actual, los biólogos son muy necesarios para atender los temas de reforestación, construcción de unidades habitacionales, educación ambiental, así como también asuntos que tienen que ver con la contaminación, los cuales son atendidos directamente mediante investigación científica.

Anima a las nuevas generaciones a seguir esta carrera pues considera que, aunque complicada desde varias perspectivas, se encuentra en el momento adecuado para ayudar a nuestra comunidad, nuestra región y nuestros ecosistemas.

MVZ Juan Manuel Pons Gutiérrez. Tiene la mirada en la profesión del biólogo porque estudió ciencias afines como médico veterinario zootecnista en la UNAM, y también Desarrollo Comunitario en la Universidad Abierta y a Distancia de México, la maestría en Administración, Gestión Ambiental, Medio Ambiente y Desarrollo y en Educación Ambiental, entre otras especialidades que aplicó entre 1995 y 2021 en el Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable de Semarnat.

La profesión del biólogo y la bióloga, apunta Pons Gutiérrez, significa adquirir un compromiso con la sociedad y la naturaleza a través de la investigación, la formación y la conservación. Implica una responsabilidad que trasciende al conocimiento de la vida para poner al servicio de las comunidades las prácticas y saberes construidos a lo largo de la carrera y de la experiencia profesional.

Expone que la misión de estos especialistas es proponer proyectos de investigación, capacitación y conservación de la vida compatibles con el aprovechamiento de la naturaleza en beneficio de las comunidades humanas y en el mantenimiento de la biodiversidad.          

Educador ambiental, Pons Gutiérrez observa que los biólogos tienen un campo de trabajo extenso que abarca la docencia, la realización de proyectos productivos de flora y fauna, la gestión de Áreas Naturales Protegidas y zoológicos, asesoría a productores y campesinos en el establecimiento de Unidades de Manejo Ambiental, centros de educación y cultura ambiental, jardines botánicos, educación y capacitación ambiental y en investigación en los sectores público y privado.

Augura el futuro de la profesión del biólogo y la bióloga en la medida que sus actividades sean compatibles con los intereses de la sociedad y de la naturaleza, y precisa que también depende de la preparación académica de los egresados y las egresadas, lo mismo que de su comportamiento ético.

Los profesionales de la biología tienen mucho trabajo que hacer en México, sostiene. Es importante su participación para contribuir a disminuir la pobreza, porque México es un país megadiverso y requiere de su compromiso. Agrega que existe una enorme cantidad de especies biológicas por descubrir y que es imprescindible su labor para involucrarse con las comunidades para enfrentar los efectos del cambio climático.

Biól. Gabriela Almeida Sarabia. Egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM, es integrante de CIPEA donde imparte cursos, talleres y conferencias a distintos públicos.

Describe al biólogo y a la bióloga como una persona muy curiosa cuyas investigaciones no sólo pueden ayudar a contestar preguntas de ciencia básica, sino también a resolver y a entender problemáticas que afectan a la sociedad como las pandemias. Esta profesión, como cualquier otra, expresa, significa estar comprometidos con la comunidad de práctica a la que perteneces: la académica, con tu asesor, compañeros de laboratorio, alumnos, y por supuesto, con la sociedad que confía en tu criterio como especialista para resolver problemáticas de carácter ambiental.

En su caso, ser bióloga, dice, significa estar al tanto y actualizada con respecto a las problemáticas locales, e incluso internacionales, que obstaculizan el desenvolvimiento pleno de actividades que hacen funcionar a nuestra sociedad, para proponer soluciones desde nuestra perspectiva que considera, dentro de otras cosas, la conservación o restauración de los ambientes que habitamos y de las comunidades con las que interactuamos.

Dentro de su campo, los biólogos y las biólogas se encargan de brindar y comunicar respuestas o soluciones a cualquier problemática desde su perspectiva de formación. Ésta considera, por supuesto la parte ambiental, pero también la parte social y de interacciones entre el medio y de quien lo habita. Parte de su trabajo, indica la experta, implica entender cómo los seres vivos surgieron, qué factores bióticos y abióticos los afectan a diferentes escalas y cómo conservarlos.

Almeida destaca que es importante, posterior a su trabajo de investigación, divulgar y comunicar los hallazgos que promuevan conocimiento, entendimiento, seguridad e inspiración a seguirlo practicando.

La bióloga encuentra en esta disciplina distintas especialidades, cada una con un área de oportunidad. Desde la investigación en ciencia básica y aplicada, hasta la docencia, y en la industria farmacéutica, agrícola y ganadera. Sin embargo, el hecho de especializarse en un área determinada no te exime de colaborar, al contrario, se recomienda trabajar con especialistas de otras disciplinas para dar paso a la apertura de nuevos nichos laborales, además de los ya conocidos, externa.

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