Entre el 23 y el 27 de agosto se realiza la Semana Mundial del Agua en medio de una crisis histórica por la escasez del preciado recurso en el planeta. La provisión diaria de entre 50 y 100 litros por persona no se garantiza ni tampoco que sea segura, aceptable y asequible.

Sanitation and Water for Wall (SWA) lidera esta conmemoración que busca Construir Resiliencia más Rápido, según el lema 2021, y co-organiza cinco sesiones importantes enfocadas en la acción climática y la importancia de la rendición de cuentas del sector para construir comunidades resilientes.

Acogida por la Organización de las Naciones Unidas, SWA es una alianza de gobiernos, sociedad civil, sector privado, organismos de las Naciones Unidas, instituciones de investigación y enseñanza, bancos de desarrollo y donantes. Es una organización creada para alcanzar el sexto objetivo de desarrollo sostenible: garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos.

El Consejo Mundial de Liderazgo de SWA aboga y moviliza un compromiso político más amplio con los principios rectores y los objetivos de la alianza de SWA para defender la necesidad de acceso universal al agua, el saneamiento y la higiene, además apoya el aumento de la visibilidad de SWA a nivel regional y global.

Al fenómeno de escasez de agua para los grupos humanos se le denomina estrés hídrico y se manifiesta cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante un periodo determinado, o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), citada por Laura F. Zarza en el portal https://www.iagua.es/blogs, la tendencia gradualmente creciente del estrés hídrico mundial a lo largo de los últimos veinte años refleja un estrés cada vez mayor en varias zonas del mundo, con descensos en otras zonas del planeta que no pueden compensar dichos aumentos.

Con el lema Construir Resiliencia más Rápido, durante la Semana Mundial del Agua se pretende motivar la acción climática y destacar la importancia de la rendición de cuentas del sector para construir comunidades resilientes, ya que, según la FAO, aunque se ha progresado notablemente al ampliar el acceso al agua potable y saneamiento, miles de millones de personas, sobre todo de zonas rurales, carecen de estos servicios elementales.

De acuerdo con la organización, en todo el mundo 1 de cada 3 personas no tiene acceso a agua potable salubre, 2 de cada 5 no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón; y más de 673 millones de personas aún defecan al aire libre.

La pandemia de COVID-19 exhibió la importancia vital del saneamiento, la higiene y el acceso adecuado al agua limpia para prevenir y contener las enfermedades. La propia Organización Mundial de la Salud promovió el lavado de manos como una de las acciones más efectivas para reducir la propagación de patógenos y la prevención de infecciones.

No obstante, miles de millones de personas carecen de acceso a agua potable y saneamiento, y los fondos son insuficientes para tener disponibilidad y procurar la higiene, sobre todo para las personas vulnerables, dicen expertos de la ONU.

En julio de 2010, la Asamblea General de la ONU reconoció el derecho de todas las personas al agua y al saneamiento, con un coste no superior al 3% de los ingresos del hogar, además de que la fuente no debe estar más lejos de 1 kilómetro del hogar ni su punto de acopio superar los 30 minutos.

De acuerdo con Word Resources Institute (WRI), aunque el mundo funciona con agua -y el agua limpia y abundante es vital para la salud humana, la industria-, la agricultura y la producción de energía y los sistemas hídricos del mundo enfrentan amenazas debido a la gestión insostenible y al cambio climático. Y alerta:

  • Hasta 3,500 millones de personas podrían experimentar escasez de agua para 2025
  • La demanda del líquido aumentará hasta en un 30% para 2050
  • Crecerán los conflictos relacionados con el agua y crearán inestabilidad política
  • El cambio climático agrava el problema, intensifica las inundaciones y las sequías, cambia los patrones de precipitación y aumenta el nivel del mar
  • El 90% de los desastres naturales entre 1995 y 2015 se relacionaron con el agua o el calor
  • El 25% de la población mundial vive en países que enfrentan estrés hídrico extremadamente alto.

Pero hay esperanzas. Edie Juno y John-Rob Pool, de WRI y autores del artículo Cómo los bosques cercanos o lejanos pueden proteger el agua para las ciudades, escriben: “La conexión entre ciudades, agua y bosques funciona en tres niveles: bosques interiores, bosques cercanos y bosques lejanos, cada uno de los cuales protege el agua en las ciudades sin importar qué tan lejos estén”.

​Proponen los bosques urbanos como solución basada en la naturaleza pues ayudan a la gestión de las aguas pluviales, desde árboles de la calle hasta bosques naturales y plantados, así como la vegetación y el suelo debajo de ellos, ya que pueden facilitar una mejor gestión de las aguas pluviales urbanas y reducir los riesgos de inundaciones, además de aportar servicios ambientales y culturales.

Los bosques cercanos protegen los suministros de agua de la ciudad y mejoran la resiliencia. De las 105 ciudades más grandes del mundo, 33 dependen en gran medida de las áreas forestales protegidas cercanas como factor principal en la disponibilidad y calidad del agua potable.

Los bosques lejanos, desde cientos de km de distancia influyen, en los patrones de precipitación de las ciudades y regiones agrícolas clave. Los bosques tropicales crean ríos voladores: los árboles actúan como popotes gigantes que extraen agua del suelo y la suben al aire para producir el vapor de agua necesario para la lluvia , a veces en regiones a favor del viento.

Muchas ciudades reconocen ya la conexión entre bosques y agua y actúan para apoyar y conservar los bosques. Tal es el caso de la red Cities4Forests, que planifica y desarrolla infraestructura verde urbana, busca invertir en la protección de los bosques de las cuencas hidrográficas y obtener productos básicos amigables.

Llama a los ciudadanos del mundo, como votantes, consumidores y contribuyentes, a desempeñar un papel crucial y dar un paso adelante para proteger los bosques, que son protectores del agua para las ciudades.

Estudios financiados con recursos públicos